La primera labor en el terreno tuvo lugar en El Orejón, una zona rural del departamento de Antioquia, y duró siete días. Se trata de la primera operación llevada a cabo conjuntamente por las partes beligerantes tras el recrudecimiento de las hostilidades, la semana pasada, y que provocó la suspensión de la tregua, en vigor desde diciembre, por parte de las FARC.
“Se identificaron cuatro áreas peligrosas que suman aproximadamente 12.000 metros cuadrados, donde comenzará la limpieza de las minas sembradas durante el conflicto armado, indicó el diplomático noruego Dag Nylander, cuyo país es uno de los garantes del proceso de paz.
Las minas sembradas en estos últimos 50 años de guerra en Colombia están presentes en más de la mitad de los municipios del país y han dejado desde 1990 más de 11.000 víctimas, entre muertos y heridos.
Las fuerzas armadas abandonaron el uso de las minas en 1997, cuando Colombia suscribió la Convención de Ottawa, que prohíbe su uso. Sin embargo, los diferentes grupos insurgentes colombianos las siguieron utilizando.
Colombia es el segundo país con más cantidad de víctimas por las minas, después de Afganistán.
Según informó el jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, “las FARC entregaron mapas precisos de la ubicación de las minas y contribuyeron activamente a delimitar las áreas minadas”.
“Es ina primera muestra de lo que se puede lograr mediante el trabajo coordinado. Por primera vez tras más de 50 años de conflicto, un batallón del Ejército y las FARC, en forma conjunta, llevan a cabo acciones que favorecen una población afectada en forma severa” destacó De la Calle.
De su lado, el comandante guerrillero Pastor Alape calificó esta labor conjunta como un “gesto esperanzador para la paz de Colombia” y reiteró la demanda de la guerrilla de concordar un cese el fuego bilateral”.