René Saffirio, diputado de la DC, se refirió a la segunda etapa que el gobierno de Michelle Bachelet comenzó luego del consejo de Gabinete de principios de julio, en el cual se definió que el cumplimiento del programa de reformas planteado en la campaña presidencial quedaría supeditado a la situación económica.
Frente a esto, el diputado de la Falange sostuvo que el Gobierno estaría cediendo a las presiones de los grupos económicos para no implementar las transformaciones que están estipuladas en el Programa de Gobierno, por lo que calificó que el verdadero eslogan de esta nueva etapa de la administración de la Nueva Mayoría debería ser “Renuncia sin realismo”.
En relación con la creación de una nueva Constitución, el diputado de la Falange fue enfático en señalar que no existe voluntad política para avanzar en este tema, y calificó como “un insulto a la inteligencia de los chilenos” el proceso constituyente que la Presidenta anunció que se iniciará en septiembre.
¿Cuál es su percepción sobre este nueva etapa que el Gobierno ha iniciado, en la cual se ha acuñado la expresión “Realismo sin renuncia” para definir el cumplimiento del Programa de Gobierno?
Existe un alto riesgo de pasar de esta expresión incomprensible de “Realismo sin renuncia” a “Renuncia sin realismo”. Lo digo porque las renuncias que se están produciendo al Programa de Gobierno, no sólo tienen que ver con la situación económica o las proyecciones económicas del país, sino con esta suerte de chantaje que los grupos ultraconservadores han hecho respecto de todos los proyectos del Gobierno, orientados a democratizar la sociedad chilena. Lo hicieron con la Reforma Tributaria, lo está haciendo con la Reforma Laboral, desgraciadamente, algunos senadores de mi propio partido están en una postura similar. Lo harán a través, por supuesto, de terceros que estas denominadas agrupaciones pro-vida, respecto de las tres causales del aborto terapéutico, en fin. Lo ha ocurrido es que dada la fragilidad del Gobierno en temas éticos como los casos Caval y Soquimich, y lo que ha ocurrido con el caso Penta que afecta a la UDI, ha puesto a los partidos políticos en entredicho, y le ha dado pie a los empresarios y a los grupos conservadores para que, por cualquier medio, se interrumpa el Programa de Gobierno. Yo creo que se ha cedido a las presiones y estamos siendo objetos de un chantaje, claramente, que va a concluir muy mal, porque no vamos a dar respuesta a los compromisos que la coalición contrajo con el país. Más bien, vamos a responder y ceder a las presiones que se está ejerciendo desde la derecha y desde los grupos chilenos más conservadores.
¿Es posible que en la DC se impongan las visiones de los sectores más conservadores, considerando la discusión sobre la despenalización del aborto terapéutico, o la discusión de la Reforma Laboral, en las cuales se han alzado voces desde la Falange cuestionando estas iniciativas?
Eso ya ocurrió. Eso no va a ocurrir, eso ya ocurrió. El hecho de que se haya generado en la última elección interna de la DC un pacto transversal entre los grupos conservadores representados por Ignacio Walker, y los grupos que se autodenominaban progresistas, representados por Jorge Pizarro, se hayan puesto de acuerdo para conservar el poder interno, aún y a pesar de la situación que afecta con Soquimich a los hijos del Senador Pizarro, sin que esta situación haya sido aclarada todavía, los grupos conservadores ya se impusieron en la DC. No hay al interior una fuerza de contrapeso, que permita hablar o sostener, con propiedad, que la DC es un partido que, siendo democrático y progresista, y no estamos demostrando nuestro compromiso con el Programa de Gobierno, y por otras razones, además, porque el Gobierno ha renunciado a ejecutar su propio Programa.
Pero la directiva de la DC planteó durante esta jornada que respaldarán el Programa de Gobierno y la gestión de la Presidenta Bachelet
Una cosa es lo que se dice y otra cosa es lo que se hace en el Parlamento. Las reformas se expresan en proyectos de ley que están en el Congreso, y cuando se presentan indicaciones que van en el sentido contrario, o cuando se vota en el sentido contrario de lo que se dice, obviamente, la incoherencia aflora con mucha facilidad. Nosotros hemos sostenido, la semana pasada, una reunión con los ministros de Hacienda, Trabajo y Segpres, todos los senadores y diputados de la Nueva Mayoría miembros de las comisiones de Trabajo, y desde el punto de vista de los diputados, queda claro que hay temas respecto de los cuales no estamos disponibles a ceder en el próximo trámite constitucional, y si hay diferencias en la comisión mixta, nosotros vamos a preferir que no haya Reforma Laboral si es que, por ejemplo, se permite el reemplazo en la huelga, o sea hace extensivo el beneficio de las negociaciones colectivas a trabajadores no sindicalizados. Cito estas dos cosas como ejemplo. Si eso ocurre, lo que va a pasar es que en el último trámite constitucional en la Cámara vamos a votar en contra, y no va a haber ningún tipo de reforma. Pero no vamos a ceder a las presiones del empresariado.
En materia de seguridad ciudadana, ¿cree que se están imponiendo visiones que propenden a implementar medidas punitivas por sobre las preventivas para combatir la delincuencia?
Claramente en materia de seguridad ciudadana se ha impuesto el discurso de la derecha también, haciendo creer que la percepción de seguridad de los ciudadanos es un recurso que se adquiere entregando facultades extraordinarias a la policía, para producir el efecto de mejorar la percepción de seguridad, y eso en ningún país del mundo ha dado resultados, no es la forma. Lo que pasa es que tenemos una policía en Chile que no tiene la capacidad suficiente para abordar las temáticas propias de la delincuencia. Y eso porque tenemos policías que se forman en procesos de 6 u 8 meses, y no más. Antes de un año están en la calle con un arma en la mano tratando de controlar a los delincuentes. No es verdad que el incremento o el aumento, por ejemplo, de las facultades de la policía que nos va a llevar, irremediablemente, a la detención por sospecha vaya a significar un mejoramiento en las condiciones de seguridad, al contrario, va a deteriorar las condiciones de seguridad.
Al interior de la Nueva Mayoría se han presentado distintas visiones sobre el proceso de creación de una nueva Constitución, entre ellos la del senador Alejandro Navarro que ha señalado que no existe voluntad política para hacer una nueva Carta Magna durante este Gobierno ¿comparte esta visión?
Efectivamente, no hay disposición para avanzar en un proceso constituyente serio. Lo que ha señalado la Presidenta de la República de hacer cabildos en las juntas de vecinos y en los grupos de adultos mayores, me parece que es un insulto a la inteligencia de los chilenos. Así no se logra reformar una Constitución, así no se logra disponer de una nueva Constitución. Es insólito lo sostenido por la Presidenta cuando dice que se va a hacer el proceso constituyente a través de cabildos -lo dijo expresamente- con las juntas de vecinos y con los grupos de adultos mayores. El proceso constituyente es mucho más complejo que eso. Requiere participación política, requiere participación social, pero requiere que se defina previamente un proceso en el que esté claro un contenido de una propuesta de Constitución, que al final del camino sea plebiscitado, y que todos los chilenos tengamos la opción de pronunciarnos respecto de esa propuesta. El resto es pirotecnia, simplemente.
Frente a la posibilidad de que el Gobierno no cumpla con su Programa, ¿apelará a la “cariñocracia” que existe entre la Presidenta y su electorado para recuperar sus índices de popularidad?
Yo no hablaría de “cariñocracia”, porque lo que ocurre es precisamente lo contrario. Lo que la Presidenta ha perdido ha sido la cercanía con la gente que la respaldó. Hay un distanciamiento, hay un aislamiento, y no hay intercambio, no hay consulta, no hay vínculo entre el mundo parlamentario y la Presidenta de la República. De tal manera que yo no hablaría, precisamente de “cariñocracia”. Aquí, lo que hay claramente, es el haber cedido ante las presiones tan potentes que se han ejercido siempre que el país ha querido hacer cambios institucionales.
Con respecto a la Reforma Laboral, ¿qué posición va a asumir en caso que se le introduzcan modificaciones a tono con las demandas del empresariado y la derecha, en el Senado?
Lo vamos a ver en el Senado durante el debate de la Reforma Laboral, pero nosotros, a lo menos, los diputados de la Nueva Mayoría, que formamos parte de la comisión de Trabajo, hemos señalado, claramente, cuál es nuestra posición y vamos a hacer todo cuanto sea posible para que la Reforma Laboral se apruebe en los mismos términos que se aprobó en la Cámara de Diputados. Porque creemos que allí está el centro del inicio de los cambios en la relación laboral, porque esta reforma tampoco es la reforma de toda la legislación laboral que consolida los desequilibrios entre el empleador y el trabajador, es una parte, es un fortalecimiento de la labor sindical, propiamente tal. De tal manera que no nos vamos a quedar tranquilos. Sabemos que estamos nadando contra la corriente, pero, de la misma forma, insisto a como comenzamos, este es “Realismo con renuncia”, porque el realismo no está en las cifras que entregan los empresarios. El realismo está en lo que la ciudadanía desea para el nuevo país que la Presidenta se comprometió a construir.