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“El sacrificio de muchos chilenos y chilenas tuvo absoluto sentido. Fue tremendamente importante, pues dejaron un legado de valor, coraje y dignidad que pocas veces se había visto en nuestro país”.
Las palabras del doctor en sociología Tito Tricot aluden al rol del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y su herencia en la historia reciente de Chile. Un tema que desarrolla en profundidad en su nuevo libro “Un sociólogo en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Testimonio de un militante”.
Se trata de un testimonio personal en su rol de militante y combatiente de dicha agrupación en contra de la dictadura cívico-militar, cuyas principales aristas analizó en conversación con el periodista Juan Pablo Cárdenas.
“Si no hubiera sido por la contribución de la lucha armada contra la Dictadura, creo que no hubiese sido posible lograr tantas cosas y nuestro pueblo hubiese sufrido mucho más. Por eso el derecho de la autodefensa era fundamental”, recuerda Tricot.
En esa misma línea, plantea que “evidentemente la salida negociada y pactada con los militares no era a lo que nosotros aspirábamos, en esta seudodemocracia o democradura”.
Y si bien para muchos el frustrado atentado a Augusto Pinochet podría haber acelerado la búsqueda de una salida política al proceso, considerando los acercamientos que se dieron entre sectores opositores con la Dictadura y Estados Unidos, el sociólogo se remonta incluso más atrás.
“Las negociaciones políticas habían comenzado bastante antes, con sectores de la derecha, de la Democracia Cristiana y los sectores renovados del Partido Socialista. Ya con el Acuerdo Nacional de 1985 se había comenzado a negociar y a explorar alguna posibilidad de negociación con la Dictadura. Entonces, utilizar la emboscada de aniquilamiento a Pinochet, o el atentado como se conoce, como una excusa para decir que ahí se negoció, es simplemente una excusa para culpabilizar al FPMR como el responsable de que se haya negociado o adelantado las negociaciones. Eso es una mentira. Las negociaciones ya habían comenzado. Esto es porque se le tenía temor al pueblo, que a esa altura estaba bastante más organizado”, analiza.
En cuanto a las razones de la formación del FPMR, se remonta a una de las razones de la caída del gobierno de Salvador Allende. “La masacre y las matanzas que vinieron después del Golpe fueron, de alguna manera, la incapacidad de defender al gobierno de la Unidad Popular”. Esto, a propósito de la ausencia de una política militar.
“Algunos sectores de la dirección del Partido Comunista, dentro del país, y viendo la realidad desde dentro, impusieron la idea de una política militar, con Gladys Marín a la cabeza más otras personas. También con algunos jóvenes militares, gente que estaba radicada en Cuba y el rol fundamental de Fidel Castro”, detalla Tricot.
Y si bien los sectores más conservadores del Partido Comunista nunca estuvieron de acuerdo, recuerda que finalmente se adopta la decisión de implementar una política militar, pero siempre apuntando a la rebelión de masas y nunca con el elemento militar como lo fundamental.
“Posteriormente se crea el Frente, como una organización auxiliar de la política militar de masas. Y la política de formación de cuadros militares como oficiales de las Fuerzas Armadas regulares de Cuba y de otros países socialistas, también fue importante. Pero también hubo combatientes que se prepararon en Chile, primero de manera más rudimental y después en escuelas más formales”.
El sociólogo también aclara que el FPMR contaba con varias instancias. Por una parte, un núcleo más hermético de combatientes, al mismo tiempo que personas que desarrollaban labores de apoyo, inteligencia, infraestructura, logística, que proveían de casas y barretines para esconder armas. También estaban los milicianos que realizaban labores de autodefensa en las poblaciones.
“Los primeros cuadros y militantes del Frente provenían del partido comunista y fundamentalmente de sus juventudes. Ellos ya tenían un trabajo paramilitar desde antes de la existencia del Frente”.
Y agrega: “El actual presidente del Partido Comunista era el encargado de la comisión militar del Partido, que a la vez dependía de la comisión política del Partido Comunista. El Frente no era independiente ni autónomo”.
Hasta que llegó la división dentro del FPMR. La aclaración de Tricot es inmediata. “Carrizal o la internación de armas en el norte de Chile fue una operación del Partido Comunista. No del Frente. La emboscada a Pinochet fue llevada a cabo por unidades de combate del Frente, pero también fue una orden emanada del Partido Comunista, pues esa época el Frente todavía pertenecía al Partido”.
“La división es posterior, en junio de 1987. Pero las diferencias, contradicciones, antagonismos, discusiones políticas e ideológicas, diferencias de estrategias con el Partido Comunista y parte del Frente vienen desde antes, de 1986. Los sectores conservadores, que nunca estuvieron de acuerdo con la política militar, con la rebelión popular de masas y la idea de sublevación nacional, ya venían imponiendo su opinión”
Efectivamente, de manera paralela, se instaló un Frente Autónomo, mientras el Partido Comunista comenzó a desmantelar el trabajo militar de masas. “Pensaban que la salida a la Dictadura venía por una lucha más política, aunque yo creo que lo militar también es político. Para muchos todas las formas de lucha eran válidas, donde la lucha armada, como un elemento auxiliar, era importantísimo. Por eso veíamos que la renuncia del Partido Comunista a la política de sublevación nacional era errónea y un triunfo de las posiciones más conservadoras del Partido”, explica.
A partir de eso, la mayoría permaneció en el Frente Autónomo, mientras otros lo hicieron en el denominado Frente Partido.
Una aclaración importante del sociólogo es que aquellas discusiones internas que se dieron entre los años 1986 y 1988, principalmente ocurrían a nivel cupular y de dirección, pues en la base la lucha continuaba. Diferencias que incluso se mantienen hasta el presente.
“Me cuesta mucho comprender lo que está sucediendo hoy con el Partido Comunista”. Esto, a propósito de la participación de la colectividad en la Nueva Mayoría. “Comuneros mapuche asesinados durante la Concertación. Que se repriman las marchas estudiantiles y de trabajadores. Es complicado ver eso, habiendo sido militante del Partido y de las Juventudes desde los 14 años. Me cuesta comprender esa estrategia que en los últimos 25 años se ha continuado con el mismo modelo económico y un sistema político muy similar al de la Dictadura, partiendo por la Constitución”.
En suma, apunta a “un modelo privatizado y constitucionalizado dictatorialmente que hoy es poco cuestionado por un Partido Comunista que en algún momento también tomó las armas para luchar contra la Dictadura”.
Un pragmatismo político muy cercano al clientelismo y al acomodo, al que deberían contestar, según Tito Tricot, los propios dirigentes comunistas.
“Cuando la transición es tan larga, deja de ser transición y pasa a ser un sistema. Y cuando los sistemas se comienzan a anquilosar dejan de ser procesos y se transforman en ordenamientos sociopolíticos y económicos que no solo son renuentes al cambio, sino que son imposibles de cambiar. A lo más veo algunos cambios cosméticos, que podrían ser las reformas”, lamenta.
Su reflexión final radica en la necesidad de pensar en movimientos sociales más amplios, cuyos referentes sean la territorialidad y la cotidianidad. “Sin ser vocero de nadie, mi opinión es que el Frente histórico no existe. Se acabó a comienzos de los años 90 e incluso antes. Lo que permanece son los valores de coraje, valentía, dignidad y heroísmo de muchos chilenos y chilenas que dejaron y sacrificaron todo. Eso lo podemos ver en algunos movimientos sociales, particularmente con los jóvenes”, concluye.