Luego de la lectura del fallo por parte de la Corte Internacional de Justica de La Haya, respecto de la demanda boliviana por una salida al mar, las reacciones entre los expertos y académicos son decidoras, a partir del rechazo del tribunal de la objeción preliminar presentada por Chile, por 14 votos contra 2.
Para el analista internacional Pablo Jofré, es importante que la Corte apunte a propiciar un proceso de negociación que conduzca efectivamente a una salida al Pacífico. “Esto demuestra que todo lo que hemos escuchado desde la Cancillería y de diversos expertos y analistas no es lo correcto. Pareciera que tenemos un equipo jurídico que no entiende que también se deben considerar elementos políticos”.
Asimismo, asegura que “el resultado de la Corte demuestra que la cancillería boliviana es bastante seria”, a pesar de las críticas emitidas desde las autoridades chilenas.
“Tenemos autoridades de Gobierno que insisten en mostrar a la población que nuestra vara debe ser el norte, hacia Europa y Estados Unidos. Además, hemos supeditado las relaciones multivariadas a lo económico. Esa es solo una parte de las relaciones”.
También recuerda que “en la Agenda de los trece puntos, tampoco avanzamos. Hemos tenido una serie de errores de procedimientos y conductas con nuestros vecinos. No hemos sido generosos ni solidarios, pero sí muy soberbios. Es necesario llamar también a Perú a lograr un acuerdo trilateral”.
El propio Jofré se cuestiona sobre “qué se saca con gastar una millonada jurídica si se produce una derrota de 14 a 2. Seguiremos empecinados en la misma línea argumental, estamos profundamente equivocados y seguiremos recibiendo estos palos político-jurídico internacionales. Siempre con una política exterior reactiva”.
Por ello, concluye que “no perdemos nada. Más aún, ganamos un buen vecino y su amistad. La posibilidad de establecer un desarrollo en común, así como un bienestar mutuo. Sin embargo, la sociedad chilena seguirá siendo permeada por esta visión que han impuesto las autoridades. No tengo ninguna esperanza que en Chile ocurra un cambio sobre este tema”.
Por su parte, el académico Gilberto Aranda, investigador del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, aclara que el Tribunal le ha dado la razón a la demanda de Bolivia. “La Corte no se ha pronunciado sobre el acceso al mar, pero sí sobre una responsabilidad chilena para negociar de buena fe la posibilidad de una salida”.
En ese sentido, plantea que la posición de Chile ha sido más bien derrotada. “Tendremos un proceso de algunos años para ver cómo se desarrolla este tema. La Corte podría obligar a negociar de buena fe una salida al mar, lo que se podría haber hecho sin necesidad de llegar a esta obligatoriedad”.
“Frente a una Bolivia proactiva, Chile ha desarrollado una línea reactiva. Frente a una Bolivia que ha ofrecido diversos canales, Chile ha ido cerrando las posibilidades”, explica el académico.
En suma, asegura que se abre una oportunidad. “Debemos reflexionar sobre el nacionalismo, que trasunta a la clase política. Terminar con las posiciones inflexibles. Aprender a negociar, aprender a alcanzar acuerdos. Se trata de países que nacen de procesos distintos, pero igualmente se puede llegar a puntos en común”.
Sobre las proyecciones que podrían derivarse en el futuro, Aranda se aventura a proponer algunas alternativas. “Una opción es la cesión, pero el gobierno de turno pagaría un alto costo político. También el canje territorial, donde se puede ceder y recibir. El tema de recursos hídricos es una opción. También la posibilidad de un enclave territorial. Una prospección lejana si la Corte llegara a establecer que es obligación de Chile negociar en tales términos”.
Su conclusión es categórica. “Chile no salió bien parado en esta situación. Igualmente ganó tiempo para rearticularse. Será muy importante, si en algún momento se negocia un territorio, preguntarle también a la gente del territorio en cuestión”, a propósito de las críticas sobre el centralismo con que se analizan estos temas.
“Faltó trabajo pedagógico respecto de la gente. Además, hay déficit comunicacionales. Asimismo, salir de una actitud reactiva”, plantea el académico, junto con apuntar a que “se requiere de una diplomacia transparente con la participación ciudadana”.
La académica Paz Milet, también investigadora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, advierte que “junto con reforzar los rasgos nacionalistas, existen grupos de intereses para quienes el territorio tiene una importancia estratégica, como ocurre con las Fuerzas Armadas”.
Al mismo tiempo que destaca “la labor de paradiplomacia que se ha realizado en distintas zonas, como la exploración de acuerdos entre Bolivia e Iquique, desarrollando vínculos más cercanos incluso que entre otras regiones dentro de Chile”.
Su proyección se basa en una necesidad de “considerar los intereses de ambos pueblos, pues se trata de una relación que es perpetua”.
“¿Dónde está el interés nacional, considerando que el mar es propiedad de un pequeño grupo de familias?”, se cuestiona el académico Sergio Grez, de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, junto con definir la Nación “como una comunidad imaginada, donde las fronteras territoriales aparecen como una especie de mecanismo de compensación frente a las limitaciones”.
Por ello, su planteamiento apunta a que “los países latinoamericanos debemos encausar nuestros recursos en otra dirección. Hay que superar el chovinismo, el nacionalismo extremo y la xenofobia. Pero con el camino que propone la diplomacia chilena no tenemos salida. No tiene sentido seguir desangrándonos”.