Francisco Soto: “El Gobierno debió partir por la Nueva Constitución, no por las reformas”

El académico de la Universidad de Chile afirmó que el problema no radica en la existencia de un Tribunal Constitucional, sino que en el hecho de que vela por una Carta Magna creada en dictadura.

El académico de la Universidad de Chile afirmó que el problema no radica en la existencia de un Tribunal Constitucional, sino que en el hecho de que vela por una Carta Magna creada en dictadura.

“Si estamos de acuerdo en lo que vamos a hacer en el futuro, es más fácil crear consensos en la forma de implementarlo”, esa es la conclusión del abogado constitucionalista, Francisco Soto, respecto del debate sobre el rol del Tribunal Constitucional en nuestro país”.

A juicio del académico de la Universidad de Chile, el Gobierno debió privilegiar la redacción de una Nueva Constitución si tenía pensado iniciar un proceso de reformas que se ha visto entrampado por lo que dicta la actual Carta Magna hecha en Dictadura.

El abogado agregó que el problema no es la existencia del Tribunal Constitucional, en sí, sino que el punto pasa porque “vela por una Constitución que trastoca el cómo se entienden derechos fundamentales como la Educación”.

“Recordemos que el Tribunal no actuó de oficio, este problema no es exclusivo del TC, tiene que ver también con la clase política”, agregó Soto, quien reconoció que la fórmula creada por el Ejecutivo evita que la derecha concurra nuevamente a esta instancia.

Para el abogado, el Ejecutivo cometió un error al implementar un programa de reformas, sin abordar primero el cambio constitucional, “claramente hubiera centrado el tema en los grandes acuerdos que deberían definirse previamente y así disciplinar las reformas”.

A juicio de Francisco Soto, uno de los temas que deberá abordar el proceso constitucional es la futura conformación del TC y así impedir dinámicas como las votaciones por bloque según afinidad política.

El abogado afirmó que “el Tribunal Constitucional debe defender una Constitución que sea creada en acuerdo con todos los chilenos, pero en este caso se genera una situación compleja que deslegitima la institucionalidad”.

Soto finalizó sosteniendo que “el efecto deformador de las instituciones de la Constitución del 80 es muy grave”.

 





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