Desde el primer día del 2016 entró en vigencia la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que durante los próximos quince años marcará la pauta a nivel mundial para construir un mundo más equitativo y velar por el medio ambiente.
La Agenda 2030 fue aprobada por los 193 Estados miembros de la ONU en septiembre pasado. Dicha pauta está compuesta por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que destacan la erradicación de la pobreza y el hambre, la consecución de educación y servicios médicos universales, y la protección de los ecosistemas marinos y terrestres.
Las temáticas principales abordadas son: combatir la desigualdad, la gobernabilidad democrática que tiene que ver con trasparentar las instituciones y el cambio climático con el objetivo de generar un desarrollo sostenible.
El panorama en Chile
Antonio Molpeceres, Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas en Chile y Representante Residente del PNUD, consideró que “en Chile la desigualdad es el tema más preocupante. En materia de educación y políticas fiscales hay un reconocimiento a nivel nacional que, si el país quiere progresar, debe haber un crecimiento de toda la población ya que, en definitiva, los países que más han progresado suelen tener menor desigualdad”.
La Nueva Agenda 2030 especifica que ya no se habla de reducir en cierta medida la pobreza, sino que se detalla erradicarla por completo, lo cual es un proyecto ambicioso para los países.
En este panorama, la pregunta que surge es si podrá Chile erradicar en su totalidad la pobreza para el 2030.
Para quienes han seguido el tema de cerca, resulta complicado cuando se recorren poblaciones marginales en el país y se evidencia que hasta el año 2015, según los monitores de campamentos de un Techo para Chile, aún existen 647 campamentos a lo largo del país, que se concentran en las regiones de Valparaíso y del Bío Bío, lo que correspondería a 29 mil 641 familias viviendo en situación de pobreza.
Emmanuelle Barozet, profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, se refirió a este punto como un objetivo imposible de lograr, y recalcó que “mientras no tengamos una red de protección social suficiente no podemos pensar en erradicación de pobreza, ya que incluso en países más desarrollados siempre hay gente que queda fuera”.
La académica cree que el postulado de que no exista pobreza de aquí al 2030 es una ficción, aunque sí está la posibilidad de bajar dicha tasa, que en los diez últimos años ha quedado estancada a pesar de la inversión que ha gestionado el Estado.
“Hay pobres que sí trabajan”
El tema de la desigualdad es muy relevante en América Latina, ya que es considerado como el continente más desigual del mundo, y Chile no queda fuera. Es por ello que este objetivo se vuelve el más preocupante.
En este contexto, Antonio Molpeceres mencionó que “si uno ve el trabajo del Estado en temas de educación y políticas fiscales, hay un reconocimiento a nivel nacional que son puntos pendientes, y si es que el país quiere progresar, debe haber un crecimiento de toda la población, ya que en definitiva, los países que más han progresado suelen ser los menos desiguales”.
En ese mismo plano, Emanuelle Barozet se refirió a la diferencia entre los conceptos de pobreza y desigualdad, ya que desde las políticas públicas no se enfrentan de la misma forma.
En el caso de la pobreza, las posibles soluciones pueden ser seguir generando oportunidades en el acceso a la educación, la salud, el bienestar de la infancia, de empleo, entre otras. No obstante, la académica menciona que “el problema es que en Chile tenemos pobres que están trabajando, y esto se produce porque los sueldos son tan bajos que hay una franja de la población que sigue en situación de pobreza”.
La académica explicó que la desigualdad es la distancia, en una sociedad, entre las familias más pobres y las más ricas. Entonces, pueden existir sociedades con menos pobres pero que son más desiguales, como es el caso de Chile. En este sentido, para atacar este problema propuso que “hay que desplegar estrategias que afecten al conjunto de la estructura social, particularmente un sistema de impuestos más eficiente del que rige en este momento en Chile”.
El sistema de impuestos en el país es regresivo y si bien la reforma que se ha implementado desde el Gobierno de Sebastián Piñera hasta el actual mandato de Michelle Bachelet ha mejora la situación tributaria, continúa funcionando un sistema donde los adinerados no aportan sustancialmente al bienestar de los pobres.
Pan para hoy, hambre para mañana
Durante los años noventa y dos mil, la política social en Chile se abocó a disminuir la pobreza, pero esto no significó reducir la desigualdad. Dicho fenómeno ha sido la gran lección negativa para el país, porque han invertido en superar la pobreza, sin atacar la desigualdad.
En esta misma línea, ¿de qué hablamos cuando mencionamos pobreza crítica? En términos de las Naciones Unidas, la pobreza crítica consiste en personas con un ingreso inferior a un dólar diario, el cual tiene un valor diferente en cada país dependiendo de la situación económica.
Leonardo Moreno, director ejecutivo de la Fundación para la Superación de la Pobreza, comentó que “es una meta ambiciosa que es posible de lograr, porque si hablamos de erradicación crítica de la pobreza, significa suplir las necesidades alimentarias de una persona. Y en este sentido, Chile está en una muy buena situación”. Según su interpretación, dicha meta está cumplida.
Además, agregó que “gran parte de nuestro desarrollo está relacionado a las commodities, es decir, la explotación indiscriminada de materias primas, lo que producirá que a la larga agotemos nuestros recursos si es que no existe un cambio de matriz productiva”. Para ejemplificar el escenario del sistema productivo del país, usó la expresión “pan para hoy, hambre para mañana”.
Moreno propuso que para lograr la erradicación de la pobreza el Estado debe hacerse cargo de tener políticas públicas que permitan fijar umbrales lo suficientemente adecuados para suplir cuatro ámbitos primordiales: educación, salud, vivienda y trabajo. Y aseguró que “no podemos seguir pensando en superar la pobreza sin abordar la vulnerabilidad en Chile, ya que cerca del 45 por ciento de la población se encuentra en esta situación, sin poder hacer frente a situaciones como la pérdida de empleo, enfermedad u otros problemas”.
Al parecer existe un consenso en las propuestas para abarcar los objetivos planteados por la ONU, que consiste en que el Estado genere políticas públicas más robustas para obtener un bienestar integrado en el país.
Los países, al firmar la Nueva Agenda 2030, se han comprometido a cumplir los objetivos establecidos, de tal manera de generar una obligación por parte de las autoridades de hacer un esfuerzo por solucionar dichos problemas a escala mundial. Asimismo, durante el proceso deberán presentar informes de avances en los compromisos adquiridos.