En los Estados Unidos, los resultados del Súper Martes confirmaron las proyecciones y las tendencias de las últimas semanas.
Donald Trump sigue conmocionando las fuerzas tradicionales del partido Republicano. El magnate ganó siete de los doce estados y territorios que votaron ayer. El senador Ted Cruz ganó en su propio territorio en Texas, y superó a Trump por un delegado en Alaska.
Marco Rubio tuvo su primer éxito de las primarias en Minnesota, como había sido proyectado, y eso confirma que no puede pesar verdaderamente en la continuación de la carrera electoral.
En este punto de la disputa hasta las convenciones nacionales de julio, parece muy probable que Trump mantendrá su avance. El empresario se describió ayer como un “unificador”. Nunca un candidato ha ganado estados tan diferentes como él –desde el sur del país como en los estados más desarrollados y educados como Massachusetts. Sorprendentemente, también encuentra mucho apoyo en comunidades afro-descendientes del sur, y así aseguró su victoria en esos estados. Eso, a pesar de la reciente polémica cuando Trump no rechazó el apoyo de David Duke, el ex líder del Ku Klux Klan.
Ted Cruz, el senador de Texas, también ganó en Alaska y Oklahoma. Con el derrumbe de Marco Rubio, Cruz bien podría ser la única alternativa a Trump, especialmente si el magnate no logra todos los delegados necesarios en julio. Eso es especulativo, y hoy día no representa una amenaza real para Trump: no tiene el apoyo de los evangélicos, o del sur del país, y tampoco es muy popular en el establishment de Washington. Para el Washington Post, elegir entre Trump y Cruz es la “pesadilla” del establishment republicano.
Por el lado demócrata, Hillary Clinton confirmó su ventaja sobre Bernie Sanders, como lo había predicho su victoria en Carolina del Sur este última fin de semana. Clinton pudo apoyarse sobre sus conexiones históricas con el sur del país, y sobre las comunidades afro-descendientes las que siempre han sido la debilidad de Sanders. Si el inicio de las primarias estaba lleno de dudas sobre la candidatura de Clinton, especialmente después de su fracaso en New Hampshire, ahora parece muy poco probable que no logrará la nominación.
Durante su discurso en Florida, un estado clave para las elecciones generales, Clinton no habló tanto de Sanders como de Trump. Así preparó el terreno para la segunda parte de la maratón electoral hasta noviembre.
Sanders aún así ganó cuatro estados de los cincos que había apuntado, pero no será suficiente para alcanzar la nominación. El senador tuvo resultados excepcionales en las ciudades universitarias y con la generación más joven de los votantes, pero falló en las comunidades más diversas que son claves para los demócratas. Sin embargo, tampoco se rindió. Sanders ha dicho que continuará hasta que los 50 estados voten.
La próxima etapa de las primarias, para los dos partidos, será el próximo 5 de marzo.