El 17 de marzo ingresó a Chile junto a su familia Jorge Cisterna, quien hace varias décadas reside en San Martín de los Andes, Argentina, donde se casó con una ciudadana de ese país y donde tuvo a sus tres hijos, todos también con ciudadanía argentina.
Sin embargo, el trámite migratorio, en el paso Mamuil Malal en la región de la Araucanía, se transformó en una inexplicable golpiza de parte de cuatro funcionarios de la Policía de Investigaciones quienes le pedían explicaciones sobre la nacionalidad de sus hijos y retuvieron sus documentos.
“Cada vez que alguien me llamaba por teléfono, me pegaban. Me pegaban porque tenía los ojos verdes. Me pegaban porque vino Gendarmería –argentina- a preguntar; me pegaban por todo. Me pegaban porque no hablaba, me pegaban porque hablaba, me pegaban porque me movía, por todo. Yo realmente lo único que quería era que me mataran. En un momento se los dije. Les digo ‘chicos, por qué no la terminan y me matan porque yo estoy sufriendo demasiado. No hay necesidad, qué cometí yo… Ah, sos chorito, ah, así que sabés de derecho, sabés leer…’ me pegaban por eso. Y todo por el sólo hecho de que mis hijos eran argentinos”, relata Cisterna.
El hombre comenta que todo está registrado en un video que hizo su hijo mayor al momento de ser reducido por el grupo de funcionarios al que se suma un efectivo de Carabineros que lo esposa, mientras los policías lo afirman y tapan la boca, por lo que finalmente quedó semi inconsciente cuando lo llevan a una sala donde lo mantuvieron aislado durante cinco horas.
En ese lugar fue golpeado cada diez minutos por los efectivos de la PDI, donde mientras uno lo sostenía hacia atrás tomado por el pelo, otro le daba golpes con la mano abierta en el lado izquierdo de su rostro. Por eso afirma que quedó con serios problemas de visión en el ojo izquierdo, el cual está a punto de perder la visión, según el examen de un oftalmólogo.
Además, acusa que la situación dejó con un cuadro de estrés a su familia que debió regresar a Argentina impedida de estar con su padre que está con arraigo por un proceso que se abrió en su contra por supuestamente agredir a los policías.
“La nena de seis años ha agarrado a la de 10 años y la agarró exactamente como me agarraron los funcionarios de la PDI y le pegó a su hermanita. Está muy estresada. Le pegó en los oídos porque le dijo ‘así le pegaba esta gente mala a mi papá’. Entonces, todo este tipo de secuelas que a ellos les quedaron son irreversibles. Se lo pasa llorando, quiere que yo esté. Le dije que me vengan a visitar, no quiere, no quieren pasar el paso fronterizo. Están traumados, es impresionante. Yo estoy preocupado por esta odisea que están pasando mis hijos”, precisa Cisterna.
Para el afectado, resulta increíble la acusación de agredir a los funcionarios policiales que lo tiene impedido de volver a Argentina y con un procedimiento judicial.
Para Cisterna la agresión es prácticamente imposible ya que cuenta que “a mí cuando me esposan, a mí me apretaron muy fuerte la garganta y la boca me la tapaban. Yo en esa imagen voy semi inconsciente. A mí me llevaban levantado. Entonces, cómo puede ser que yo esposado le haya pegado a cuatro funcionarios de la PDI y a un funcionario de Carabineros”.
Hasta ahora la Policía de Investigaciones no se ha referido a la acusación de Cisterna y su familia, lo que a su juicio demuestra que respaldan el actuar de sus funcionarios, a quienes sostiene va a acusar penalmente en tribunales para que la agresión de la que fue objeto no quede en la impunidad.