Es viernes por la noche en el Estadio Nacional. algunas de las 25 mil personas en las tribunas fuman un cigarrillo tras otro, o se comen las uñas que les quedan, mientras diez jugadores azules y uno de blanco resisten con todo los embates de otros diez jugadores celestes, que buscan desesperadamente el tanto del empate.
La postal que ofreció los minutos finales del partido entre Universidad de Chile y Deportes Iquique es el fiel reflejo de lo que hoy es la escuadra azul. Un equipo al cual no le sobra nada, y que sí le falta mucho para acercarse a un nivel de juego que se pueda considerar atractivo para el paladar futbolístico.
Pero cuando se carece de una idea de juego, bienvenido es el carácter y temple con el que, especialmente los uruguayos Mathías Corujo y Guzmán Pereira, se contagió el Romántico Viajero para conseguir los tres puntos,que a estas alturas son como el agua en el desierto, toda vez que el equipo se encuentra cercano a los puestos de descenso, y en medio de una crisis total al interior del camarín, luego del asado que realizaron a mitad de semana algunos integrantes del plantel para celebrar el cumpleaños de Gonzalo Espinoza, reunión que a la postre terminó con seis jugadores “cortados” del primer equipo, y un incendio al interior del Centro Deportivo Azul, atizado por la conversación de Johnny Herrera con un grupo de hinchas en la cual terminó de sepultar a los separados del plantel.
Sin embargo, y reponiéndose de todas estos vaivenes, dentro de la cancha el equipo se mostró con ganas y empuje en el primer tiempo, consiguiendo la apertura de la cuenta luego de un autogol del defensa celeste Tomás Charles, quien conectó un tiro de Sebastián Ubilla desviándolo contra su propia portería a los 17 minutos.
A los 32 minutos los azules estiraron las cifras luego que Johnny Herrera cambiara por gol un más que dudoso penal cobrado por el juez Enrique Osses, después que Guzmán Pereira cayera en el área.
La alegría era total en el recinto ñuñoíno, mientras los jugadores se iban al descanso con la sensación de empezar a espantar todos los fantasmas, incluido el del descenso, tras una semana de terror en La Cisterna.
No obstante, el segundo tiempo se encargó de instalar el terror en las huestes azules, ya que a los 54 minutos Iquique puso el descuento luego que Gonzalo Bustamante conectó a boca de jarro un centro desde la derecha. 2 a 1 y 40 minutos de juego por delante que se transformaron en un suplicio para los hinchas del Romántico Viajero, quienes veían como los Dragones Celestes se acercaban cada vez con más peligro al pórtico defendido por Johnny Herrera, siendo el tiro en el palo de Michael Ríos el momento más terrible para los laicos.
Finalmente, el árbitro Enrique Osses decretó el final del cotejo, momento en el que Sebastián Beccacece, cuestionado entrenador de los azules, soltó todo el nervio contenido y lanzando puñetazos al aire su fue a los camarines, esperando que el próximo fin de semana se confirme el repunto de la U -que trepó hasta el séptimo lugar de la tabla con 15 puntos-, esta vez ante frente a uno de sus clásicos rivales: El puntero Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo.