La misma irregularidad que ha caracterizado al campeonato chileno se hizo presente en esta última jornada. De hecho, en un momento los resultados que se estaban dando en los tres partidos que definirían al futuro campeón, marcaban una eventual final entre Colo Colo y O’Higgins.

Sin embargo, todo se definió en favor de Universidad Católica que logró dar vuelta el resultado frente a Audax Italiano, equipo que partió ganando, instalando todos los fantasmas en San Carlos de Apoquindo, pero en el segundo tiempo David Llanos y José Pedro Fuenzalida se encargaron de poner arriba a los cruzados, y a esperar lo que sucediera en Rancagua.

Justamente, a 80 kilómetros de Santiago, el equipo celeste sufría su propio infierno, ya que con tantos de Renato González y Fernando Manríquez, la Universidad de Concepción se ponía arriba en el marcador, frente a la incredulidad de 13 mil hinchas rancagüinos que habían llegado para vivir una fiesta, toda vez que tenían la primera opción de dar la vuelta olímpica, en su estadio donde llevaban 20 partidos invicto.

Pero al final, a pesar del descuento de Braulio Leal para los celestes, O’Higgins no logró el tanto que le diera los pasajes a una hipotética final contra la UC, y quedarn mordiendo el polvo de la derrota, y sus hinchas lloraban desconsolados en las tribunas.

En definitiva, la fiesta se instaló en los coontrafuertes cordilleranos después de seis años de sinsabores. Católica es el merecido campeón del fútbol chileno.