Senado brasileño aprueba juicio político contra Dilma Rousseff

Una mayoría del Senado se pronunció en la madrugada del jueves por el juicio a la mandataria, por lo que deberá dejar su cargo durante 180 días. Está acusada de maquillar el presupuesto de cara a su reelección en 2014.
  • RFI
  • 12-05-2016

Una mayoría del Senado se pronunció en la madrugada del jueves por el juicio a la mandataria, por lo que deberá dejar su cargo durante 180 días. Está acusada de maquillar el presupuesto de cara a su reelección en 2014.

La presidenta Dilma Rousseff dejará este jueves el gobierno de Brasil, luego de que el Senado se expresara a favor de iniciar un juicio político en una maratónica sesión que culminó durante esta madrugada.

El “impeachment” contra Rousseff se aprobó con 55 votos a favor y 22 en contra, de esta forma comenzará un juicio político en contra de la mandataria lo que obligará a que se aparte del poder durante 180 días, recordemos que se le acusa de maquillar el presupuesto para que el rendimiento económico pareciera mejor de lo que era, de cara a la reelección en 2014.

“Es desproporcionado, es como si quisiéramos penalizar con pena de muerte una infracción de tránsito”, dijo Gleisi Hoffmann, exjefa de gabinete de Rousseff.

El líder opositor Aécio Neves (PSDB) destacó que fue “el descontrol de la economía lo que llevó a Brasil a la mayor recesión de la historia”.

Una vez suspendida, Rousseff, la exguerrillera izquierdista de 68 años que en 2011 asumió como la primera presidenta de Brasil, será reemplazada de manera automática por su vicepresidente Michel Temer, de 75 años.

Como si de un gran partido de fútbol se tratara, los brasileños siguieron la votación desde sus hogares o en los bares, pero pocas personas salieron a las calles durante los debates en el Congreso, contrariamente a las multitudinarias protestas del último año.

“Quiero manifestar que no apoyaré al nuevo gobierno y que seguiré en la calle denunciando este golpe”, dijo a la AFP Graziano Cassanega, un vendedor de 35 años, vestido con la camiseta roja que distingue a los simpatizantes del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y Lula, en la emblemática Avenida Paulista de Sao Paulo.

Del otro lado, como reflejo de la profunda división del país, unos centenares de personas celebraban con música el fin del gobierno del PT.

“Están engañando al pueblo y una transición es necesaria”, afirmó Valdir Ferreira, de 62 años, que trabaja dando conferencias sobre motivación laboral.

Día de gloria para Temer

Así llegó el día de gloria para Temer, del partido de centroderecha PMDB, quien fue hasta hace poco el número dos y escudero de Rousseff. Durante un tiempo su aliado, y ahora uno de sus principales enemigos.

Tanto esperaba este momento que hace unos días divulgó accidentalmente un audio con el discurso que dirigiría a la nación en caso de que la mandataria fuera destituida.
Los mercados apuestan que Temer puede cambiar el rumbo de la economía del país. Pero el vicepresidente brasileño tiene una popularidad bajísima y enfrenta enormes desafíos, casi los mismos que hundieron a Rousseff y que están a punto de acabar con más de 13 años del PT.

La destitución definitiva de la presidenta requiere de dos tercios de los votos del Senado (54 de un total de 81 miembros). Si no se llegara a aprobar, Rousseff retomaría sus funciones, pero esto parece poco probable.

La mandataria dará un mensaje a la nación este jueves a las 10H00 locales (13H00 GMT), según informó su equipo a la AFP.

La suspensión de la presidenta ocurre a menos de tres meses de los Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro, y en medio de una epidemia de zika, un virus transmitido por mosquitos que provoca microcefalia en bebés.

De Planalto a la Alvorada

A partir de este jueves, Rousseff dejará el Palacio del Planalto (sede del gobierno) y se dirigirá al Palacio de Alvorada, la residencia oficial, desde donde preparará su defensa.

Un año y medio después de iniciar su segundo mandato, la presidenta se ve suspendida del cargo con un 10% de popularidad, en medio de una grave recesión económica y un gigante escándalo de corrupción que ha manchado a buena parte de la élite del poder en Brasilia.

Increíble destino para esta mujer reelegida en octubre de 2014 por cuatro años, que llegó a tener 77% de popularidad al comienzo de su primer mandato, impulsada por programas sociales que sacaron a millones de la pobreza.

Gran parte de su desgaste se debe también al megafraude descubierto hace dos años en la estatal Petrobras, que tiene en la mira a decenas de políticos de su PT y a aliados, así como a poderosos empresarios.

La mandataria no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción. Pero tanto socios como rivales, muchos de ellos legisladores en funciones que votaron su juicio, son indagados o acusados en este inmenso escándalo que robó a Petrobras más de 2.000 millones de dólares.

Rousseff, quien desde el comienzo aseguró que nunca iba a renunciar, acusa a Temer de orquestar un “golpe moderno” en su contra y aduce que gobernantes de la oposición que la precedieron practicaban las mismas maniobras fiscales de las que se le acusa.

“Voy a luchar (contra la destitución) con todas mis fuerzas”, prometió esta exguerrillera, torturada y encarcelada durante la dictadura militar (1964-1985).

Pero la presidenta está políticamente cada vez más aislada. De momento la gran pregunta es si saldrá discretamente del Planalto o si lo hará acompañada de sus seguidores, con la mirada desafiante que siempre la ha caracterizado.





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