Crónica|Ukamau: arquitectos de su futuro

En Estación Central, un grupo de pobladores organizados desde 2011 en el movimiento Ukamau, trabaja coordinadamente para conseguir su derecho a la vivienda social, en términos muy distintos a cómo lo entiende el Estado: con más metros cuadrados y con espacios pensados por quienes lo habitarán, cubriendo sus necesidades y anhelos.

En Estación Central, un grupo de pobladores organizados desde 2011 en el movimiento Ukamau, trabaja coordinadamente para conseguir su derecho a la vivienda social, en términos muy distintos a cómo lo entiende el Estado: con más metros cuadrados y con espacios pensados por quienes lo habitarán, cubriendo sus necesidades y anhelos.

Hace 50 años, el arquitecto Fernando Castillo Velasco pensó en grande. Tuvo una idea que se convirtió en hito, pues diseñó y ejecutó un proyecto habitacional que significaba la construcción de 1620 casas ubicadas en 70 hectáreas de la comuna de La Reina, al oriente de Santiago. Pero aunque el Premio Nacional de Arquitectura, ex alcalde de esa comuna y el único rector electo por la comunidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile plasmó su firma de arquitecto, lo cierto es que esas viviendas sociales fueron construidas con el esfuerzo y trabajo de sus propios pobladores.

Cinco décadas después, en Estación Central, un grupo de pobladores organizados desde 2011 en el movimiento Ukamau, trabaja coordinadamente para conseguir su derecho a la vivienda social, en términos muy distintos a cómo lo entiende el Estado: con más metros cuadrados y con espacios pensados por quienes lo habitarán, cubriendo sus necesidades y anhelos.

Ukamau se ha sentado en numerosas oportunidades a negociar con el gobierno de turno y sus representantes. Comenzaron con movilizaciones que incluían cortes de calles e intervenciones, y tras mucho insistir consiguieron que el Servicio Nacional de Vivienda y Urbanismo (Serviu) expropiara un terreno abandonado por la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE). Sin embargo, aunque hubo progresos en las negociaciones, los plazos comprometidos no se cumplieron y Ukamau ha debido recurrir nuevamente a la acción. Eso fue lo que sucedió este miércoles al alba, cuando los vecinos y vecinas cortaron el tránsito en la Alameda para llamar, una vez más, la atención de las autoridades.

“La respuesta que se ha mantenido el caso del proyecto Maestranza ha sido que si no es a punta de movilización no se mueve el proyecto en el Serviu ni el el Ministerio de Vivienda, y eso ha generado una situación de espiral de enfrentamientos que nos arrastra a la situación que pudimos vivir el otro día: que los pobladores tienen que salir a manifestarse a la Alameda”, dice Felipe Ramírez, primer secretario de Izquierda Libertaria, socio político de Ukamau.

Y no sólo eso. Además, Ramírez señala las dificultades que los pobladores deben enfrentar cada vez que se toman las calles sin autorización, pues la represión cada vez es más violenta. “Ahora tuvimos el caso de un chico, un estudiante de Izquierda Libertaria que estaba manifestándose con Ukamau y que terminó siendo detenido inconsciente por los golpes que recibió”, relata el primer secretario del movimiento libertario.

El chico a quien se refiere Ramírez es Nicolás Aguilera, un militante de Izquierda Libertaria, que pertenece al Frente Territorial y que trabaja con Ukamau. Eran alrededor de las 07.25 horas de la mañana de este miércoles cuando Fuerzas Especiales de Carabineros irrumpió en el lugar. De inmediato, comenzaron a detener a los manifestantes, a lo que Nicolás Aguilera opuso resistencia y fue golpeado en la cabeza con una luma, quedando inconsciente. Sólo despertó en el hospital, sin entender qué había ocurrido.

“Ni ellos mismos sabían a dónde íbamos. De hecho, cuando la doctora me preguntó si sabía en qué hospital estábamos le dije que en el San Borja, porque ellos me habían dicho eso y la doctora se rió y me dijo: No, estamos en el San Juan de Dios”, dice Nicolás Aguilera, recordando la triste anécdota protagonizada por Carabineros.

Una vez que terminaron su revisión médica y comprobaron que estaba en condiciones óptimas lo trasladaron hasta la 21º Comisaría de Estación Central, a dos cuadras de donde ocurrieron los hechos, donde lo dejaron junto al resto de los detenidos.

La represión es algo habitual. Los miembros de Ukamau, al igual que todos aquellos que participan en manifestaciones públicas para defender y exigir derechos sociales, han debido acostumbrarse a terminar en comisarias u hospitales. Fue imposible no recordar lo ocurrido con el estudiante Rodrigo Avilés durante la manifestación del 21 de mayo de 2015, cuando recibió el impacto de un carro lanza agua que lo dejó con riesgo vital por varios meses.

Aguilera no pudo evitar ponerse en los  zapatos de Avilés y reflexionar sobre lo ocurrido este miércoles en la Alameda. “El caso de Rodrigo Avilés lo viví de cerca ya que mi señora es amiga cercana de él. Que ahora esto me sucediera a mí para mi núcleo familiar, que es mi señora y mi hija, fue un golpe bastante fuerte, porque fue recordar lo que pasó el 21 de mayo con Rodrigo y fue un choque bastante fuerte, en especial por la manera en que le contaron que me llevaron desmayado y porque nadie sabía nada”, relata Aguilera.

La consolidación de un sueño

Pese a la represión, Ukamau no se detiene. Aunque la construcción estaba prevista para el primer semestre de este año, la obra póstuma de Fernando Castillo Velasco, quien fue asesor técnico hasta un año antes de su fallecimiento en 2013, sigue adelante.

“Nosotros poco a poco fuimos construyendo lo que es la comunidad Ukamau, que son 424 familias que van a vivir en este conjunto habitacional. Logramos sentar a la Empresa de Ferrocarriles a negociar con nosotros la expropiación del terreno. Logramos que el Serviu expropiara el terreno a través de lo que fue el antiguo decreto, el artículo 49 de vivienda, pues había un artículo que era el 68 que hablaba de la autogestión de los pobladores”, resume Doris González, vocera del movimiento de pobladores Ukamau y actual candidata a alcaldesa por la comuna de Estación Central.

Pero esa autogestión que el propio Gobierno ha promovido ha tenido varias piedras de tope. Algunos representantes de la actual administración de la Nueva Mayoría han catalogado el proyecto de un mal ejemplo, pues puede entusiasmar a otros pobladores a seguir sus pasos. Incluso con el proyecto avanzado y una propuesta sólida que ahorra tiempo y dinero para el Estado, Doris González subraya la falta de voluntad política.

“El acuerdo consistía principalmente en que sacábamos a las empresas intermediarias, en este caso a la EFE, las entidades patrocinantes, y éramos nosotros mismos quienes nos constituimos como organización de pobladores en la constitución del proyecto. Esa plata que se ahorra el Estado va a más metros cuadrados de construcción. En este caso son 7 metros cuadrados de construcción. No ha habido voluntad de avanzar a pesar de que existía este artículo en el decreto”, dice González.

Felipe Ramírez cree que el posicionamiento de Doris González como líder política responde esa constatación diaria de que las autoridades no se mueven o, simplemente, responden a otros intereses. “Los integrantes, las mismas familias, buena parte mujeres además, que conforman Ukamau, han decidido que parte de su dirigencia tiene que tomar el desafío de saltar a la institucionalidad, como un espacio donde pueden defenderse los intereses de las personas normales que están conformando la agrupación”, asegura el líder de Izquierda Libertaria.

Sin embargo, el “vamos” del gobierno aún se hace esperar. La respuesta de los vecinos de Estación Central a la candidatura de Doris González se conocerá el próximo 23 de octubre. En ambos casos, se trata de soberanía.





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