La salida de Geddel Vieira Lima se produce tras las acusaciones de tráfico de influencias realizadas por el ex ministro de Cultura, Marcelo Calero, quien presentó recientemente su dimisión al decirse presionado por Viera Lima e incluso por el Presidente Michel Temer para que levantase el embargo impuesto por el instituto del Patrimonio Artístico y Nacional sobre un emprendimiento inmobiliario en Salvador de Bahía, donde Vieira Lima tenía intereses personales.
Calero denunció ante la policía federal las presiones del ya ex ministro de la secretaría de la Presidencia para que el edificio La Vue pudiese ser finalmente construido en una de las zonas más cotizadas de Salvador. Llegó a declarar que el presidente Temer también había intervenido en las presiones, algo que ambos niegan tajantemente.
La salida de Vieira Lima representa la sexta baja en el gobierno de Temer, pero quizás ésta sea la más preocupante porque por primera vez apunta a una irregularidad que podría haber cometido el Mandatario.
La oposición anunció que estudiaba presentar un pedido de impeachment de Temer, quien asumió el poder de forma provisoria en mayo y de forma definitiva el 31 de agosto, tras la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff.
Vieira Lima era un articulador clave del gobierno que busca la aprobación por el Congreso de un paquete de duras medidas de austeridad para sanear las cuentas públicas y recuperar la confianza de los inversores, en un país que enfrenta su peor recesión en más de un siglo.
Las tensiones se ven acrecentadas por la firma inminente de un acuerdo de delación entre la justicia y miembros de la constructora Odebrecht, una de las mayores implicadas en el megaescándalo de Petrobras, que podría involucrar a dirigentes de casi todo el arco parlamentario.