Señor Director:
En las viejas casas de campo, por las noches se soltaban los perros que durante el trajín y la seguridad del día permanecían encerrados. En la Dictadura se decía, igualmente, que “soltaban los perros” cuando sacaban a las calles al aparato represivo, toda vez que temían que el pueblo protestara en medida “peligrosa”.
En política, cuando vienen tiempos electorales, los candidatos y los partidos que se sienten en peligro comienzan la cacería del candidato más popular. Lo persiguen y lo atacan como galgos.
El Mercurio, que de mentiras lo sabe todo, de engaños es un áspid y de tejer intrigas es mejor que un arácnido, lanzó la primera de las pedradas contra Guillier, acusándole de ser miembro del directorio de la Billiton, una empresa minera propietaria de La Escondida y, como todas estas mineras, gran expoliador de nuestra riqueza cuprífera, no por méritos propios sino por concesión graciosa y corrupta de nuestra dirigencia política.
Como los antecedentes de todas las mineras privadas no son muy decentes, entonces poner al candidato Guillier en el directorio de la empresa, es darle una estocada en el corazón a su postulado de prístina pureza.
Pero como los cerdos nunca se ensucian solos, sino que salpican a los del lado, El Mercurio se propuso encubrir el caso Piñera, con las inversiones en el Perú, y aprovechar de enlodar a un peligroso contendor a las aspiraciones del empresario Piñera, como en este caso viene siendo Alejandro Guillier.
Pero a poco andar se descubre que lo que ocultó El Mercurio, es que no perteneció al directorio de la Billiton minera, es decir a La Escondida, sino que perteneció al directorio de una fundación que la Billiton financia, que lo hizo sin recibir pagos y que dicha fundación se dedica a acciones benéficas y de desarrollo local.
Como se ve, el cuento es bastante diferente. Cuando se supo, además, que renunció al directorio luego de ser elegido senador, entonces sacan a relucir que no puso en su cuenta curricular este cargo, que de hecho es más honorífico que formalmente un empleo.
Pero como se les van cayendo las infamias, entonces porfían majaderamente en que se debe investigar a fondo y que el candidato debe dar explicaciones muy prolijas y completas.
Mientras Piñera se las arregla para acusar al Ministerio Público en vez de entregar las explicaciones y pruebas que se le exigen por la justicia. Y El Mercurio calla y los esbirros cacarean por la paja en el ojo ajeno, porque en verdad es pura paja lo que dicen de Guillier.
La destacada periodista Beatriz Sánchez se preguntaba en un programa de radio si nuevamente Sebastián pasaría piola, si por enésima vez sería liberado de culpas. Este Barrabás frente a Pilatos parece tener santos en todas las cortes, puesto que a pesar de no demostrar nunca inocencia siempre sale liberado de culpas. Y eso hace sospechoso a Chile, pues fíjense que un derechista profundo, como es Hermógenes Pérez de Arce, acusó a Piñera de ser indigno moralmente de ocupar la primera magistratura del país. Y eso le costó que desde El Mercurio lo dieran de baja. Usted ha de saber que entre las familias de derecha se saben muchas más cosas que lo que sabemos los que no pertenecemos a las castas doradas, que más se acercan a lo que don Arturo Alessandri llamaba una “Canalla Dorada”. Entre ellos se sabe dónde ocultan sus cadáveres, por eso cuando desean derribar a un contrincante, desde sus mismas filas, filtran un datito y listo; así Claro filtró las grabaciones de Piñera contra Matthei; también así Allamand acusó de las cuentas de Golborne en paraísos fiscales, y el candidato se fue por el desagüe; así también Mónica Madariaga reveló que Pinochet le pidió que salvara a Piñera por lo del Banco de Talca, caso en el que estaba declarado reo y el defraudador andaba oculto e inubicable.
La derecha sabe que las luchas del poder son sangrientas y no trepidan en nada, no andan con delicadezas ni guantes blancos; como hijos de hacendados echan el caballo encima a la primera de cambios y no temen al uso de la fusta, pues poseen alma de gamonales y eso no se borra del disco duro. O pregunten a los Carreras o Manuel Rodríguez, hijos de la misma casta, pero desobedientes; como sabemos, todos terminaron crucificados, cual redentor, por mandato de la misma casta oligárquica.
A O’Higgins, que lo consideraban salido de más abajo, lo ofendieron con lo de “huacho” y luego lo mandaron al exilio, así que las matanzas y dictaduras no son una rareza en nuestra historia, no podrían serlo, con el prontuario que luce nuestra oligarquía.
Pero llevan tan internalizada en su naturaleza esta falta de lealtad entre la misma clase, que pueden mandar al chucho o al despeñadero a alguno de los suyos, pero a la vuelta de un tiempo los vemos abrazados en íntima conjugación, sino vean a Matthei y a Piñera, apoyándose mutuamente y nombrándola ministra y luego apoyando su candidatura.
Eso no se ve en otras clases sociales, sólo en la derecha. Por tanto las manipulaciones, los caballazos, las estocadas de El Mercurio, La Tercera, la UDI o cualquiera de sus acólitos, debe ser entendida como su naturaleza, como lo enseña la fábula del sapo y el alacrán.
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