Rusia e Israel: ¿La guerra que se avecina?

Se ha dado a conocer que el lobby sionista presente en Rusia presiona al gobierno de Putin para aumentar los lazos, en los más diversos ámbitos, tal vez ello limite la injerencia directa de Israel en actividades bélicas en territorio sirio, libanés e iraquí , pero tal conducta no descarta, que de acuerdo al devenir de los acontecimientos, el sionismo decida participar e involucrase directamente en las batallas lo que traerá como consecuencia la inevitable colisión con el Eje de la Resistencia y por extensión con las fuerzas Rusas.

Se ha dado a conocer que el lobby sionista presente en Rusia presiona al gobierno de Putin para aumentar los lazos, en los más diversos ámbitos, tal vez ello limite la injerencia directa de Israel en actividades bélicas en territorio sirio, libanés e iraquí , pero tal conducta no descarta, que de acuerdo al devenir de los acontecimientos, el sionismo decida participar e involucrase directamente en las batallas lo que traerá como consecuencia la inevitable colisión con el Eje de la Resistencia y por extensión con las fuerzas Rusas.

¿Es verídica la posibilidad, que en el contexto del conflicto en Siria, se desencadene una guerra, que enfrente al régimen israelí con la participación de Rusia?

En la parte I de este trabajo me interrogaba sobre la posibilidad, que en el actual escenario bélico que vive Oriente Medio: con guerras de agresión contra Siria, Irak, Yemen y la ocupación de Palestina, se desencadenara una guerra, que enfrente al régimen israelí con actores regionales que operan en favor de sus rivales como es el caso de las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa.

Sostengo que sí, que dicha posibilidad no es una quimera. Enfrentamiento ruso-israelí, que podría darse a pesar que cerca del 15% de la población Israelí es de origen ruso y que representan la avanzada del sionismo más radical, racista, ultraderechista y xenófobo “la gran mayoría de ellos odia a los árabes, rechaza la paz, apoyan a los colonos y votan gobiernos ultranacionalistas” según señala el periodista y ex parlamentario israelí Uri Avnery, quien nos consigna en su artículo “llegaron los rusos” que “corren varias teorías sobre este carácter racista y belicoso de estos rusos en Israel y una de ellas sostiene que durante la era soviética, los judíos eran sólo ciudadanos soviéticos al mismo nivel que el resto. Cuando la URSSS se disolvió todo el mundo se refugió en su propia nación. Los judíos quedaron en el vacío. Así que se fueron a Israel y se hicieron más israelíes que todos los otros israelíes. Incluso lo No-judíos de entre ellos se convirtieron en súper patriotas israelíes. No existe partido político en Israel, ni menos alguno con aspiraciones de poder, que no cuente en sus listas de lucha política con un “ruso” en sus filas”

Se ha dado a conocer que el lobby sionista presente en Rusia presiona al gobierno de Putin para aumentar los lazos, en los más diversos ámbitos, de tal manera que aprovechando el significativo porcentaje de rusos viviendo en Israel se utilice la influencia regional e internacional de la Federación Rusa para influir positivamente en los intereses sionistas. Hispantv señalaba en marzo de 2016 que según reportes de medios israelíes y palestinos, la comunidad judía en Rusia ha desempeñado un papel significativo en el acercamiento entre ambos gobiernos. Tal vez ello limite la injerencia directa del sionismo en actividades bélicas en territorio sirio, libanés e iraquí y utilizando como peones a las fuerzas takfirí, que han recibido entrenamiento militar, apoyo logístico, asistencia sanitaria y seguridad por parte de sus organismos de inteligencia y de su Ejército. Tal conducta no descarta, que de acuerdo al devenir de los acontecimientos, el sionismo decida participar e involucrase directamente en las batallas lo que traerá como consecuencia la inevitable colisión con el Eje de la Resistencia y por extensión con las fuerzas Rusas.

Lo ataco o no lo ataco “That is the question”

Parafraseando al Hamlet de Shakespeare, Rusia y su mirada, como potencia regional y mundial debe sopesar si es más fuerte e importante la presencia de 1,25 millones de rusos en Israel, la influencia de la comunidad sionista en su país o los objetivos geoestratégicos que se juegan en Oriente Medio: la mirada global con respecto a la política de alianzas con el Eje de la Resistencia; Proyectos de combate a la hegemonía de Washington y la OTAN, que lo afectan directamente en su frontera occidental; y finalmente su deseo de avanzar hacia el occidente en diversas materias. Primero, las económicas relacionadas con los hidrocarburos – con los proyectos de gasoductos y oleoductos que se trabajan con Irán, Irak y Siria – Las militares – con la consolidación de su presencia en el puerto sirio de Tartus y las Bases Aéreas de Jmeimim en las cercanías de Latakia, más el uso de la base área de Hamadan en la República islámica de Irán- y políticas – vinculadas al prestigio ganado en la sociedad árabe al apoyar, junto al Eje de la resistencia la lucha de defensa de su soberanía de los pueblos sirio e iraquí. Llegado el momento ¿Atacar o no atacar a Israel? Será la interrogante que deberá resolver la Rusia de Putin.

Rusia, indudablemente, tiene su propio mapa de relaciones que es respetado por sus socios en la alianza de lucha contra el terrorismo takfirí. Prueba de ello son las negociaciones que el gobierno ruso ha establecido con la entidad sionista para avanzar en materias económicas que establezca una zona de libre comercio entre la Unión Económica Euroasiática e Israel. Negociaciones consideradas vitales por Tel Aviv, en el marco de la preocupación que ha despertado la campaña del BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) por sus política colonialistas y racistas en Palestina que obligó al lobby israelí en Rusia a presionar a Putin. Acción presidida por Michael Lobovikov, presidente del Likud Rusia y ex activista en el movimiento de la aliá de los judíos soviéticos al constatar las enormes pérdidas sufridas por este programa de resistencia civil: “Israel sufre grandes pérdidas debido a las actividades del BDS y ello nos obliga a mantener relaciones con una potencia mundial que goza de mucha influencia en el mundo entero como es Rusia” concluyó Lobovikov

A pesar de los intentos de presionar a Putin por parte de la comunidad sionista en Rusia y los acuerdos comerciales gasíferos y petroleros que se están tratando entre Moscú y Tel Aviv, más temprano que tarde, el pensamiento y la conducta belicista que impregna el ADN de Isarel va a generar una situación de confrontación ineludible entre las fuerzas del Eje de la Resistencia, Rusia e Israel. Los Misiles antiaéreos S-300 y S-400 que Rusia tiene instalados en Siria encontrarán destino en las naves agresoras sionistas. Los aviones SU 24, SU 25, 30 SM, SU 34 Fullback, los SU 35 S, encontrarán blanco en los F 16 israelíes, que hasta ahora ha debido mantener alejado del territorio sirio e iraquí, aunque deseos de bombardear no le ha faltado al mando castrense sionista.

Rusia advirtió que derribará cualquier avión que amenace sus fuerzas en Siria y eso incluye a Israel, por más acuerdos que se hayan logrado. Está en juego la imagen que ha proyectado Rusia en la zona. Ya en Septiembre de 2016 un avión y un dron israelí fueron derribados por la defensa antiaérea siria a través del uso del sistema S-200. A lo que hay que unir la muerte de una quincena de agentes sionistas en una zona cercana a Alepo, tras el ataque de misiles crucero del tipo Kaliber, lanzados por la flota rusa desde el mediterráneo. Agentes, que junto a otros militares occidentales coordinaban los ataques de las bandas takfirí contra el Ejército árabe Sirio, en Alepo e Idlib.

Hasta ahora Moscú ha logrado contener los ataques limitados de la entidad sionista contra posiciones de Hezbolá y del Ejército Sirio ¿Podrá ello mantenerse en el tiempo? Rusia está empeñado en que así sea, pues permitir un ataque de envergadura de las fuerzas sionistas contra sus aliados o en las bases donde operan sus fuerzas implicará el desencadenar una guerra regional, que en la situación geopolítica que vive el mundo puede, perfectamente, precipitar una conflagración mayor, ampliable a Europa del Este, el Magreb, Ucrania y el Cáucaso e incluso el Mar meridional de la China.

Para la inteligencia israelí y agencias de análisis como el Portal MAKO israelí, la guerra entre Rusia e Israel “es sólo cuestión de tiempo”. Así lo consignó un artículo publicado por una agencia de noticias rusa a inicios de este mes. Asumiendo que Israel y sus mandos políticos y militares se encuentran extremadamente preocupados por el aumento de la presencia rusa en Oriente Medio en materia militar, naval y aérea, lo que implica el despliegue del avanzado sistema de misiles S-300 y S-400 y la labor de inteligencia que se lleva a cabo contra el régimen sionistas. Hoy, el ejército israelí, su Fuerza Aérea y su Fuerza Naval ya no tienen manos libres para actuar como quieran, quedándoles sólo el detener a flotillas de barcos indefensos con ayuda a Gaza o seguir bloqueando al territorio palestino frente al Mediterráneo pero, en materias de enfrentar cara a cara a fuerzas equiparables, Israel se ha debido conformar con rechinar sus dientes y constatar que el mundo se ha dado cuenta que su poderío es sólo posible de usar sobre poblaciones indefensas.

El articulo al que hago referencia señala que “por primera vez en los últimos 40 años las Fuerzas Armadas israelís no están solas en la región y además ya no controlan su territorio. Por lo visto, el enfrentamiento con Rusia es solo cuestión de tiempo” Tal vez es un hecho que debería concretare de una vez para sopesar el verdadero calibre de un régimen que ha dedicado los últimos 58 años (desde el año 1948 a la fecha) a usurpar territorios, asesinar y transformarse en el gendarme de poderes occidentales en Oriente Medio.

Después de décadas de dominar el Levante Mediterráneo, sobre todo, gracias al apoyo de sus aliados occidentales y la complicidad de regímenes corruptos, a los israelíes se les ha dicho que es hora de permanecer en el sitio que hoy ocupan, sabiendo que ese territorio pertenece a otro pueblo y deberá ser restituido sí o sí. El mundo está siendo testigo de la humillación israelí, a sabiendas que una confrontación directa con Rusia es el paso para intensificar un conflicto regional donde tienen asegurada su destrucción. Netanyahu tiene límites en sus amenazas y bien sabe que uno de eso límites implica no presionar demasiado a Moscú, so pena de atizar el fuego de la destrucción contra un régimen que se sustenta en el apoyo de Washington y las influencias de los lobbies judíos en Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Poderosos Sr. Es Don Dinero, pero incluso esta herramienta de dominio tiene límites.

Hoy el Eje de la Resistencia y Rusia han generado en Israel “una pesadilla geopolítica y existencial” que se acrecienta con la Resolución N° 2334 del pasado 23 de diciembre de 2016 y los efectos esperados de una Conferencia de París del próximo 15 de enero, donde lo más probable es que se vote para presionar a Israel a cumplir las exigencias emanadas de la Resolución mencionada, so pena de avanzar en otra que apele al capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. Mientras se exige a Israel el respeto a las leyes internacionales, la entidad sionista sólo aspira a que su salvación provenga de las decisiones del multimillonario devenido mandatario estadounidense Donald Trump que asumirá cinco días después de la conferencia de Paris, con declaraciones altisonantes de apoyo irrestricto a Tel Aviv pero…otra cosa es lo que se vocifera en campaña y otra muy distinta, cuando se debe negociar con potencias como China, Rusia, Irán y otros actores regionales en Oriente Medio, que poseen su propia agenda política internacional y una soberanía imposible de aplastar.





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