En la que se interpreta – apelando a la imaginación de los lectores- Por la legendaria orquesta Aragón, matizada con el Cristalino Tres y una buena sección rítmica afrocubana, un sentido y sabrosón son para Mariana.
Escribe Jorge Lillo
Son para Mariana
I
Me parece inconcebible
Que le impidan a Mariana
Ir a agitar en La Habana
Las olas de lo indecible.
¿Cómo será posible?
Que en ese país fatal
No se pueda conspirar
Con el asunto Payá.
Diciendo: “sale pa’llá”
No la dejaron entrar.
II
¡Ay, Mariana, ¿de dónde saca
–Tan demócrata y cristiana–
esas cruzadas, hermana?
Ni en La Habana ni en Caracas
La esperarán con hamacas
Pa’ meterte en sus asuntos.
¿Porqué no le grita al mundo
Lo que pasa en su país;
La injusticia que hay aquí
Sin omitir ningún punto?
III
En USA, a los mexicanos
Los expulsan a raudales
Y no sé de congresales
Que aquí, en Chile, alcen la mano.
Y eso que son hermanos
–Lo vimos en el exilio–
Que fueron en nuestro auxilio
Cuando fue el Golpe de acá
–el que apoyó su papá–…
¡De tal pater es tal filio!
IV
Pero le entiendo, Mariana,
Lo que quiere hacer usted:
Liberarse del Pecé
Son sus más profundas ganas.
Quizás entienda mañana
Que el partido comunista
Es paquete de cabritas
En el peso de su endecha.
Si lo saca de la brecha
Notará que cambia nada.
Lo que la tiene enojada
Es no estar en la derecha.