Durante estos días se está desarrollando la Semana Mundial del Parto Respetado, bajo el lema “¿40 semanas? Respetemos los tiempos del nacimiento”. La iniciativa tuvo lugar entre el 15 y el 21 de mayo, sin embargo, en Chile las actividades se extenderán hasta el 27 de este mes.
Dicha Semana fue creada el 2004 por la Asociación Francesa por el Parto Respetado y busca promover una manera más digna de nacimiento, que se caracterice por el respeto a los derechos de las madres, los padres y sus hijos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado tanto violencia física como psicológica en el momento del embarazo, el parto y el puerperio. La violencia física se configura cuando se realizan prácticas invasivas, uso de medicamentos sin justificación y cuando no se respeta el tiempo necesario para que el parto sea biológico. Algunos ejemplos de esto son: ejecutar una cesárea sin criterios estrictamente médicos y la episiotomía de rutina, que consiste en una incisión que se realiza en el periné de la mujer.
Natasha Toledo, directora de la agrupación ParirNos, explicó que existe una tendencia internacional de intervenir exageradamente los partos, partiendo por un exceso en el uso de medicamentos.
“Generalmente la mujer que va a parir es considerada una mujer enferma que necesita una gran cantidad de tecnología, que no se condice con las recomendaciones internacionales. Por un lado están las de la Organización Mundial de la Salud que existen desde 1985 cuando hubo una alerta respecto a esto, pero la verdad es que muy pocos países están bajando la medicación, en la mayoría ocurre absolutamente lo contrario”, señaló.
La directora de ParirNos, advirtió que esto trae consecuencias psicológicas importantes que se visualizan en una depresión post parto y estrés post traumático, además de secuelas físicas como daño perineal, cicatrices y dolor, que en algunos casos puede extenderse por meses e incluso años.
“El Colegio Médico y de Matronas dice que gracias a las intervenciones se han reducido los índice de mortalidad en el parto, pero esto no es tan así. Además de la profesionalización del parto, ha aumentado el control del embarazo, mejorado la calidad de vida y disminuido la cantidad de hijos, lo cual ha contribuido a disminuir dicha mortalidad”, manifestó Toledo, poniendo como ejemplo a Holanda.
De acuerdo a sus palabras, en dicho país existe una tasa de cesárea de alrededor del 20 por ciento y las mujeres pueden moverse e ingerir alimentos según estimen antes del parto, lo cual no suele ocurrir en Chile.
Según un estudio de Escuela de Obstetricia de la Universidad de Chile publicado el 2016, el 81, 5 por ciento de las mujeres no recibió alimentación oral (líquidos o régimen liviano), el 80,8 por ciento fue medicada con oxitocina y al 59,1 por ciento le rompieron artificialmente sus membranas.
Aumento de Cesáreas
Según el informe anual 2016 sobre la situación de los Derechos Humanos en Chile, desarrollado por el INDH, nuestro país tiene una de las tasas más altas de cesáreas del continente, alcanzó el 44,7 por ciento de los partos durante el 2015.
Dicha cifra se encuentra muy por encima de lo estipulado por la OMS, la cual enfatiza en favorecer partos normales, recomendando que los países mantengan tasas de cesáreas que no superen el 15 por ciento de los nacimientos.
Anita Román, presidenta del Colegio de Matronas y Matrones de Chile, indicó que la tasa actual de cesáreas en el país alcanza un 50 por ciento. De acuerdo a sus palabras, esta cifra de disparó en el año 2004, cuando cambió el modelo de salud con la reforma sanitaria. “La salud pasó a ser un medio mercantil. Hay que mencionar que del 50 por ciento de cesáreas, el 70 por ciento corresponde a intervenciones en el sistema privado, a pesar de que ellos cuentan con los recursos y el personal necesario para respetar los derechos reproductivos”.
Sobre la cifra recomendada por la OMS, la representante del gremio advierte que debe ser revisada, ya que a nivel mundial entre un 60 y 70 por ciento de las gestantes están presentando patologías concomitantes con el embarazo, lo que significa que hay mujeres que tienen una enfermedad que pone en riesgo su embarazo.
“En Chile el 60 por ciento de las gestantes tiene obesidad, lo cual ya implica un riesgo. Ahí el profesional debe evaluar cómo será el trabajo de parto, para lo cual tendrá que ofrecer una atención integral que considere la voluntad de quien va a parir, pero de manera totalmente informada”, comentó
Además, agregó que las cesáreas están justificadas, pero el problema es que debe haber mayor regulación en dicha justificación. “La gestante muchas veces está muy vulnerable al momento del parto y si no tiene pleno conocimiento de lo que está pasando en su cuerpo creerá cualquier cosa que diga la matrona, por eso tenemos que ser muy respetuosos sobre lo que hacemos”.
Por su parte, Natasha Toledo aseguró que las cifras presentadas por la OMS representan un índice en los que la madre realmente tiene dificultades, por lo que esta medida implicaría menos riesgos para su salud. “Indagando no hemos dado cuenta una tasa mayor al 20 por ciento de cesáreas puede responder a otros incentivos, que tienen que ver con algo económico o de tiempo. El parto en el sistema privado funciona igual que un negocio”.
Falta de legislación
Actualmente el término violencia obstétrica no está tipificado ni reconocido legalmente. Sobre este aspecto, existe un proyecto de ley que considera este tipo de violencia y los derechos de la mujer embarazada. La propuesta de las diputadas Loreto Carvajal (PPD) y Marcela Hernando (PRSD) se encuentra en primer trámite constitucional en la Cámara de Diputados desde marzo de 2015.
Respecto a ello, Natasha Toledo manifiestó la necesidad de contar con una ley que proteja a las mujeres y sus hijos durante la gestación, el parto y la recuperación. Sin embargo, advierte que el proyecto presentado es insuficiente, por lo que desde la sociedad civil se ha trabajado en otra propuesta, la cual todavía no ha ingresado al Congreso.
La directora de ParirNos comentó que la idea inicial era presentar este proyecto el 8 de marzo mediante los senadores Ricardo Lagos Weber y Carolina Goic (DC), pero su tramitación fue postergada indefinidamente sin previa justificación.
En tanto, Anita Román sostuvo que Chile no necesita una legislación sobre este tema, ya que existen derechos sobre una atención digna en salud. Según la matrona, lo que se necesita es volver a humanizar el parto. “Creemos que no hace falta un cambio de paradigma. Los seres humanos tienen un proceso reproductivo que se debe respetar, es parte de su esencia, y yo creo que eso ocurre, pero de todas formas tenemos que abordar cambios para que las mujeres estén más empoderadas”.
De este modo, agregó que ya están tipificadas las malas prácticas en salud, por lo que todo el personal debe responder ante ello. “Hay más de cinco cuerpos legales que sancionan el maltrato en los pacientes”.
Para Natasha Toledo, la violencia obstétrica es un problema multifactorial que debe ser atacado por muchos lados. “Tiene que haber educación para que las mujeres conozcan y confíen en su cuerpo, que evite que sea considerado como una máquina defectuosa que se debe intervenir. Del mismo modo, se tienen que incluir temas de género en la formación de los profesionales, que den cuenta sobre los derechos de la mujer, y se tiene que mejorar la infraestructura de las maternidades”.
En ese sentido, la directora de ParirNos explicó que las propuestas del movimiento no se enmarcan en hacer que todas las gestantes tengan un parto biológico, sino más bien que cada mujer pueda tomar sus propias decisiones sobre cómo vivir el proceso. “Hablamos de un parto personalizado, en el cual se debe respetar la autonomía. El delantal blanco pesa mucho y, si no hay información adecuada, completa y actualizada, eso es grave”.