Exilio, resistencia y democracia: 45 años del Museo de la Solidaridad

Una obra donada por Joan Miró, un tablero de ajedrez ideado por Yoko Ono. Una historia cruzada por los conflictos del país y la Guerra Fría. Este mes el Museo de la Solidaridad conmemoró sus 45 años. Por ello, el espacio que desde 2006 se encuentra en una antigua casona de calle República, recibió una concesión de 600 obras del Ministerio de Bienes Nacionales.

Una obra donada por Joan Miró, un tablero de ajedrez ideado por Yoko Ono. Una historia cruzada por los conflictos del país y la Guerra Fría. Este mes el Museo de la Solidaridad conmemoró sus 45 años. Por ello, el espacio que desde 2006 se encuentra en una antigua casona de calle República, recibió una concesión de 600 obras del Ministerio de Bienes Nacionales.

“Este no será un Museo más. Este debe ser el Museo de los Trabajadores, porque para ellos fue donado”. Con estas palabras el 17 de mayo de 1972 el Presidente Salvador Allende inauguró el Museo de la Solidaridad, instancia que fue creada con el apoyo de un sinnúmero de artistas nacionales y extranjeros que decidieron donar sus obras para respaldar la vía chilena al socialismo.

El proyecto surgió a principios de los años 70 cuando un grupo de intelectuales propuso crear una entidad artística para amparar el gobierno de la Unidad Popular. Entonces, la idea fue encabezada por el  Comité Internacional de Solidaridad Artística con Chile (CISAC), organización integrada por artistas europeos y latinoamericanos, y liderada por crítico de arte brasileño exiliado en Chile, Mario Pedrosa.

Fotografía de Allende en el discurso inaugural del Museo de la Solidaridad den el MAC de Quinta Normal. Fuente: El Siglo.

Fotografía de Allende en el discurso inaugural del Museo de la Solidaridad en el MAC de Quinta Normal. Fuente: El Siglo.

La convocatoria del proyecto de inmediato despertó el interés de creadores de uno y otro lado del mundo que no dudaron en enviar sus trabajos a Chile. La nómina es larga, en ella destacan más de 600 piezas y nombres como Joan Miró, Frank Stella, Alexander Calder, Lygia Clark, Roberto Matta y Joaquín Torres-García, entre otros.

Pero la época de esplendor del Museo no duró mucho. Con el Golpe de Estado su historia, al igual que la del país, fue truncada, y el proyecto (como tantos otros) debió articularse desde el extranjero adoptando del nombre de Museo Internacional de la Resistencia Salvador Allende (MIRSA).

En este segundo periodo Mario Pedrosa decidió darle continuidad. Así la solidaridad no solo se convirtió en el nombre del espacio, sino también en el valor que movió a artistas como Joan Miró, Carlos Cruz-Diez y Víctor Vasarely, quienes nuevamente donaron obras, mientras que otros, entre los que destacan Julio Le Parc, Pierre Soulages, Wilfredo Lam y Kjartan Slettemark, decidieron sumarse al proyecto.

La cruzada no solo se construyó con artistas internacionales: fueron muchos los artistas chilenos exiliados los que encontraron en el MIRSA parte de su historia. La lista es larga, pero entre ellos destacan Guillermo Núñez, Eugenio Tellez y Gracia Barrios. De esta manera, el Museo que no estaba emplazado en un lugar específico, sumó a su acervo otras mil creaciones.

Entre historias de exilio, dolor y esperanza se tejía un nuevo capítulo de la obra de Allende, capítulo que nuevamente se vio intervenido por los militares, esta vez la consecuencia fue el extravío de obras.

Mirando al pasado, la actual directora del espacio, Claudia Zaldivar, reconoce que la pérdida fue mínima y que afectó, principalmente, a obras que estaban en proceso de envío.  “Hay unas piezas japonesas que venían en un barco y que no sabemos lo que pasó con ellas. Está un envío suizo y tres colecciones que quedaron en la aduana del aeropuerto de Pudahuel de un chileno que vivió toda su vida en Estados Unidos”.

“Luego, hay obras como la de Carl André que es una escultura que se perdió en Valparaíso. Hace dos años tomamos contacto con él para que la rehiciera. También está el caso de la obra de una artista española que se encuentra en otro museo.Revisamos documentación y ahora estamos en ese proceso de trasladar esta pieza a Chile”, comenta la gestora.

Obra recuperada de Carl Andre, que se expuso el año pasado en el Museo.

Obra recuperada de Carl Andre, que se expuso el año pasado en el Museo.

La llegada de la democracia también implicó un vuelco en la historia del espacio que a partir de 1990 adoptó el nombre de Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA).  En esta tercera etapa, junto con reunir las colecciones de sus dos periodos anteriores, renació el concepto físico de museo, nuevamente había un hogar: una antigua casona ubicada en calle República que durante dictadura fue una de las oficinas más importantes de la CNI.

Al llegar, se sumaron nuevos testimonios políticos a la colección artística, obras entre las que destacan Juan Downey, Valentina Cruz, Alfredo Jaar, Luz Donoso, Gustavo Poblete, Félix Maruenda y Mónica Bengoa.

“Ahí se reúnen las obras que estaban en el país y que habían quedado como propiedad de la Universidad de Chile, que más tarde dona esto al Estado y ahí queda en Bienes Nacionales. En el año 2006 la Fundación Allende, que se había traído las obras a Chile, también entrega la colección de los Museos de la resistencia al Gobierno. Ahí se reúnen ambas colecciones y se crea la figura de la Fundación Arte y Solidaridad”, comenta sobre la historia del espacio Claudia Zaldivar.

El viaje de la colección no fue fácil, por eso, es imposible eludir del relato el tiempo destinado a conseguir los recursos para su movilización.

600 obras por 50 años

Durante los últimos años el Museo ha incorporado 900 obras. En ellas figuran piezas pertenecientes a artistas que van desde Juan Downey, Alfredo Jaar a Yoko Ono y Liliana Porter. El pasado domingo y en el marco de la conmemoración de los 45 años del Museo, el Ministerio de Bienes Nacionales decidió entregar a la Fundación Arte y Solidaridad, entidad que dirige el espacio, la concesión por 50 años de 600 piezas más pertenecientes al primer periodo del Museo.

Nueva colección que habla de lo vivo que está un museo que, como la historia, sigue en construcción:  “Se trata de obras donadas hasta previo el Golpe de Estado de autores europeos y latinoamericanos muy importantes. Algunas eran bastante desconocidas por parte del propio Museo, pero ¿cuál es el objetivo final de esto? Es que, independiente del gobierno de turno, no se tenga la posibilidad de sacar estas obras del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, porque los propios creadores, cuando donaron estas obras al Presidente Allende y al pueblo de Chile, plantearon la modalidad de que fuera una colección completa. Por tanto, estas piezas serán conservadas por el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, investigadas y difundidas con absoluta tranquilidad. Ahora estamos trabajando para la segunda etapa de la colección, que corresponden a aquellas obras que básicamente fueron entregadas en la época de la dictadura y que de alguna manera conforman la colección de la resistencia”, cuenta sobre la concesión la Ministra de Bienes Nacionales, Nivia Palma.

Y es que la historia del Museo de la Solidaridad Salvador Allende es un puzzle que lentamente se ha ido conformando. Aún queda investigación pendiente, datos que con el tiempo desaparecieron y obras cuyo destino es un completo misterio.





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