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La ironía del uso del celular


Miércoles 7 de junio 2017 7:36 hrs.


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Señor Director:

La facilidad de aislarnos en un lugar público es sorprendente: tomamos el aparato infaltable, el habitante eterno de nuestro bolsillo o bolso, el fiel celular y listo, podemos desconectarnos de nuestro alrededor y a pesar de esto, mantenemos una unión social, ¡clara ironía! (se afirma constantemente una desconexión social cuando, de forma circunstancial, puede ser el inicio de una conexión social).

Antes que todo, mencionar que pocos reflexionan sobre la increíble capacidad del celular: nos permite una comunicación inmediata (casi ficticia hace unos años atrás), podemos adquirir conocimientos o aclarar dudas en unos movimientos de dedos, y aún más. Tenemos un aparato con mil actividades, una pequeña computadora que ha influenciado nuestro comportamiento, generando una visible transformación en el humano actual. Un claro ejemplo es el reciente término “nomofobia”, que vendría siendo el miedo a estar sin el celular. A partir de los estudios del 2016 de GfK Adimark con Entel sobre qué tan presente está esta fobia en chilenos, los resultados nos indican su sólida existencia en Chile: más del 60% afirmó que el celular era el aparato tecnológico más importante en su día a día, donde se puede inferir una clara dependencia de este.

Un estudio que aporta a la idea de la masificación del uso del celular, es el presentado por Cisco (empresa dedicada a las tecnologías de la información y comunicación), que indica que en el año 2020 un aproximado de 70% de la población mundial tendrá un dispositivo móvil (refiriéndose a tecnologías como los celulares inteligentes, tabletas, relojes inteligentes, etc).

A partir de estos datos, afirmo que el celular es un factor infaltable para el humano actual, que obviamente afecta a nuestro comportamiento y con esto a nuestro lenguaje y comunicación. Me lleva a pensar que el celular al generarnos esta dependencia, desencadena un entorpecimiento en nuestro actuar diario, una distracción constante (en situaciones comunes, ya sea manejar o concentrarse en cierto momento) y también, mejora y facilita nuestro estilo de vida (la inmediatez). Afirmación que enmarca lo circunstancial de sus características. Al parecer las personas buscan un polo donde apoyarse, cosa que en mi opinión, me niego a hacer.

Primero que todo, ¿por qué nos comunicamos? la respuesta sería por necesidad. Usted lector, intente plantearse cualquier situación que requiera interacción humana y pregúntese el por qué: notará que todo “porque” se relaciona con lo que usted cree y necesita para sentirse un humano más completo y feliz, necesita ser escuchado y necesita cierta información porque cree que la necesita, valga la redundancia. Y actualmente, tenemos ante nosotros un aparato que permite aislarnos por unos momentos, entretenernos, infórmanos y distraernos por cuenta propia y también comunicarnos con otras personas de forma directa (hablar con alguien en específico, ya sea por llamada o mensajes) o indirecta (el simple hecho de que alguien lea algún “post” o comentario de usted), así que, ya con el hecho de que somos seres bastantes individualistas en nuestro actuar, afirmo que el celular fomentaría este comportamiento. Ampliando más el tema y acercándonos a lo concreto en un ejemplo, podemos tocar la comunicación que existe en un barrio o pasaje, antes todos se conocían, o eso afirman las generaciones antiguas…y ahora, ¿sabe usted el nombre de al menos cuatro vecinos? Antes se necesitaba esta comunicación para un favor, para pasar una tarde conversando (una entretención), entre otras razones. Y ahora, tenemos la entretención en nuestras manos, no necesitamos entablar una conversación “física”.

Este aparato nos distancia, nos quita la necesidad de conversar para evitar silencios incómodos o aburrimientos, se vuelve nuestro mejor amigo. Pero a pesar de esto, creo que aporta a nuestra comunicación y ya al formar parte de nuestras vidas, no queda más que adaptarse como humanos. Recordar que la comunicación aún continúa, el término viral camina a nuestro lado día a día, tenemos en nuestras manos la capacidad de informar e informarnos, de ser alertados y alertar, de presenciar la masificación y masificar. Y recuerde, la gente aún levanta la cabeza para saludar y compartir con la “realidad” o para ver cómo se ve el cielo.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Envíanos tu carta al director a: radio@uchile.cl