Eloy: La obra de Carlos Droguett regresa como una ópera de cámara en Alemania

En la ciudad de Colonia se estrenó Eloy: Música con imágenes de desolación, del compositor chileno Francisco Concha Goldschmidt, quien trabajó durante más de cinco años en este ciclo de piezas junto a la agrupación Kommas Ensemble.

En la ciudad de Colonia se estrenó Eloy: Música con imágenes de desolación, del compositor chileno Francisco Concha Goldschmidt, quien trabajó durante más de cinco años en este ciclo de piezas junto a la agrupación Kommas Ensemble.

Son solo cinco minutos de música. Un monólogo para violín compuesto en 2013 que funciona a modo de mapa de toda la obra. En esa última pieza, el primer violín (Johannes Haase) irá “atacando”, uno a uno, a los demás instrumentos del ensamble. “Cuando compuse esa pieza terminé de entender a Carlos Droguett, quien escribe en un constante estado de sueño, o más bien de pesadilla”. Lo que viene a continuación destila toda la furia de la escritura droguettiana: “En vez de hacerle contrapeso con otro instrumento, de empañarlo, opté por mantener ese estado, confrontándolo con los demás. Por ejemplo, el segundo violín (interpretado por Gustavo Vergara), una especie de gemelo extraño que hasta entonces no había jugado un rol tan teatral, se revela en el clímax como el verdadero protagonista, o contraprotagonista”.

Este fue uno de los aspectos más complejos del entrenamiento musical que requería el montaje diseñado por Francisco Concha Goldschmidt: “Tú normalmente tocas con los demás músicos, esa es siempre la indicación. Es muy extraño pedirle a un músico clásico que toque en contra de los demás. Acá hay muy poca música de cámara en donde el acento esté puesto en la coordinación, sino lo que hay más bien son monólogos contra monólogos”. Luego vino el segundo desafío: “Una vez que ya trabajamos mucho las piezas y los músicos se las sabían casi de memoria, no hubo problema en pedirles que se desplazaran por el escenario”.

Francisco Concha Goldschmidt (1981) estudió composición en la Universidad de Chile y reside desde 2011 en la ciudad de Colonia, donde además aprobó un máster y un Konzertexamen en composición instrumental. Desde 2015 es el director artístico de Kommas Ensemble.

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Definida por su compositor como “ópera de cámara”, Eloy: Musik mit Bildern der Isolation (Eloy: Música con imágenes de desolación) se estrenó el pasado 10 de noviembre en Colonia con la formación compuesta por los músicos Christian Vásquez Miranda (flauta), Hugo Queirós (clarinete bajo), Gustavo Vergara (violín), Johannes Haase (violín), Alba González i Becerra (viola), Bernhardt Rath (cello), Ramón Gardella (percusiones) y Claudia Chan (piano). El proyecto fue financiado por el Departamento de Cultura de la ciudad de Colonia.

En este caso, si bien no hay voces cantantes, la singularidad reside en que los músicos tienen también “un plano visual, de movimiento, que no es normal; y en que cada instrumento tiene un determinado carácter”. Esta diversidad de planos –reforzada por el video del artista Nicolás Rupcich que acompaña el montaje– funciona como el equivalente musical de la “colisión de imágenes que es también la esencia del libro; esta corriente de conciencia que no para”, apunta Concha Goldschmidt.

La voz del Eloy

La idea de trabajar con Eloy (1960)  surgió en 2007. Francisco Concha se encontraba con el poeta porteño Guillermo Rivera, quien leía en voz alta pasajes de la novela, considerada en forma unánime la obra más importante de Carlos Droguett (1912-1996). En ella se narran, en primera persona, las horas finales del criminal chileno Eliodoro Hernández Astudillo, el “Ñato Eloy”. Gracias al uso de técnicas narrativas consideradas pioneras para la época, la obra sacudió la escena local, y fue traducida a varios idiomas. “Al otro día fui a comprar el libro. Lo busqué por todos lados, hasta que encontré en una librería una edición del ‘71. Y me costó muchísimo leerlo, me demoré un año entero. Lo tomé como poesía: leía una página y la volvía a leer muchas veces”.

La dificultad para dar con ediciones de las obras de Carlos Droguett ha sido una constante, que se explica en parte por la tensa relación que el escritor mantuvo durante décadas con el medio literario chileno. En 1975, partió al exilio a Suiza, sin abandonar su postura crítica ante la tradición narrativa local. En 1989, Droguett finalizó una nueva edición de su primer libro, Los asesinados del Seguro Obrero (Ercilla, 1940), pero esta se dio a conocer en el país recién en 2011, bajo el sello Ediciones Tajamar. La misma casa editorial reeditó Eloy en 2008, año en que también se publicó la colección de ensayos Materiales de construcción (Ediciones UDP), finalizando una década de “redescubrimiento” de la obra del Premio Nacional de Literatura (1970). En 2001, LOM lanzó otros dos trabajos inéditos: La señorita Lara y Matar a los viejos. En la misma época, la Biblioteca Nacional digitalizó Los asesinados del Seguro Obrero (edición original), 60 muertos en la escalera (Nascimento, 1953), el primer registro del estilo indirecto libre en la literatura chilena; y la célebre Eloy (1967, Editorial Universitaria). Todas ellas pueden descargarse en forma gratuita en el portal Memoria Chilena.

En este contexto, Concha Goldschmidt se siente parte de los recientes esfuerzos por dar reconocimiento a la obra de Droguett. Finalizado ese año de lectura de Eloy, el compositor llegó a una conclusión. “No me interesaba hacer una ópera narrativa tradicional, y me di cuenta de que más que en Eloy, la figura estaba en la escritura de Carlos Droguett y en sus estructuras (o la falta de ellas), que yo encontré desde siempre muy musicales”.

“Eso que se incrusta en mi cerebro es el estallido, que si vienen para matarme, pelearé con ellos y les arrebataré mi muerte, porque mientras desee estar vivo no puedo morir” se escucha al final de Eloy: Música con imágenes de desolación, en la voz de Christian Wischnjewsky. Es uno de los 16 versos que compuso Guillermo Rivera a modo “reducción libre” de la novela, que a su vez se titula La voz del Eloy. “La novela es tan potente que, si la citamos en forma literal, no funciona”, precisa el compositor sobre su propio trabajo y el de Rivera, los que concibe a modo de “una obra dentro de otra obra, que nacen de este monstruo que es el Eloy”. En este sentido, es difícil establecer dónde termina la pieza literaria original y dónde empieza la música.

Más de cinco años fueron necesarios para dar forma a Eloy: Música con imágenes de desolación. Por eso, de acuerdo a su creador, la intención es continuar el trabajo con la misma formación y hacerlo itinerar por distintas ciudades alemanas y europeas. La estación final, a fines de 2018, debiera ser Chile, país al que Droguett jamás regresó.

Fotos: Estreno de Eloy en la Kunst-Station Sank Peter, Colonia.





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