Los fallecidos son el oficial Jilton Manzanares, de 33 años, quien “fue asesinado con una escopeta” durante los disturbios ocurridos en el sector de la Universidad Politécnica (Upoli), en la capital, informó la policía al portal oficial de noticias. La segunda víctima es Richard Pavón, de 17 años, quien pereció “a consecuencia de impactos de bala por grupos” que pretendían atacar la alcaldía de la ciudad de Tipitapa, aledaña a la capital, indica el parte.
La policía confirmó además dos civiles heridos de bala, mientras que la oposición informó también de un universitario muerto y varios lesionados, pero esta versión no ha sido confirmada oficialmente. Las autoridades dieron un primer reporte con tres fallecidos y luego un segundo con dos.
Cientos de manifestantes, entre universitarios, jubilados y vecinos se enfrentaron el jueves a fuerzas antimotines en las calles de la capital y otras ciudades en repudio a una reforma al sistema de pensiones. Los manifestantes rechazan aumentos en las contribuciones al sistema de pensiones decretados por el gobierno del presidente Daniel Ortega.
Cientos de antimotines con escudos, escopetas y gases lacrimógenos repelieron a los manifestantes que respondían con piedras, mientras numerosos transeúntes quedaron atrapados en los enfrentamientos.
La capital vivió un ambiente tenso, en medio del ulular de sirenas de cuerpos de socorro y la policía, detonaciones y humo en el lugar de las refriegas. Las universidades suspendieron las clases y algunos comercios cerraron sus puertas.
En la noche, vecinos de colonias de clase media salieron de forma espontánea a las calles a sonar cacerolas, al grito de “no tenemos miedo” para apoyar a jóvenes que aún se encontraban manifestando.
La Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AmCham) pidió que los medios “suspendidos puedan reiniciar sus labores de forma inmediata”. La organización de escritores y periodistas afiliados a PEN Nicaragua denunció que al menos 11 periodistas fueron agredidos y algunos despojados de sus medios de trabajo por la policía y grupos oficialistas cuando cubrían las manifestaciones.
Mientras, la vicepresidenta Rosario Murillo dijo que las protestas son dirigidas por grupos “minúsculos”, a los que tildó de “almas pequeñas, tóxicas, llenas de odio”.