Una invitación personal recibió el senador Manuel José Ossandón para sumarse a la gira que llevó a Sebastián Piñera por Argentina y Brasil la semana que recién terminó. Las actividades lo llevaron a presenciar la firma de acuerdos de cooperación económica en ambos destinos.
En el avión, al igual que otras veces, se lo vio ameno con la prensa. Dispuesto a conversar, recibió a Radio y Diario Universidad de Chile en la ruta Brasilia-Santiago, momento en el que declaró su opinión sobre el presente del gobierno; también tuvo tiempo para comentar los próximos pasos de la “derecha social”, nombre con el que él mismo ha denominado al sector político que representa.
Feliz por cómo el presidente ha recibido sus propuestas de gratuidad y cambios en la Ley de Pesca, el ex precandidato presidencial asegura que es un momento propicio para que Chile Vamos pueda permanecer en la presidencia “durante veinte años”.
¿Cómo se ha sentido tratado por el gobierno de Sebastián Piñera?
Cuando acordamos, entre primera y segunda vuelta, tomar algunos temas que él escuchó como la gratuidad, que llegó para quedarse, y las modificaciones a la Ley de Pesca… si bien yo siento que el Gobierno lleva muy poco tiempo, ha tomado esas propuestas y ha partido dando señales muy potentes, además.
Estás señales, como la de Carabineros, que es un tema que a todo Chile preocupa; también la regulación a los migrantes, el decir ´mira, el que llega a Chile como turista es turista y el que va a trabajar, va a trabajar´ son señales positivas que me alegran. No lo hago por mí, lo hago por convicción.
Yo sé que en Chile tenemos que avanzar con la gratuidad, en la mesa de la mayoría de los chilenos se conversa sobre cómo pagar la educación superior a nuestros hijos.
Pese a ello, se han escuchado voces internas que hablan de lo difícil que va a ser aumentar la cobertura del beneficio
Esto es como un equipo de fútbol. A mi lo que me importa es lo que dice el entrenador. Aquí el entrenador es Sebastián Piñera y él fue clarísimo: va a entregar el 90 por ciento de gratuidad a los estudiantes más vulnerables de los estamentos técnicos. Con eso me quedo.
Los cambios de la Ley de Pesca apuntan a quitar beneficios al propio sector de los votantes de Piñera, ¿cómo lee el respaldo del Gobierno en este tema?
Hay que tener convicciones. Cuando existen leyes que son corruptas, que se comprueba que han sido manoseadas y manipuladas, tienen que ser cambiadas. De lo contrario, terminamos mal como país. Hay que defender la institucionalidad, lo público.
Cuando hay un grupo de empresas que se quedan con una parte importante de la pesca y con un sistema que es de por vida y sin restricciones, es injusto. Por eso presenté un proyecto que modifica los artículos 26 y 27 de esa ley, que reconoce el derecho que hoy tienen, que permite que las empresas sigan trabajando todos los años que les quedan para cumplir sus veinte años, pero cuando ese tiempo termine ¡toda la pesca se licita públicamente!, esa es la ley corta.
La ley larga es la que tiene que pensar el Presidente para ver y modificar los diferentes artículos que puedan mejorar para que exista competencia y protección para los peces y fauna marina.
Entonces se ha sentido bien tratado por el presidente…
Sí. Yo estoy contento cuando veo que las señales públicas son de cumplir el compromiso. Cuando uno ve que llevamos menos de dos meses y se han presentado proyectos que van en la línea de lo que el presidente comprometió conmigo y con Chile, me siento feliz.
Yo siento que (el compromiso de Sebastián Piñera) fue lo que determinó la elección. No es que yo le haya aportado los votos al presidente, ¡no! Él los ganó escuchando a la gente en temas como la gratuidad. Eso me parece muy correcto. Por otro lado, el reconocer que cuando él mandó el proyecto de pesca, durante el primer gobierno, no tiene nada que ver con lo que salió, me parece una actitud valiente.
¿Sería una especie de contrato entre usted y Sebastián Piñera o, con lo visto hasta hoy, se declara piñerista?
Yo no soy piñerista, nunca lo he sido. Él es el presidente de la República. Yo respeto la institucionalidad y a él como persona, y si él tiene un compromiso conmigo y lo está cumpliendo, yo solo tengo que estar agradecido.
Acá no se trata de ser piñerista o no. Se trata de que el gobierno que esté le vaya bien. Yo lo he hecho en todos los gobiernos, con todos los colores políticos, lo creo profundamente: tenemos que tener un espíritu republicano. Cuando fui oposición, quería ser una constructiva. Hoy, que me siento parte de este gobierno, tengo que empujar el carro para que le vaya bien. ¡Si al presidente Piñera le va bien, vamos a gobernar veinte años!, pero si le va mal, la cosa se nos complica.
Si somos capaces, como derecha y derecha social, de que los beneficios de este sistema económico lleguen a los más vulnerables y la clase media, con beneficios potentes como la educación, lo logramos. Para mí es una mentira decir que vamos a ser un país desarrollado si no somos capaces de educar a nuestros jóvenes.
La derecha social
Si la derecha social tomó banderas como la Ley de Pesca o la gratuidad, ¿podría tomar los desafíos que Chile tiene en materia del agua? Hay muchas zonas de Chile sin agua y no por culpa del Cambio Climático sino del modelo de derechos que rige su distribución.
Vamos a tomar todas las causas justas. En el caso de la ley de agua hay también mucho slogan. En Chile hay mucha agua, lo que pasa es que se va al mar. No se han hecho las obras necesarias. Entonces, como no hay obra, hay escasez y todos comienzan a reclamar.
Cuando fui precandidato vimos a una fundación, la de Juan Sutil, que ha hecho estudios profundos de la carretera del agua. Eso es factible, los números dan y se podría regar en algunos años un millón de hectáreas.
Más que pelar por el agua en lo legal, tenemos que hacer inversiones para que nuestra agua no se vaya al mar. La ley actual es muy estricta y a quienes no usan el agua se les quita. Entonces, no es cómo algunos dicen, es bastante estricta.
Sin embargo, el gobierno ha decidido paralizar las modificaciones a la norma argumentando sus dudas sobre los derechos de agua a perpetuidad, algo que ha sido muy mal evaluado por las comunidades afectadas.
Creo que un velo nos está tapando los ojos. El problema es cómo hacemos obras y tecnificamos para tener más agua y usarla mejor.
Y ese salto técnico del que usted habla, ¿es posible durante este gobierno?
Es un proceso a veinte años, pero hay que iniciarlo. Yo soy agricultor, es cosa de ver que con muy poca agua, se riega mucho cuando se hace bien. Por otro lado, como cualquier ciudadano de la Región Metropolitana, uno ve cómo en invierno el agua se pierde y pierde y se va al mar, agua que podría usarse en el verano.
¿Qué opinión tiene de lo que ocurrió con Dominga?, ¿puede el presunto vínculo que el Presidente tiene con el proyecto impactar/perjudicar en la percepción ciudadana de este gobierno?
Es una tremenda oportunidad. Primero porque hay que calificar si el proyecto es bueno o no para la zona y para Chile.
Yo vi y escuché cuando todas los organismos y direcciones públicas que habían rechazado el proyecto, lo rechazaron por una instrucción política. Ojalá hoy el gobierno haga un trabajo serio, respetando a la institucionalidad. Si corresponde que al proyecto le den el permiso, que se lo den; si corresponde que se lo nieguen, que lo hagan. No por una orden superior, sino porque si cumple o no cumple con la legislación nacional.
Es evidente que aquí hubo manipulación política en la situación de Dominga.