Luis Orlandini, nuevo decano de Artes: "Se debe generar un clima de respeto en nuestra facultad"

El destacado músico acaba de asumir el cargo y habló con el programa Semáforo sobre los principales énfasis que tendrá su gestión. Además, dijo que espera compatibilizar esa labor con su carrera como guitarrista: "Es cosa de organizarse", aseguró.

El destacado músico acaba de asumir el cargo y habló con el programa Semáforo sobre los principales énfasis que tendrá su gestión. Además, dijo que espera compatibilizar esa labor con su carrera como guitarrista: "Es cosa de organizarse", aseguró.

El guitarrista Luis Orlandini ha tocado en innumerables conciertos en Latinoamérica y Europa y ha grabado con diferentes orquestas, pero al mismo tiempo ha desarrollado una carrera académica que ahora ha entrado en una nueva etapa: desde la semana pasada, es el nuevo decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

El solista, quien hasta ahora era director de Extensión y Comunicaciones de la facultad, conversó con el programa Semáforo de Radio Universidad de Chile sobre los principales lineamientos que tendrá su periodo, que se extenderá por los próximos cuatro años.

“Vengo de trabajar en diferentes cargos de administración en la facultad hace ya 20 años, entonces no es una novedad absoluta, pero mirar a la facultad completa, con todas sus complejidades, tiene su asunto… es como zambullirse en una piscina, intensa”, dijo.

¿Cuáles eran sus principales intereses al postular al decanato?

Ha sido una cuestión bastante natural. Uno va conociendo la facultad en todas sus complejidades y disciplinas. En el último tiempo me tocó ser director de Extensión y Comunicaciones y conocí muchas más facetas de las que conocía hasta ese momento. He conocido los tres decanatos anteriores, de Luis Merino, Pablo Oyarzún y Clara Luz Cárdenas, que fueron de dos periodos cada uno, entonces tenía una imagen de lo que estaba ocurriendo, de nuestra historia reciente, y la convicción de que con todo esto podía ayudar a que la facultad tuviera no sé si un nuevo rumbo, porque es demasiado ambicioso decir algo así, pero que las cosas mejoren y tengan un fuerte acento académico, respecto de lo que somos y queremos hacer para la universidad y la ciudadanía. Tenemos un rol súper importante. Por una parte, la Facultad de Artes es heredera de toda la tradición republicana, desde el siglo XIX hasta ahora, y por otro lado es un punto de vanguardia que es importante potenciar al máximo.

Además de lo anterior, ¿cuáles serán los principales énfasis de su gestión?

Menciono lo primero porque uno tiene que tener un acento fundamental, pero sin duda, nuestra facultad -junto con otras- tiene ciertas fragilidades que hay que abordar en el aspecto financiero. Nuestra facultad tiene ciertos problemas de déficit que no son menores e implican ordenar; esa es la palabra, porque no necesariamente son cambios de estructura tan profundos, pero sí buscar la manera de que las cosas se optimicen. Nosotros tenemos un capital humano y artístico maravilloso y como que se está notando poco, entonces tenemos que potenciarnos mucho, ordenar la casa y dar los énfasis que tenemos que dar para que la cosa siga bien.

¿Eso es una situación transversal a las distintas áreas de la facultad?

Yo diría que es transversal. Siempre en una institución donde hay diferentes unidades, con diferentes historias, hay diferentes realidades. Danza, por ejemplo, es un departamento que sufrió una reestructuración hace un tiempo atrás, entonces tiene toda una historia nueva, distinta. Teatro ha sufrido ciertos embates que hay que abordar, porque ha sufrido una merma importante de su masa crítica. Lo mismo pasa con el campus Las Encinas, donde están los departamentos de Artes Visuales y Teoría de las Artes.

La Universidad de Chile, como otras, ha vivido distintas manifestaciones feministas. ¿Cuáles son sus estrategias en ese sentido?

Nuestra toma y el prolongado paro tienen un efecto muy fundamental. Algo que se recalcó mucho en la campaña es que tenemos que ser capaces, por una parte, de asumir los compromisos, porque yo asumo los compromisos que contrajo la decana Clara Luz Cárdenas. Por otra parte, se debe generar un clima de respeto y buen trato en nuestra facultad, entre los tres estamentos e incorporando también un cuarto que son los egresados, que son súper importantes. O sea, aprender a querernos internamente, para que el trabajo que hagamos tenga un efecto real y positivo para todos.

Los énfasis que quiero poner son esos tres: lo académico, que más que la extensión queremos centrarlo en la creación del conocimiento de las artes, que es la creación artística y la investigación; lo segundo es esta dimensión financiera, que tenemos que abordar; y el tercero es este componente ético, valórico, que tiene que ver con la igualdad de género, el trato, la dimensión profundamente humana.

Ha habido prácticas que han sido parte de la enseñanza de disciplinas artísticas y que hoy están en cuestión, ¿es necesario un replanteamiento en ese sentido?

Todos nos hemos sentido tensionados e interpelados con esta nueva situación, porque son tradiciones centenarias de la danza, la música, el teatro. O sea, tenemos que preguntarnos cómo lo hacemos y, si estamos haciendo algo mal, tenemos que ver cómo hacerlo bien. Los protocolos son importantes, pero más allá de los protocolos tenemos que ir generando una cultura un poquito nueva. Yo insisto, la palabra que engloba todo, que tiene que ver con la igualdad de género, con las prácticas docentes, es el respeto. Eso es intransable y siempre lo he puesto como lo central. Sin eso, estamos mal. Es el punto de partida.

La extensión es un tema particularmente importante para una facultad de la que dependen instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y el Teatro Nacional Chileno. ¿Cómo abordará ese asunto?

Tenemos un MAC que tiene dos edificios, tenemos el Museo de Arte Popular Americano (MAPA) y el Teatro Nacional, que está viviendo una nueva etapa con don Ramón Griffero. Para nosotros es muy importante esto y creo que para la universidad también. Quizás lo que no se ha entendido todavía lo suficiente es que estos organismos requieren de un apoyo mucho más sustancioso no para que sobrevivan, sino para que realmente existan bien y se desarrollen. Esa es una discusión que se ha tenido, pero no se ha resuelto con la universidad y yo diría con el Estado, que le brinda ciertos apoyos financieros a la universidad para actividades de interés nacional. Yo estoy convencido de que estos tres organismos tienen esa cualidad, tal como lo tienen la Orquesta Sinfónica y el Ballet Nacional, que están en el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) pero fueron de la facultad.

Ahí tenemos una labor importantísima. La extensión es como inherente a nuestras disciplinas, se puede abordar de muchas maneras, por eso yo enfaticé lo de la creación artística y la investigación, porque si una facultad no desarrolla eso, malamente pueda generar una extensión coherente con su quehacer investigativo y creativo.

La entrevista completa a Luis Orlandini en el programa Semáforo puede escucharse a continuación.

Foto: Paulina Ortega / Facultad de Artes U. de Chile.




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