2018 fue un año de éxitos para el Teatro Nacional Chileno (TNCH). Bajo la dirección del dramaturgo Ramón Griffero, el espacio logró triplicar su asistencia respecto de 2017. Al mismo tiempo, inauguró una línea de trabajo vinculada a la historia local y de las artes escénicas.
Para este 2019, en tanto, la apuesta será similar, es decir, un teatro alejado de los parámetros comerciales. “Este programa es para que la gente empiece a admirar y a querer el teatro, conociéndolo. Es una propuesta contemporánea que abarca una transversalidad de edades”, sostuvo Ramón Griffero.
De esta forma, el programa considera obras que ya han marcado un precedente como La iguana de Alessandra. Este montaje, escrito por el mismo Ramón Griffero y protagonizado por Paulina Urrutia y Pablo Schwarz, fue señalado por la crítica como parte de una trilogía donde también destaca La pérgola de las flores y La Negra Ester. Esta pieza, que abrió la temporada 2019 del lugar, estará en cartelera hasta el 11 de mayo.
Posteriormente, la programación continuará con Chaika, obra de marionetas creada y dirigida por Tita Iacobelli y Natacha Belova que aborda el drama de la vejez y la incertidumbre sobre el oficio teatral. Así, en mayo será el turno de la obra Plan vivienda 2015-2045 del dramaturgo Bosco Cayo. En esta apuesta, la Compañía Limitada revive la lucha de un grupo de pobladores de Chañaral que fue afectado producto del aluvión de 2015.
A esta programación se suma El desmontaje de los Pereira, Prefiero que me coman los perros y Oleanna, obra original del dramaturgo norteamericano David Mamet. Del mismo modo, destaca Animales invisibles de la compañía Laura Palmer. Esta obra será protagonizada por los mismos trabajadores del teatro, quienes transmitirán al público la historia de este espacio cultural.
“Presentaremos un gran abanico de obras. Cada dos semanas va a haber una función diferente. El Teatro Nacional Chileno apoya a la creación escénica y la mantiene viva para que el público pueda disfrutar del arte que nace realmente del alma y no del lucro”, indicó el director teatral.
Asimismo, añadió: “Uno de los principios del Teatro de la Universidad de Chile es darle espacio al arte frente a la cultura de mercado que se ha tomado todos los medios de comunicación y los espacios. Hoy quedan muy pocos lugares donde el arte en realidad puede existir y uno de esos lugares es el Teatro Nacional Chileno”.
“Con los brazos abiertos”
Durante este año, el espacio teatral continuará con un programa dedicado a la creación de audiencias. Esto, ya que el TNCH obsequiará entre 90 y 100 entradas por cada función. Organizaciones sociales, juntas de vecinos, centros de alumnos y sindicatos son el público objetivo de esta línea de trabajo.
“Este es un programa de acercamiento a la cultura para que nuestros ciudadanos vengan a apreciar el teatro, porque claramente no podemos enorgullecernos de lo que desconocemos. Es decir, no podemos ser fanáticos de una obra si no sabemos que esa obra existe”, explicó Griffero.
A ello se suman los jueves populares, donde la entrada tiene un valor general de $3.500. “Aquí recibimos a todos con los brazos abiertos”, indicó el director.
Actualmente, el Teatro Nacional Chileno es uno de los pocos espacios teatrales que aún mantiene un rol público. Al respecto, Griffero lamentó que en el país no existieran espacios culturales coordinados entre sí: “Hoy las políticas culturales van más en la línea de privatizar, pero este concepto de privatización no es acorde con el arte”.
“Siempre se dice que, así como el Estado defiende la soberanía territorial gastando millones en ejércitos y Fuerzas Armadas, también debería defender la soberanía cultural del país. Hacerse cargo de nuestra identidad. El Estado representa la defensa de la identidad, pero pareciera que los políticos no tienen muy claro eso”, recalcó el dramaturgo.
En esta línea, concluyó: “Los medios de comunicación han eliminado de su cartelera el teatro, lo que es lamentable porque la difusión es la que hace venir al público, entonces, como una obra de teatro no puede pagar esa difusión, es el Estado el que debe hacerse cargo de la promoción”.