Luego que este lunes el presidente de Perú, Martín Vizcarra, tomara la decisión constitucional de disolver el Congreso, llamara a nuevas elecciones, y a su vez el Parlamento suspendiera al mandatario y nombrara a Mercedes Aráoz como gobernante interina, distintos flacos se abren en la nación vecina.
Para la analista política Lucía Dammert, tal crisis de representatividad se da como consecuencia de años de corrupción, donde los privados fueron vinculando a los poderes fácticos y a muchos parlamentarios, quienes se enriquecieron plácidamente por esta vía.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la especialista de nacionalidad peruana indicó que el país hoy se divide en dos: quienes buscan mecanismos para asegurar la impunidad frente a hechos de corrupción, representados principalmente por el fujimorismo; y los que han tratado de abrir espacios para la justicia y la lucha contra este flagelo, entre los que se encuentra el presidente Vizcarra, la sociedad civil, y los propios congresistas de centro izquierda y de la derecha liberal.
“Lo que tenemos hoy es un congreso sin apoyo ciudadano, disuelto, que se irá desgranando con el paso de las horas. El fujimorismo ha tenido una crisis notable, muchos de sus líderes están siendo procesados e investigados por hechos de corrupción que van desde los sobornos de Odebrecht hasta financiamiento ilegal de organizaciones criminales. Porque si el Parlamento terminaba por nombrar a todos los integrantes del Tribunal Constitucional, lo que íbamos a tener es una estrategia de impunidad en el país”, afirmó. 
Consultada sobre la proyección que puede tener el hecho de cara a las próximas elecciones anunciadas por el mandatario peruano, la analista política indicó que la incertidumbre del pueblo peruano es tal que cabe la posibilidad de que los mismos parlamentarios corruptos y referentes investigados por asociaciones criminales, sean electos.
Precisó que el fujimorismo puede mutar, incluso llamarse de otra forma, con tal de responder de manera populista a la ciudadanía, especialmente en sectores apartados del territorio, cuyos habitantes –aseveró- no piden democracia, sino que ayuda al Estado para poder salir de la extrema pobreza.
“Aún queda la incertidumbre de qué hará el pueblo peruano a la hora de salir a votar, una ciudadanía que está cansada, ven a sus presidentes y congresistas como se han enriquecido, ven que las políticas económicas no llegan a los más pobres. Entonces, por ejemplo, la gente que está viviendo en zonas de la Amazonía, que tiene niveles de anemia de cuarto mundo, ya no están pidiendo participación, democracia, están exigiendo con rabia que lleguen recursos públicos, y esa ira puede ser peligrosa”, argumentó. 
Recordemos que las cúpulas de las Fuerzas Armadas y de la policía de Perú reafirmaron su lealtad al presidente Martín Vizcarra, quien ordenó disolver el Congreso y llamar a elecciones para renovarlo.
Este lunes la policía nacional ha mantenido cerrado el ingreso de la sede del parlamento.
En Chile en tanto, el ministro de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera, ha expresado que están en constante comunicación con el embajador en Lima, Roberto Ibarra, y que se mantienen “muy respetuosos de la situación interna” que vive el país vecino. y se mostró confiado en que “la institucionalidad peruana se va a imponer en los términos que se han acordado”.
