Todo parece indicar que el “clima primaveral” al que hizo alusión la semana pasada el Presidente Sebastián Piñera al inicio del último consejo de gabinete no se extenderá por mucho tiempo.
El rechazo de la acusación constitucional a la ministra Marcela Cubillos, que evidenció una profunda incapacidad política en el arco opositor, significó en el Gobierno un alivio que bien podría haber sido un punto de inflexión, si no fuera por el complejo escenario político-legislativo que deberá enfrentar durante las semanas que faltan para el fin del periodo vigente. Algunos son inevitables, como el rito de la discusión presupuestaria en todos sus frentes, mientras otros son focos de conflicto que coinciden ahora por distintos motivos, incluyendo los errores no forzados del Ejecutivo.
La votación en sala del proyecto “40 horas”, es uno de los temas que mayor nerviosismo genera en La Moneda. Esto, considerando el alto respaldo político y ciudadano a la propuesta de dos diputadas comunistas y que, de manera casi inédita, ha conseguido el apoyo de toda la oposición, por lo que se prevé será aprobada tanto en la Cámara como en el Senado, generando una fuerte derrota al Gobierno.
Es así como desde el oficialismo han decidido crear una mesa de trabajo en la que incluyeron a ex ministros de Hacienda y Trabajo de la ex Nueva Mayoría, y que busca elaborar propuestas para mejorar el proyecto de adaptabilidad laboral del Ejecutivo, pero que también tiene entre sus propósitos mostrar una imagen de transversalidad y de neutralizar la estrategia opositora que hasta el momento ha resultado triunfante.
Un día antes de que se vote en sala “40 horas” los funcionarios de la salud municipal podrían iniciar una paralización de los consultorios en protesta por el reajuste presupuestario a dicho sector. Una postura similar han expresado desde distintas instituciones culturales las que han llamado a revertir la rebaja en un 20% en sus presupuestos.
Esto, además del siempre complejo reajuste del sector público, que suele venir acompañado de manifestaciones callejeras, paros y escaramuzas en el Parlamento, mientras persiste la incertidumbre frente al futuro de uno de los proyectos emblemáticos del Gobierno: la reforma tributaria, respecto de la cual el Ejecutivo aún no consigue los apoyos para su aprobación, situación que se replica en el caso del proyecto de pensiones.
De hecho, si bien en la Cámara el proyecto no sorteó grandes dificultades gracias a los votos DC, en el Senado se espera un escenario diferente, en donde en su mayoría los representantes falangistas han expresado su rechazo a la iniciativa.
Otro de los factores que podría amargar al Gobierno durante este último trimestre, es la COP25 cuya sede será en nuestro país. Si bien la ocasión constituye una importante oportunidad para posicionar a Chile y al Presidente Sebastián Piñera frente al resto del mundo, también podría exhibir algunas contradicciones por parte de la actual administración en materia medioambiental, sobre todo si el Gobierno decide no firmar el Tratado de Escazú.
Una situación compleja para el Mandatario considerando la distancia que han tomado algunos gremios empresariales a propósito de proyectos como la ley que protege los glaciares o el cierre de algunas centrales termoeléctricas, además de otras iniciativas como la creación del ente público en la reforma previsional lo que ha encendido luces de alerta en el sector, uno de los fuertes aliados de la administración Piñera.
Todo esto en medio de un cuadro económico, que si bien de acuerdo al último Imacec da señales de recuperación, contrasta con la percepción ciudadana y el aumento del costo de la vida a través de importantes alzas como el transporte y los servicios básicos, lo que podría jugarle fuertemente en contra al Gobierno que tiene pocos meses para lograr impulsar su agenda antes de las elecciones y candidaturas del próximo año.