Estados Unidos reanuda negociaciones con los talibanes en Qatar

Estados Unidos reanudó este sábado en Qatar las negociaciones con los talibanes, tres meses después de que el presidente Donald Trump interrumpiese de manera abrupta los esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto más largo de la historia de su país.
  • RFI
  • 07-12-2019

Estados Unidos reanudó este sábado en Qatar las negociaciones con los talibanes, tres meses después de que el presidente Donald Trump interrumpiese de manera abrupta los esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto más largo de la historia de su país.

Estados Unidos reanudó este sábado en Qatar las negociaciones con los talibanes, indicó una fuente estadounidense, tres meses después de que el presidente Donald Trump interrumpiese de manera abrupta los esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto más largo de la historia de su país, tras la muerte de un soldado norteamericano en un atentado talibán en septiembre pasado.

A pesar de esta interrupción abrupta, el mandatario Trump había dejado la puerta abierta al diálogo si los talibanes terminaban sus ataques y es precisamente el primer punto en la agenda prevista.

El foco de discusión será pues una reducción de la violencia que conduzca a negociaciones intra-afganas y a una tregua, dijo una fuente implicada en estas negociaciones.

El departamento de Estado norteamericano anunció el miércoles que el emisario estadounidense a cargo de las negociaciones con los talibanes, Zalmay Khalilzad, viajaría en una fecha sin concretar a Doha para “retomar las negociaciones”.

Ese mismo día, Khalilzad se reunió en Kabul con el presidente afgano, Ashraf Ghani, y otros responsables del país.

El 7 de septiembre, Donald Trump, que prometió “poner fin a las guerras sin fin”, y sobre todo al conflicto afgano -iniciado en 2001 y el más largo de la historia de Estados Unidos-, terminó las discusiones directas e inéditas que llevaba adelante desde hacía un año Khalilzad y que parecían bien encaminadas.

Trump anuló además una invitación hecha de manera secreta a los líderes talibanes para reunirse con él, después de la muerte de un soldado estadounidense en un ataque de los insurgentes en Kabul.

El proyecto del acuerdo perfilado a principios de septiembre preveía el inicio de la retirada progresiva de entre 13 y 14 mil soldados estadounidenses, principal reivindicación de los talibanes.

A cambio, éstos tenían que comprometerse a que no haya “terroristas” que perpetren ataques desde Afganistán y a iniciar un diálogo con el gobierno de Kabul, que califican de “ilegítimo”.

Sin embargo, sólo prometieron “reducir la violencia”. La ausencia de un alto el fuego real en un país exhausto por años de conflicto era un punto especialmente criticado y el acuerdo no recibió un apoyo claro de las autoridades afganas, que se mantuvieron al margen de las negociaciones.

Esta vez, los estadounidenses insisten en la necesidad de un alto el fuego, pero no se sabe a ciencia cierta si los insurgentes están dispuestos a acceder.

Quedarían en el aire además cuestiones importantes como la repartición del poder con los talibanes, el papel de potencias regionales como India y Pakistán y el destino del gobierno afgano del presidente Ashraf Ghani.





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