Pasados los 40 días de huelga contra la reforma de las pensiones del gobierno de Macron, los sindicatos más duros llaman a seguir el combate y avisan que no pararán hasta la retirada completa del proyecto. “Nos mantenemos en nuestra posición que es la retirada total de este proyecto” ha señalado este martes André Fadda, responsable nacional de una federación de la CGT a los micrófonos de RFI.
Aunque la situación del transporte público ha mejorado notablemente en París durante los últimos días, lo cierto es que la huelga se mantiene y la CGT ha llamado también a la huelga en los principales puertos marítimos del país, lo que podría complicar la entrada y salida de mercancías. “Los primeros en ser conscientes de la dificultad de esta huelga son los propios huelguistas que ya han perdido 40 días de salario aunque hay recaudados 3 millones de euros en las cajas de resistencia solidarias que se han puesto en marcha. Y esto es gracias a la opinión pública que sigue firme pidiendo la retirada del proyecto”, explica Fadda.
El pasado sábado el primer ministro Edouard Philippe anunció la retirada provisional de la medida más polémica de la reforma que preveía atrasar de los 62 a los 64 años la edad de jubilación para percibir una pensión completa. Una medida aplaudida por los sindicatos reformistas que habían expresado anteriormente que este punto era una “línea roja” en su apoyo a la reforma. Para Laurent Berger, líder de la CFDT, primer sindicato de Francia de caracter reformista, el gesto de Philippe es suficiente para hablar de «victoria» y le permite regresar a la mesa de negociaciones y dejar la calle, aunque admite que «no es un cheque en blanco». A cambio, participarán en la conferencia financiera para buscar las medidas que permitan garantizar el equilibrio de las pensiones.
La reforma de Macron prevé la fusión de los 42 regímenes actuales en un sistema único y la instauración de un nuevo sistema de cálculo por puntos. Para sus detractores, este nuevo sistema supondrá una disminución significativa de las pensiones porque consideran que los puntos pueden perder valor y temen una privatización del sistema de pensiones. Además, el cálculo se hará sobre toda la vida laboral y no en base a los mejores 25 años cuando se trata del sector privado y a los seis últimos meses en el caso de los funcionarios, cuyos sueldos teóricamente son más bajos que los del sector privado. La gente que tenga altibajos en sus carreras profesionales, como periodos de desempleo largos o trabajos precarios, saldrá perdiendo con la reforma, según denuncian los sindicatos. “Es una reforma que prevée consecuencias graves para la clase trabajadora porque en definitiva pretende una disminución muy importante de las pensiones“, dice André Fadda, de la CGT, en RFI.