Premios Nacionales ante la crisis: las reflexiones sobre un momento crucial

Cinco ganadores del reconocimiento analizan los alcances del “estallido” y plantean miradas críticas respecto de la sociedad concebida durante los últimos 30 años. Las respuestas son diversas y hablan de una situación que va más allá de una nueva Constitución.

Cinco ganadores del reconocimiento analizan los alcances del “estallido” y plantean miradas críticas respecto de la sociedad concebida durante los últimos 30 años. Las respuestas son diversas y hablan de una situación que va más allá de una nueva Constitución.

Los Premios Nacionales son las voces que han marcado el quehacer local, proponiendo visiones revolucionarias desde ámbitos tan variados como las humanidades, las ciencias sociales, el arte y el conocimiento científico.

Sin embargo, hasta hoy no existe ningún órgano capaz de recoger sus posturas, pese a que muchas veces son pioneros en temas de debate ciudadano, legislativo y gubernamental.

Esta deuda quedó de manifiesto cuando en 2018, en medio de la discusión sobre los cambios a la normativa de los reconocimientos, Abraham Magendzo, Premio Nacional de Educación 2017, planteó: “Habría que sacarle el jugo a los Premios Nacionales en todas las áreas. Es decir, que la voz del premiado se escuche”.

Por ello, y en el marco del alzamiento popular que vive el país, Radio Universidad de Chile conversó con cinco ganadores de Premios Nacionales que decidieron hablar sobre el movimiento social. ¿Cuáles son las causas del descontento? ¿Cómo evalúan la agenda social presentada por el Gobierno? ¿Qué medidas son prioritarias? Estas son algunas de sus respuestas.

Juan Pablo Izquierdo, Premio Nacional de Música 2012: ” Lo que se percibe es una violencia desatada”

Juan Pablo Izquierdo

Evidentemente estamos en uno de estos momentos que exigen cambios fundamentales. Frente a esto, es necesaria una valiente objetividad, en particular, evitando la violencia, porque la violencia nubla el corazón de las demandas válidas. (…) La principal causa es que se exigen cambios fundamentales que han sido ignorados. De repente explota porque no se puede esperar más.

Son tantas las cosas que hay que solucionar, que quiero evitar hablar de manera fragmentada. Esta es una cosa que tiene que llegar al fundamento mismo. Quiero evitar respuestas parciales, porque evidentemente se nubla más todavía el panorama. Lo que se percibe es una violencia desatada, que puede esconder los cambios fundamentales.

Diamela Eltit, Premio Nacional de Literatura 2018: “Hay dos cosas que tienen que correr por un mismo carril: el cambio del modelo y la nueva Constitución”

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Se vivieron una suma de situaciones muy complejas para parte importante y masiva de la ciudadanía, que verdaderamente vio vulnerado casi todos sus derechos: el derecho a la salud, a la educación, a la vivienda, el extractivismo del agua. Todo eso llegó a un punto en que se hizo insostenible mantener un silencio y una disciplina frente a los mandatos. Efectivamente, el llamado a evadir de los secundarios fue un punto que marcó un cierto “ilegalismo”. Es decir, el no pago frente a una sociedad que cobra por todo. Ese fue el punto de partida, por lo que se podría considerar que todo estallido lleva cuotas de violencia, porque, efectivamente, como diría Fanon, la violencia es una manera de descolonización.

No hay un estallido social sin saqueo. Eso es inviable, imposible y ocurre en todas las realidades sociales. Entonces, poner el saqueo chileno, aislarlo de la condición de estallido, es un grave error. También hay que pensar en el saqueo institucionalizado del modelo económico. Si bien es trágico para los pequeños comerciantes y eso lo entiendo bien, es parte de un estallido. O se entiende el estallido o no se entiende. Si se entiende, hay que considerar cada uno de sus factores y el saqueo es uno de ellos. Ahora, que la derecha busque penalizarlo todo, no me extraña. La derecha podría penalizar que uno respire en “Plaza de la Dignidad”.

La derecha es punitiva, especialmente, la derecha UDI y parte importante de RN. Son una derecha enraizada en el pinochetismo y, por lo tanto, van a hacer todo lo que sea posible para controlar todos los movimientos. Eso es parte de su estructura, no me extraña todo lo que haga la derecha. El Presidente Piñera dijo que estábamos en guerra, sacó a los militares, hay violaciones a los Derechos Humanos que están certificadas por cada una de las organizaciones que han venido, entonces este Gobierno no ha sido democrático. Todas esas son huellas pinochetistas que están aflorando en esta psiquis, porque añoran ese tiempo de un control totalitario.

El estallido social no fue por una nueva Constitución. El estallido social fue en contra del modelo neoliberal que nos rige, entonces hay que entender un punto con claridad: es el modelo lo que está siendo interrogado. El Gobierno ha sido claro en no mover un ápice del modelo y sí se abrió a una nueva Constitución, porque para ellos era más fácil mantener ese eje sin alterar el modelo. Entonces, hay dos cosas que tienen que correr por un mismo carril y que son simétricas: el cambio del modelo y la nueva Constitución.

Romilio Espejo, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2018: “El planeta ya no da para más crecimiento” 

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La explicación es clara. Ha habido ciertos abusos contra la población: bajas pensiones, bajos salarios, y ellos ven la corrupción en todas partes. Ven que las posibilidades de surgir en esta sociedad son cada vez más escasas y, a la vez, se sienten presionados por mantener un cierto estatus socioeconómico. Diría que se trata de una frustración ante un modelo económico que no entregó lo que se esperaba. Principalmente, las responsabilidades recaen en la dirigencia del Gobierno, del Parlamento, las Fuerzas Armadas, Carabineros, el Poder Judicial. Se instaló un sistema de poder que no interpretó los deseos de la sociedad. La política se transformó en una forma de alcanzar el poder y nada más que eso, y muchas veces alcanzar el poder significó tener más dinero.

Todo está basado en un modelo con crecimiento económico, pero el planeta ya no da para más crecimiento en la forma acostumbrada de mayor producción, mayor explotación. Si queremos alimentar a todo el mundo y proveer de forma equitativa de los bienes a todo el mundo, ya no da para una explotación de este tipo. Tenemos que cambiar nuestro modo de ser  y esta es una oportunidad muy grande. Hay que dedicar grandes esfuerzos, no tanto a la protesta o a presionar al Gobierno, sino a pensar cuál es el modelo de país que queremos, cómo queremos vivir los próximos 50 o 100 años, en qué sistema. La salida está en hacer una nueva Constitución.

Carmen Luisa Letelier, Premio Nacional de Artes Musicales 2010: “No hay una cultura de la sensibilidad y eso tiene a la gente enferma”

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Hay mucha molestia, mucha bronca como dicen los argentinos, por las injusticias, por los abusos, por las cosas que todos sabemos, pero eso no justifica este estallido tan violento. Mirando a los jóvenes, a los encapuchados, que rompen al general Baquedano, que queman las iglesias, creo que es el resultado del divorcio total de la cultura con la vida cotidiana de la gente. Claro, habrá muchos que están metidos en política, pero es gente que no ha visto nada bonito, no ha escuchado nunca nada lindo, nadie nunca les ha dicho una palabra cariñosa, nadie les ha levantado el ánimo. Soy profesora hace 40 años y veo que los chiquillos están ávidos de belleza, de saber, pero como que la gente grande y la sociedad no los pesca. La cultura se ha reducido a estos conciertos horrorosos que hacen en el Movistar Arena, a los que van millones de personas, gritan todos juntos, levantan los brazos y se revientan los oídos. No hay una cultura de la sensibilidad y creo que eso tiene a la gente enferma.

En ese sentido, la educación artística -yo tengo una deformación profesional- te exige una tremenda disciplina y compromiso. Eso es lo que los jóvenes hoy día no tienen y no quieren. No quieren para nada tener compromiso con nada.

El Gobierno es una pata del cuento no más, pero todos los chilenos tenemos que ponernos la mano en el corazón y decir que tenemos que remar todos para el mismo lado, ver qué pasa y salir de este espanto. Si no, ¿dónde vamos a ir a parar? No se le puede echar la culpa a unos o a otros, es una responsabilidad compartida de las personas que piensan, porque hay muchas que no piensan. A esos hay que sujetarles la mano para que no sigan tirando piedras, pero los que están detrás tienen que pensar también. Hay que acordarse de Robespierre: era el más entusiasta con cortar cabezas y se la terminaron cortando a él también. Las revoluciones son como subirse arriba de un tigre. Si te bajas, te come. No tenemos idea lo que puede pasar.

Elizabeth Lira, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2017: “No veo que se esté preparando para el debate de la nueva Constitución”

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El momento que estamos viviendo tiene que ver con la dificultad de reconocer las injusticias acumuladas, la discriminación, la violencia y, por cierto, los problemas políticos. Las responsabilidades recaen de distintas maneras en la sociedad, en las autoridades, pero también en la gran mayoría de chilenos que se fue restando de participar en la sociedad y que no puso voz ni voto en los últimos 30 años. Nunca he tenido mucho entusiasmo por poner presiones y obligaciones, pero el voto obligatorio reflejaba la obligación que cada ciudadano tiene de ser responsable del curso del país con una noción de bien común. Creo que la única forma de expresar responsabilidad es que todas las personas puedan manifestarse de una manera equivalente.

Por otra parte, creo que los cambios estructurales tampoco se hacen de un día para otro. Estamos en una situación muy difícil, porque no hay unanimidad en la sociedad sobre las transformaciones que se han propuesto y tenemos urgencia, porque hay mucha gente a la que se le va la vida por temas como el de las pensiones.

La nueva Constitución propone una gran cantidad de temas y  no veo que se esté preparando para ese debate. La mera discusión sobre quienes son chilenos abre a una controversia histórica que nunca habíamos tenido sobre el reconocimiento de los distintos pueblos, naciones o etnias que cohabitan en un mismo territorio. Ese es sólo un asunto que debiera tener ya a grupos estudiando para hacer propuestas. También tenemos un problema muy serio en la Constitución: reconocer que el agua es un bien de uso público. Es decir, vamos a tener que discutir todo un asunto constitucional y esto en unos pocos meses más.





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