En el mundo existen miles de millones de personas confinadas en sus hogares debido a la pandemia de coronavirus que ataca a la gran mayoría de los países. Brasil no es la excepción, aunque su presidente, Jair Bolsonaro ha adoptado una actitud de minimizar la gravedad de la situación sanitaria e incluso desafía las recomendaciones científicas negándose a mantener distancia social. El fin de semana recién pasado se le vio caminar por las calles y saludar a la gente, mientras aceptaba tomarse fotografías con quienes se las pedían.
“Nadie cercena mi derecho a ir y venir” declaró desafiante, generando aún más críticas de parte del mundo científico y político.
Para saber más de la situación interna en Brasil, nuestro noticiario Radioanálisis conversó con el sociólogo Emir Sader, quien se refirió al ambiente social y político de su país. En conversación con el director de nuestro medio, Patricio López, Sader expresó duras críticas al actual gobierno, no solo en el contexto de la pandemia, sino desde que el Mandatario asumió el poder e incluso previamente, durante su carrera como parlamentario.
” Vivíamos una pesadilla que era el gobierno de Bolsonaro y sobre esa vino la otra, la de la pandemia. Ésta nos sorprende en una situación de fragilidad enorme desde el punto de vista de la salud pública y también del liderazgo político nacional. Hoy todos los columnistas, empezando por los de O’Globo, dicen que (el presidente) es un débil mental, un incompetete personalmente, un desequilibrado que no tiene condiciones para gobernar”, aseguró el también politólogo.
“En la práctica ya no es Presidente, pero no hay nadie que lo sustituya. Hay instancias que limitan sus actitudes como el Poder Judicial, el Congreso o los militares dentro del gobierno, pero es una situación de vacío de poder”, aseveró el experto.
Consultado sobre los apoyos que antes había tenido Bolsonaro y que ahora forman parte de quienes elevan críticas a la gestión del líder del Ejecutivo brasileño, Sader explicó que el actual presidente ya no cuenta con ninguno de esos respaldos tradicionales. “Los que lo mantienen todavía son los grandes empresarios porque están contentos con la política neoliberal, y sectores más fanáticos, evangélicos, que lo apoyan en sus posiciones más radicales. Está sobreviviendo”.
Quien fuera profesor de nuestra casa de estudios señaló que le llama la atención esta suerte de sorpresa sobre el actuar de Bolsonaro en quienes lo secundaron en la campaña y durante los primeros meses de su gestión. “Se trata de alguien que fue parlamentario y estuvo más de 20 años con declaraciones absurdas en favor de la dictadura militar, en favor de la tortura. La derecha prefirió tenerlo a él antes que arriesgarse a un retorno del Partido de los Trabajadores (PT) al gobierno y entregó en manos de un aventurero irresponsable la presidencia del país”.
El profesor emérito de la Universidad del Estado de Río de Janeiro también explicó la llamada “guerra híbrida” a través de la que se sacó del poder a Dilma Rousseff . Según el académico, se trató de un golpe que tomó forma institucional, pero que buscó destruir la democracia desde dentro, creando otra institucionalidad tendiente a evitar que la izquierda regresara al gobierno.
“La salida de Rousseff fue sin justificación constitucional a tal punto que, hasta ahora, el Supremo Tribunal de Justicia no ha juzgado el caso de la ex Presidenta, porque de hacerlo se encontrará con que no hubo ninguna razón para sacarla. Después tomaron preso y condenaron a Lula sin pruebas, sino solo por convicciones, impidiéndole ser candidato en condiciones que él ganaría en primera vuelta, según revelaban las encuestas. Ese era el resultado de la elección, sin que mediaran las manipulaciones vía redes sociales con la complicidad del Poder Judicial. Fue un proceso absolutamente falseado el que permitió que Bolsonaro fuera elegido sin tener mayoría, porque el PT era favorito para ganar, incluso con Haddad. La victoria de Bolsonaro fue falseada”.
Particularmente de las críticas respecto de la forma en que Brasil y otros países han enfrentado la pandemia, Sader manifestó que desde la salida de Dilma Rousseff del poder en 2016, se puso fin también al modelo de desarrollo económico con distribución de renta que fortalecía las políticas públicas de educación y salud, por lo que la situación sanitaria mundial sorprendió a Brasil completamente fragilizado, lo que ha llevado al gobierno actual a destinar más recursos al ámbito público.
Presidente @jairbolsonaro pára para comer numa padaria de Brasília. pic.twitter.com/uVcRWqyZDj
— Eduardo Bolsonaro🇧🇷 (@BolsonaroSP) April 9, 2020
“Ahora, debido a la agudeza de la crisis, todo lo público se ha vuelto a fortalecer, porque el mercado no responde, no son los empresarios, sino que es lo público. Creo que al final de esta pandemia habrá una disputa de reconstrucción nacional. El gobierno está ya tratando de decir que va a utilizar la gran cantidad de reservas que los gobiernos del PT han acumulado para tratar de reactivar la economía. Hay que ver quién va a pagar el precio de ello porque esta es una situación muy distinta a la de hace un tiempo cuando la ideología del mercado predominaba en la opinón pública”.
Consultado sobre las políticas implementadas por Brasil en relación a si esta crisis finalmente la terminarán pagando los más pobres, como ha sucedido en oportunidades anteriores, Emir Sader señala que en su país se restableció “un cierto consenso neoliberal con la máquina monstruosa de los medios de comunicación y el freno a la expresión de los que criticaban, pero ahora es indefendible porque los ex ministros de economía e incluso algunos actuales ministros plantean todo lo contrario: es el Estado el que puede ayudar a la gente, incluso distribuyendo recursos para quienes ya no pueden buscar su sustento en la calle”.
“Bolsonaro cínicamente ha expresado su procupación por los doce millones de desempleados y los 38 millones de trabajadores precarios que fueron producidos por su Gobierno y por el de Temer. Con esa justificación trata de proponer el retorno de la gente a trabajar”
El politólogo recordó que en 2014, durante el gobierno de Rousseff, Brasil alcanzó por primera vez el pleno empleo, sin embargo desde entonces hay 40 millones de personas con empleo precario o desempleados.
“Ahora el discurso oficial y los medios de comunicación exhiben lo que antes callaban: la población de calle y las condiciones en que viven. Hay un cambio en la opinión pública enorme pues se descubrió a los abandonados”.
Respecto de las posibilidades de que se produzca un cambio en el sentido común neoliberal, Sader expresó que cree que al final de la crisis los neoliberales intentarán un ajuste que retome las políticas basadas en el mercado, “pero ya no hay de dónde sacar, así que el consenso neoliberal ya ha sido cambiado en Brasil “.
Finalmente, el destacado sociólogo analizó el panorama político en relación a los rumores de un golpe de Estado y se manifestó muy pesimista respecto del futuro del país más grande de Latinoamérica. “Lula es el que tiene la gran audiencia nacional en términos políticos. Se está construyendo un amplio frente de oposición para ver cuál es la mejor vía para tratar de sacar a Bolsonaro, sin embargo la derecha prefiere militarizar desde adentro el gobierno en lugar de plantearse la salida de Bolsonaro. El país está a la deriva, pero no hay en el horizonte alternativa de sustitución que tenga hoy un frente político sólido que la sostenga”.
“Los militares que ocupan los cargos en el gobierno tienen poder de veto, pero no pueden gobernar, no puden tomar medidas ni plantear políticas. Están simplemente en una situación de neutralización de las políticas más extremas de Bolsonaro”, concluyó el sociólogo y académico.