La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el nuevo coronavirus podría quedarse para siempre y convertirse en una enfermedad con la que la humanidad tendrá que aprender a convivir.
“Este virus puede volverse endémico en nuestras comunidades, puede que nunca desaparezca”, incluso en caso de que se descubra una vacuna, declaró Michael Ryan, director de emergencias sanitarias de la institución.
Esto en medio de una carrera declarada entre varias naciones por encontrar la vacuna contra el COVID-19 y que ha aumentado la tensión en las relaciones entre Estados Unidos y China.
En plena carrera contrarreloj para intentar encontrar el tratamiento contra la enfermedad, que ya causó 297.259 muertos en el mundo y más de 4.362.090 casos de contagio, las tensiones internacionales se avivan.
En Francia, el gigante farmacéutico Sanofi suscitó indignación cuando anunció que, si hallaba la vacuna, la distribuiría primero en Estados Unidos, ya que las autoridades de este país invierten en las investigaciones.
Una iniciativa que el gobierno francés consideró “inaceptable” y que tampoco es viable para la Comisión Europea, que abogó este jueves para que el acceso a la vacuna sea “universal”.
“La vacuna contra la COVID-19 debería ser un bien público mundial y su acceso debe ser equitativo y universal”, dijo el vocero comunitario Stefan de Keersmaecker, para quien “el virus es un virus mundial“.
Actualmente, existen más de 100 proyectos y se están llevando a cabo una decena de ensayos clínicos.
Pero el camino para encontrar la vacuna será largo, y el buscado remedio podría llegar recién dentro de un año.
Teniendo en cuenta las pruebas que se llevan a cabo actualmente, la existencia de una vacuna en el plazo de un año es una previsión “optimista”, estimó el jueves el Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Por otra parte, Estados Unidos, el país más afectado del mundo con más de 84.000 muertes, acusó a China de intentar espiar a sus investigadores dedicados a la lucha contra el nuevo coronavirus.
Según Washington, el sector sanitario, pero también el farmacéutico y el científico, son “objetivos” de Pekín que utiliza piratas informáticos, estudiantes o investigadores, para hacerse con sus datos sobre la vacuna, los tratamientos o los nuevos test de diagnóstico.
Ante estas acusaciones, China mostró su “firme oposición a tales calumnias”, declaró el jueves el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian.