Varios países han lanzado aplicaciones para teléfonos móviles cuyo objetivo es rastrear los movimientos de personas infectadas por el virus y para advertir a quienes estuvieron en contacto con ellas, permitiendo así a las autoridades vigilar la propagación de la COVID-19.
Pero militantes de la protección de datos personales han alertado sobre los riesgos de este tipo de aplicaciones para localizar a los usuarios.
Lanzada en abril, la versión qatarí requiere incluso de los usuario de Android que se permita el acceso a sus fotos y videos, así como la autorización de emitir llamadas, lo que generó muchas críticas.
La instalación de la aplicación “Ehteraz” (precaución en árabe) es obligatoria para todos los ciudadanos y residentes de Qatar, país que tiene uno de los más altos índices de infección por habitante.
Las medidas tomadas para contener la pandemia en este emirato están entre las más estrictas del mundo. Una persona que no lleve mascarilla en público puede ser condenada hasta a tres años de prisión.
Unos 44.000 de los 2,75 millones de habitantes del país han dado positivo a la COVID-19 (1,6% de la población), con 23 muertes registradas.
“Comprensión”
La obligación de instalar la aplicación se produce ante el riesgo en los países musulmanes de un posible aumento de infecciones, debido a las aglomeraciones del Eid al Fitr, que celebra el fin del Ramadán.
En caso de incumplimiento, las penas pueden ir hasta tres años de prisión, aunque las autoridades dijeron que mostrarían “comprensión” hacia los infractores.
Según Hiba Zayadin, de Human Rights Watch (HWR), hay dos problemas; ante todo “muchos trabajadores migrantes no tienen teléfonos compatibles que les permitan descargar la aplicación”.
Ademas, la aplicación es “muy intrusiva” y supone “una inquietante vulneración a la vida privada”, agrega Zayadin.
La interfaz de la aplicación presenta códigos de barra coloreados con el número de identidad del usuario: verde en caso de buena salud, rojo para los infectados, amarillo para quienes están en cuarentena, y gris para quienes son sospechosos de estar infectados o en contacto con contaminados.
Justin Martin, profesor de periodismo basado en Qatar advirtió en Twitter a las autoridades que no “socaven” la confianza de los habitantes al imponer la utilización de una aplicación con “autorizaciones inquietantes”.
Crecientes críticas
Las críticas contra el gobierno en Qatar son muy raras, y la falta de respeto a las altas autoridades está criminalizada.
Pero en grupos Facebook populares entre los expatriados de Doha, varias personas han expresado su preocupación sobre esta aplicación y su efecto en la vida privada.
Según Mohamed bin Hamad Al Thani, un responsable del ministerio de Salud, los datos recolectados mediante estas aplicaciones permanecen “totalmente confidenciales”.
Fuentes oficiales insisten en el hecho de que estos datos solo pueden ser consultados por personas que trabajan en el sector de la salud.
“Habrá una actualización de la aplicación Ehteraz para tomar en cuenta esas preocupaciones y mejorar su eficacia”, agregó Al Thani en entrevista el jueves a la televisión estatal.
Una nueva versión de la aplicación salió el domingo en Apple y Android, y en ella se prometen “correcciones menores”.