El rebrote salió del gigantesco mercado mayorista de Xinfadi, uno de los más grandes del continente asiático, situado en el suroeste de Pekín donde se venden miles de toneladas de verduras, carne, pescado y fruta. Se detectó la semana pasada y en cinco días se han registrado 106 casos, 27 en las últimas 24 horas.
El temor a una segunda ola, tan temida en los países más afectados, ha llevado a las autoridades de Pekín, una ciudad de 21 millones de habitantes, ya han clausurado total o parcialmente otros cuatro mercados de la capital china y 30 zonas cercanas residenciales fueron puestas en cuarentena. Es una carrera a contrarreloj.
Por lo que se han previsto hacer 90.000 tests diarios para controlar el rebrote y se prohíbe la salida de Pekín de personas de alto riesgo, es decir aquellas que han estado en contacto con los casos confirmados, para limitar los movimientos se han suspendido algunos servicios de transporte.
“Después de 50 días sin transmisión local significativa, un brote de esta magnitud es preocupante, tiene que haber una investigación y tiene que ser controlado”, dijo Michael Ryan, director de cuestiones de urgencia sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS).