Chilenizar a Claudio Arrau: investigación rescata interés del maestro en compositores nacionales

El más célebre pianista chileno fue acusado de no prestar atención al repertorio de sus compatriotas. Ahora, especialistas abren una investigación para contradecir esa idea. “Queremos desmitificarlo”, advierten. 

El más célebre pianista chileno fue acusado de no prestar atención al repertorio de sus compatriotas. Ahora, especialistas abren una investigación para contradecir esa idea. “Queremos desmitificarlo”, advierten. 

“Estimo que con todos los enormes méritos que tiene Claudio Arrau, la verdad es que casi nunca tocó música chilena, nunca se interesó por nosotros, y no es ningún misterio que no ha hecho nada por Chile”. La afirmación categórica del compositor y profesor Domingo Santa Cruz sintetiza una idea que se perpetuó sobre el más universal de los pianistas nacidos en el país: su distancia con la música chilena.

Nacido en febrero de 1903 en Chillán, Claudio Arrau era un niño de ocho años cuando viajó a Berlín junto a su familia para seguir sus estudios de piano. Hizo fama global tocando obras de los mayores compositores europeos, fijó domicilio en Nueva York y realizó viajes constantes por todo el mundo. Así, sus visitas a Chile no anularon cierta desconfianza representada en 1984 en la frase de Santa Cruz, recogida en el libro biográfico publicado por la periodista Marisol García en 2018.

El propio intérprete, sin embargo, reivindicó en varias ocasiones su origen y aseguró que fueron las obligaciones profesionales las que impusieron distancia con el repertorio local. “Muchas veces he querido robarme tiempo a mí mismo para incluir composiciones chilenas, pero los compromisos me han obligado, hasta ahora, a negarme esa gran satisfacción”, decía en una entrevista de 1942, consignada en el mismo libro.

Ocho décadas más tarde, un proyecto de investigación le dará mayor sustento a esa defensa: “Claudio Arrau y la música chilena” es una iniciativa que analizará cerca de un centenar de partituras que formaban parte de la biblioteca del pianista, que en total contenía unas seis mil obras musicales. 

La idea es chilenizar al maestro Arrau, acercarlo y dar a conocer esto que no se sabía mucho, incluso en círculos musicales. Creemos que va a tender a un reencuentro y a un mejor entendimiento”, dice Eduardo Peña, director del Museo Claudio Arrau León, que desarrolla la investigación junto a Gonzalo Martínez y José Miguel Ramos, académicos de la Universidad de Talca.

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El proyecto cuenta con casi doce millones de pesos del Fondart Regional y contempla la conservación y digitalización de impresos y manuscritos con música de unos 30 autores chilenos, fechados entre 1911 y 1950, aproximadamente. Es la tercera etapa de un trabajo iniciado en 2015, que ya hizo ejercicios similares con piezas de Liszt y Beethoven, dos de los compositores predilectos del pianista.

“Las partituras chilenas están en buen estado”, apunta Camila Riquelme, encargada de colecciones del Museo Arrau. “Hay manuscritos donde la tinta se ha desprendido un poco, pero están en muy buen estado. Hay algunas partituras intervenidas por él con indicaciones: qué dedo usar, la dinámica, el pedal. Son pequeñas anotaciones”.

Esos indicios todavía deben ser examinados, pero sugieren que Arrau al menos estudió las obras. Las anotaciones también dan cuenta de las ciudades y épocas en que recibió las partituras, además de sus relaciones con los autores. Una dedicatoria del propio Domingo Santa Cruz, de hecho, refleja el singular vínculo entre ambos: “A Claudio, otro ejemplar que puede perder a su gusto”. 

Más allá de esa ironía, la colección contempla obras de músicos como Juan Orrego Salas, Pedro Humberto Allende, Enrique Soro, René Amengual, Carlos Botto, Acario Cotapos, Celerino Pereira y Próspero Bisquertt. También incluye a dos compositoras que han comenzado a ser revalorizadas durante los últimos años: Carmela Mackenna (1879-1962), que pasó buena parte de su vida en Francia y Alemania; y María Luisa Sepúlveda, que nació once años antes que el pianista… en Chillán. 

“La idea es desmitificar un poco la figura de Arrau”, aporta Eduardo Bravo, director del Centro de Documentación Patrimonial de la Universidad de Talca. “Además de acercarlos, queremos rescatar a compositores y compositoras chilenas, entregar nuevos antecedentes sobre obras realizadas en Chile en esa época. Arrau estaba en el mundo, tocaba en Nueva York, en Berlín, en Londres; era difícil que se preocupara de los compositores chilenos, pero lo hacía. Creo que ahí está el nuevo conocimiento que podemos aportar”.

La investigación contempla la publicación de un libro con archivos y fotografías inéditas (como la que ilustra esta nota) programado para junio de 2021, cuando se cumplan 30 años de la muerte de Arrau. Además de la digitalización y publicación de las partituras, que es un ejercicio crucial, dice Eduardo Peña: “No sirve de nada tenerlas guardadas y bonitas. El objetivo es relevar el contacto del maestro Arrau con compositores chilenos y difundir este fondo, que lo conozca la comunidad”. 

Fotos: Gentileza Centro de Documentación Patrimonial, U. de Talca. La imagen destacada corresponde a una visita a Tokio, en 1973.




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