“El espíritu de esta cueca cambia totalmente, porque ya no se refiere al folclor campesino, sino al folclor de los bajos fondos de las ciudades. Yo lo quiero mucho, porque yo conocí la vida de esta gente desde niña. Viví en un barrio popular, siempre escuché cantar estas cuecas y las canto desde el alma”.
Esa es una de las explicaciones que hizo Violeta Parra durante una actuación privada que ofreció en un día indeterminado entre 1963 y 1964 en una casa en Ginebra, junto al suizo Gilbert Favre, quien también ofició como traductor. Lo dijo en medio de un segmento dedicado a las cuecas diablas, antes de lanzarse a una interpretación de “El Chute Alberto”, una creación de su hermano Roberto Parra que luego sería registrada oficialmente por su hijo Ángel Parra.
La descripción y la inédita versión de “El Chute Alberto” es una de las varias particularidades que ofrece esa grabación, cuya existencia fue difundida el pasado sábado a través del diario El Mercurio. Además de esa cueca, el registro permite escuchar a Violeta Parra -a medio camino entre el francés y el castellano- intercalando interpretaciones y comentarios sobre el canto a lo poeta, las afinaciones de la guitarra y otros asuntos.
Se trata, por cierto, de una aparición distinta a la que fue recogida en el conocido disco Violeta Parra en Ginebra, editado en 1999 por el sello Warner, a partir de un concierto hecho en 1965.
Quien llamó la atención sobre el documento fue el realizador audiovisual Felipe Gutiérrez, al incluir un fragmento en uno de los capítulos de su programa Interesante Material, que se difunde por Youtube.
¿Cómo llegó a obtenerlo? A través del músico suizo Yves Cerf, quien hizo un concierto en el año 2010 en la Biblioteca Nacional junto a su pareja de origen chileno, Michele Millner. Compartiendo con él, se enteró de la existencia de un pequeño tesoro: “Me habló de la grabación y dijo que me la iba a mandar cuando volviera a Suiza. Yo pensé que no iba a mandar nada, porque los chilenos decimos una cosa y luego no la hacemos, pero un mes después me llegó una carta con un CD, lo puse y casi me fui de espaldas”, relata.
Gutiérrez –hijo de Zerreitug, artista conocido por sus dioramas históricos– guardó el archivo prácticamente hasta hace dos semanas: “Lo tenía y no se lo mostraba casi a nadie, salvo a gente que le interesara. Se lo pasé a un par de folcloristas que conozco, por ejemplo. Ahora llevaba diez capítulos de Interesante Material, empecé a echar mano de todo lo que tengo en la casa y en ese momento dije: ¡Violeta Parra, cómo no! Ahí lo publiqué”.
Junto con mostrarlo en Youtube, tomó contacto con el Museo Violeta Parra y la Biblioteca Nacional (BN), con el fin de entregar la grabación. Ante la consulta de Radio Universidad de Chile, desde el Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la BN dijeron ya haber recibido el documento, que será destinado a su plataforma digital para que esté a disposición del público.
“Estamos abiertos a recibir estos valiosos documentos de Violeta Parra para su análisis y difusión”, dijo por su parte la directora del museo, Cecilia García-Huidobro, al diario El Mercurio. La institución, sin embargo, tiene asuntos más apremiantes: precisamente en estos días ha reflotado su dura crisis interna, con públicas diferencias entre la gestora cultural y la hija de Violeta, Isabel Parra.
De Ginebra a Santiago
Pese al entusiasmo, la grabación ya había circulado y se había escuchado antes. ¿Cómo?
Así como lo hizo con Felipe Gutiérrez, Yves Cerf distribuyó informalmente el registro desde esa visita de 2010: “Hice copias y las regalé cuando fuimos a tocar a Chile, a otros músicos y a amigos que encontraba, porque me parecía interesante, no tenía otro interés más que eso”, recuerda ahora desde Viuz-en-Sallaz, la localidad francesa en la que vive.
Su vínculo con Violeta Parra no es casual: a fines de los ‘60 comenzó a tocar quena, influenciado por el mismo Gilbert Favre, e incluso fue parte del histórico grupo andino Los Jairas. En París luego conoció a Patricio Castillo (Quilapayún) y a los dos hijos de la folclorista, Ángel e Isabel, con quienes llegó a tocar en vivo.
¿Pero cómo dio con la grabación? Junto a Michele Millner, en 2006 prepararon en Suiza un espectáculo teatral titulado Las décimas, basado en Violeta Parra. En ese proceso conocieron a Ingrid Selleger, una mujer que cuando era adolescente había asistido a un concierto que ella y Gilbert Favre habían realizado en la casa del artista Walther Grandjean, conocido como “Bodjol”.
No solo eso: “Ingrid había quedado muy impresionada con el concierto y nos dijo que tenía el registro, porque a su padre le gustaba grabar noches donde invitaban a músicos que pasaban por Ginebra, la mayoría de música popular. Fuimos a su casa y tiene montones de grabaciones de México, de África, de muchas partes, cosas muy bellas. Entre todas esas grabaciones, estaba la de Violeta Parra esa noche”.
Yves Cerf digitalizó la grabación entonces para utilizarla como referencia en la obra de teatro y así es como luego comenzó a circular sigilosamente entre músicos, especialistas y aficionados. “No es una primicia”, dice el historiador Ignacio Ramos, parte del Centro de Investigación en Artes y Humanidades de la Universidad Mayor. “Esa cinta se conoce en Chile al menos desde el año 2010”.
¿Cómo es posible entonces que un archivo inédito de Violeta Parra se divulgara así? ¿Por qué no existe una publicación oficial del concierto, así como de otras actuaciones de una de las más universales artistas chilenas? “Es una mezcla de desinterés y descuido”, responde Ramos. “Esa grabación tuvo una circulación limitada, básicamente, por el temor de los amantes de la música de Violeta Parra a verse envueltos en problemas legales con Isabel Parra, por los derechos autorales”.
Aun así, la noche ginebrina de Violeta Parra terminó saliendo a la luz. No solo en el video de Felipe Gutiérrez, no solo en los registros que circulan de mano en mano, o de computador en computador. El pasado verano, el músico Felipe Moreno la colgó completa en su canal de Youtube. A la fecha, suma poco menos de cuatro mil reproducciones.