El retiro del 10% de los fondos de pensiones no es el único proyecto polémico que se discute en el Congreso como mecanismo para mitigar los efectos de la crisis económica derivada de la pandemia del COVID-19. Este jueves la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados iniciará el debate sobre la moción que presentaron parlamentarios del Partido Comunista, en conjunto con otros legisladores de oposición, con la que buscan crear un impuesto para los más ricos del país de un 2,5% por una sola vez y destinar esos fondos a la emergencia.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, el economista y académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Nicolás Grau, se refirió al proyecto de ley que se comenzará a debatir este jueves y que ya ha generado reacciones divididas entre los técnicos y los políticos. En ese sentido, Grau señaló que los argumentos que comúnmente se esbozan en contra de los impuestos a la riqueza no aplicarían para éste, y que en el peor de los casos el efecto sería una menor recaudación que la esperada.
Yendo a la propuesta que hicieron los parlamentarios y que se comienza a discutir hoy, ¿qué te parece lo que se plantea en la moción?
En términos generales yo soy muy proclive a la existencia de impuestos patrimoniales, impuestos a las riquezas de los sectores de más alto ingreso del país, y en ese sentido tengo una visión favorable a este proyecto.
Este es un proyecto bastante acotado, principalmente porque es un impuesto al patrimonio sólo por una vez, cuando en realidad en unos cuantos otros países, más de 20 países, hay impuestos de este tipo de manera corriente, o sea, todos los años. Entonces, en ese sentido, es un impuesto que yo diría que va en la dirección correcta pero es acotado. Tiene lógica desde el punto de vista de quienes lo promueven porque justamente trata de responder a las situaciones particulares que está viviendo el país.
¿Se hace más sencillo argumentar en favor de un impuesto a la riqueza cuando éste se cobra por una sola vez?
Sí, es cierto que es más fácil de justificar el impuesto por una vez. Las posibilidades de que hayan fugas de capitales o cosas de ese tipo con un impuesto de una vez son mucho más bajas, esas cosas toman tiempo, no es tan fácil. Para empezar la riqueza no se elimina, en el corto plazo lo único que puede pasar es que las personas logren esconder parte importante de su riqueza. Pero si es un impuesto de un año no va a pasar que las personas van a cambiar sus decisiones de largo plazo, porque en el fondo es por solo una vez. Por lo tanto, todos esos cuestionamientos que uno podría tener a un impuesto a la riqueza cuando es un impuesto de todos los años -como el que a mi me gustaría que existiera- desaparecen cuando es un impuesto de una vez.
¿Qué problemas podría tener la aplicación de este impuesto a la riqueza?
El único inconveniente que podría tener un impuesto de este tipo es que las personas efectivamente logren esconder parte de sus riquezas, esconderla en términos contables. Pero eso lo único que va a hacer es bajar la recaudación, no más. No va a hacer cambiar las decisiones de las personas.
¿No podría tener un efecto negativo en la economía?
Uno tiene que distinguir esas dos cosas en los efectos de un impuesto: una cosa es que las personas cambien sus decisiones y producto de ello, por ejemplo, afecten sus decisiones de inversión a futuro y eso puede tener algún efecto en la economía real. Otro efecto es el efecto contable; y es que las personas tienen la misma riqueza, toman las mismas decisiones, pero logran que en términos contables sus riquezas aparezcan como menores y de esa manera paguen menos impuestos. Este segundo problema, que es un problema más contable, no tiene ninguna consecuencia real en la economía, por lo tanto el único efecto que tendría eso es que uno recauda menos no más, pero no es que vaya a generar ningún problema mayor.
Los principales argumentos en contra son las dificultades que tiene el cálculo del patrimonio y la recaudación misma, dicen que este tipo de impuestos va en retroceso. ¿Qué te parecen esos argumentos?
Hay bastante experiencia en el mundo. Es cierto que en el mundo, en los últimos 20 o 30 años, estos impuestos han perdido relevancia, pero siguen habiendo muchas experiencias como en Uruguay y Colombia por ejemplo, y por cierto hay muchos países en Europa que también lo tienen. Por ende no es tan difícil y aquí, además, hay cosas de sentido común.
¿Como cuáles?
O sea, uno puede ver que hay revistas especializadas que calculan el patrimonio de las personas de altos ingresos y no lo vamos a poder hacer nosotros, eso no es así. El Estado tiene todas las condiciones para poder calcular esas cosas y además hay muchos activos que son de fácil cálculo. Todos los activos que las personas tienen en sociedades anónimas que se tranzan en la bolsa, eso es trivial hacer los cálculos. Las tasaciones de propiedad y cosas de ese tipo, también eso es simple. Hay muchas cosas que son bastante simples de hacer y lo último que uno diría es que hay buenas prácticas en eso, hay cosas que se pueden copiar de otros países, y además hay un grupo de académicos de economía que tienen una serie de propuestas a nivel global de cómo hacer esto bien. Si existiese la voluntad esto es algo que se puede hacer perfectamente bien.
“Esto no es algo tan novedoso ni algo tan difícil de hacer. En el peor escenario, lo único que va a pasar es que vamos recaudar menos de lo que esperábamos, pero no debiera generar mayores efectos en la economía real”, sostuvo el economista y académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Nicolás Grau.
Considerando todos estos elementos, ¿a qué crees que responde la postura de rechazo a este impuesto en particular?
Yo creo que hay un grupo de personas que, en su legítimo derecho, en general tiene una postura muy contraria a los impuestos, que piensan que el Estado debe ser más pequeño, que debe haber menos solidaridad en la sociedad. Eso existe y por supuesto que es una postura tan válida como las otras. Ese grupo se va a oponer a cualquier impuesto en general.
Después hay un grupo de personas que se opone, en general, a los impuestos más progresivos, porque señalan que genera costos en eficiencia. Pero mi impresión es que en este proyecto los costos de eficiencia, sobre todo en este impuesto que es temporal, son bien difíciles de encontrar. Yo creo que este es un impuesto que tiene cero costos de eficiencia prácticamente, porque no debiera generar ningún cambio relevante en decisiones futuras, en alterar las decisiones. En el fondo, en impuesto a la riqueza de una vez, uno está cobrando un impuesto que el monto depende de las decisiones pasadas, no depende de las decisiones actuales ni tampoco las futuras, por lo tanto no tiene cómo alterar decisiones que puedan generar costos de eficiencia en la economía.
También hay gente que dice que este tipo de impuestos no recauda mucho y que finalmente es debatir en torno a una medida irrelevante en términos fiscales…
Esas opiniones tienen parte de razón, en el sentido de que, efectivamente, los impuestos a la riqueza en el mundo no son los impuestos que más recaudan, entonces eso es cierto. Pero también es cierto que si uno lo hace por una vez y lo hace con montos más importantes, con tasas más importantes, puede terminar recaudando más y siendo muy relevante en este contexto en el que estamos.
Se ve que muchos de los argumentos en contra van más por el ámbito ideológico, ¿ves argumentos a favor en ese plano?
Hay otra razón a favor de este impuesto, desde una perspectiva más de izquierda, y es que hay mucha gente que sostiene -y yo comparto esa idea- que la concentración de riquezas no es solo un problema de desigualdad de ingresos sino que también es un problema de desigualdad de poder. Las personas con más riqueza afectan en el sistema político, en la democracia, compran medios de comunicación. A veces utilizan sus riquezas para hacer lobby, a veces legal, otras veces ilegal. Tienen un tremendo poder a través de canales formales, informales, legales e ilegales para impactar las decisiones. Entonces, una sociedad en la que hay mucha concentración de riqueza, es una sociedad que va a tener dificultad en su sistema democrático. Por lo tanto, el hecho de reducir la concentración de riqueza tiene un valor en si mismo aún cuando no recaude tanto.
Al igual que con el proyecto del retiro del 10% de los fondos de pensiones, se dice que esta iniciativa podría abrir la puerta a una reforma a nuestro sistema tributario. ¿Cómo ves esa posibilidad?
Yo creo que eso es en parte la razón por la que algunas personas se pueden oponer, porque pueden pensar que esto efectivamente abre una puerta. Yo creo que eso puede ser así, entre otras cosas porque hacer esto, aunque sea por una vez, requeriría hacerse una serie de preguntas y aprender ciertas cosas que no hemos hecho en Chile.
¿Cómo sería ese camino?
Por ejemplo, en Chile esta información no existe a nivel del Servicio de Impuestos Internos, no existe la información de la riqueza de las personas. Entonces es muy acotada la información que recauda nuestro sistema tributario y en caso de hacer una reforma de este tipo, el sistema tributario tendría que buscar la forma de recaudar toda esa información y eso en términos prácticos, dejaría preparada la infraestructura en términos de datos para poder hacer esto a futuro.
Entonces, efectivamente, yo creo que hacer algo de este tipo puede sentar las bases de un cambio tributario al respecto en el futuro, lo que involucraría obviamente la necesidad de que esto fuera respaldado por el Ejecutivo.