Este domingo 25 de octubre ha sido un día histórico para Chile. Más allá de su resultado, el solo hecho de abrir un proceso democrático para decidir si se quiere o no una nueva Constitución se convertirá en uno de los actos electorales más importantes que ha tenido el país.
A continuación Radio Universidad de Chile recuerda parte de los hitos políticos y sociales más importantes del último año, acciones que fueron delineando el camino para llegar a aprobar una nueva Constitución.
1.- Una semana de despertar
Octubre de 2019 será un mes que estará marcado para siempre en la historia del país. El alza de la tarifa del transporte público metropolitano en 30 pesos fue la gota que rebasó un vaso que ya estaba lleno de molestia por la injusticia, desigualdad y vulneración que se vivía en el país desde hace décadas.
Sin embargo, desde el Gobierno parecían estar lejos de entender que esos 30 pesos, sumando y sumando, significaban un verdadero problema para chilenos y chilenas.
“Alguien que sale más temprano y toma el Metro a las 7:00 de la mañana tiene la posibilidad de una tarifa más baja que la de hoy. Ahí se ha abierto un espacio para que quien madrugue puede ser ayudado a través de una tarifa más baja”, señaló por esos días en CNN Chile, el entonces ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine.
De ahí en adelante, los estudiantes secundarios empezaron a marcar la pauta, y si bien el alza en la tarifa no les afectaba directamente, les dolía a sus padres, a quienes parecían decir que aquel no era el país que estaban dispuestos a heredar. Así, el viernes 11 de octubre, los jóvenes comenzaron a saltar torniquetes, acción que de a pocos fue ganando más adeptos y terminó estallando el viernes 18 de octubre, cuando miles de personas se plegaron a la manifestación en las calles. No obstante, también comenzaron a presentarse hechos de violencia que terminaron con decenas de estaciones de metro quemadas.
La reflexiones no tardaron en llegar. Había rabia, sí, y también violencia, pero todo tenía un trasfondo social que invitaba al menos al análisis más pausado, y no ligero, sobre lo que acontecía en las calles. La académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Claudia Heiss, por ejemplo, destacó que, si bien hubo factores directos de motivación en aquel estallido, también hubo otros indirectos que se vinculan con años de malestar.
“Entre los indirectos está especialmente el elitismo del sistema político, yo creo que si hubiéramos tenido un sistema político más capaz de responder, más conectado a la ciudadanía, hubiéramos podido canalizar este descontento, pero yo creo que las elites en Chile ni siquiera se enteraron, eso se demuestra con un presidente que pocos días antes del estallido le decía a la prensa que Chile era un oasis de paz, cuando llevábamos 10 años de movilizaciones”, expresó la también jefa de la carrera de ciencia política de la Universidad de Chile.
Está claro que la violencia fue un factor insoslayable aquel día y que probablemente nadie olvidará aquella jornada en la que el Gobierno incluso invocó la Ley de Seguridad del Estado para quienes resulten responsables. Lo más importante, sin embargo, y que quedará en la historia es que aquel 18 de octubre Chile -de norte a sur- manifestó que su hastío tenía un límite. Desde aquel día, para pesar de algunos, la ciudadanía dejó claro que “Chile despertó” y no quiere volver a dormir.
2.- Más de un millón de anhelos en las calles
“Para mi fue super mágica esa marcha, porque a pesar de que la cita decía ‘la marcha más grande de Chile’ uno no espera que tanta gente prenda, y de repente te das cuenta de que todos estamos en lo mismo. Todos estamos enojados, todos estamos chatos porque ya no se puede más y era esa sensación de que Chile de verdad despertó, estar ahí era ser parte. Fue muy bonito, a pesar de caminar kilómetros porque el metro estaba cerrado, no importaba, había que hacerlo. Por todos lados había gente, por todos lados caminaba gente, todos íbamos en la misma dirección Fue muy bacán”, recordó sobre el 25 de octubre de 2019, Natalia Jaramillo, una manifestante que fue parte de aquella manifestación que, sin bien la Intendencia de la Región Metropolitana desestimó su magnitud en un principio, terminó cifrándola en un millón de asistentes.
La marcha, aunque se repitió también en distintos lugares del país, significó la mayor concentración de la historia de la Plaza Baquedano, que ya para ese entonces, empezaba a denominarse popularmente “Plaza Dignidad”.
Es cierto también que, desde el 18 de octubre, la represión policial se impuso de una forma brutal ante las protestas, como no se vivía desde la dictadura cívico militar. Para muchos, salir a la calle se tornaba peligroso también, pero el 25 de octubre más de un millón de chilenos y chilenas en la Región Metropolitana demostró que no tenían miedo y que querían que Chile cambiara.
Francisca Carreño, que vive en el sector de Parque Bustamante, comentó sobre aquella jornada que “era impresionante mirar por la ventana y ver pasar muchísima gente, con banderas, pancartas, tambores, era impresionante. Al pensar ese día solo recuerdo alegría”.
“También fuimos a la marcha y en realidad era genial no sentir miedo, era una unión de todo el mundo muy satisfactoria. El único miedo era que fuesen a reprimir, pero no sentías miedo de otras personas, era una unión muy bacán”, añadió.
En regiones también se llevaron a cabo diversas manifestaciones, por lo que hay lógica al recordar ese 25 de octubre como el día de la marcha más grande de Chile. Posteriormente, y pese a la contundencia de la represión policial y una lista de víctimas de mutilados y fallecidos que aumentaba con los días, la protesta no se detuvo. Es cierto sí que intensidad de la revuelta fue disminuyendo, pero noviembre y diciembre siguieron marcados por numerosas congregaciones en la denominada Plaza de la Dignidad, la zona cero de las aparentes causas perdidas y de los sueños de un Chile mejor.
3.- La reacción de la clase política
Durante prácticamente un mes, las autoridades políticas del país no pudieron enfrentar la molestia que la gente expresaba en las calles, y parte de ello tenía que ver con que la política nacional ya de por sí presentaba un amplio margen de desprestigio y desconfianza en el país.
Ante la falta de soluciones, el 15 de noviembre representantes de diversos partidos políticos de oficialismo y oposición aparecieron de madrugada frente a cámaras y sellaron un acuerdo para establecer el plebiscito por nueva Constitución.
El llamado “Acuerdo por la Paz Social y nueva Constitución” se selló en la sede del Congreso en Santiago luego de más de 15 horas de negociación, y estableció las primeras bases para comenzar a forjar el proceso constituyente.
Aunque su rostro no lo demostraba así, desde el oficialismo, la senadora Jacqueline Van Rysselberghe expresaba aquella jornada que “estar sentados acá es un esfuerzo de diálogo en un ambiente donde reinaba el miedo, la violencia y falta de paz. Por eso estamos agradecidos de haber sido parte de la construcción de un acuerdo para buscar respuestas y acuerdos de justicia social y para derrotar la violencia que se ha engendrado”.
Hoy a casi un año de aquello, la diputada de Revolución Democrática, Natalia Castillo, comentó a Radio Universidad de Chile cómo sintió aquella jornada: “Recuerdo el acuerdo del 15 de noviembre como una noche muy intensa, con sentimientos encontrados porque mientras en las calles se estaba reprimiendo a la gente nosotros estábamos tratando de habilitar por la vía institucional el proceso constituyente que ya se había iniciado por los millones de chilenos que estaban movilizados a lo largo del país. Afortunadamente logramos un acuerdo político que hoy día ya se está materializando”.
En tanto, el diputado socialista, Juan Luis Castro, evoca de aquel día que estaba en Valparaíso, región en que la situación de represión y violencia era muy grave en las calles aledañas al Congreso Nacional.
“A través de la televisión, porque la mayoría estábamos en labor legislativa, fuimos viendo de a poco, secuencialmente cómo se iban reuniendo y cuajando ciertos acuerdos que hasta la madrugada pudieron prosperar de todos los sectores, transversalmente, para llegar a este acuerdo constitucional. Hubo un alivio, sí, una sensación de esperanza, sí, porque muchos creíamos que iba haber prácticamente un golpe de Estado o autogolpe o bien las fuerzas armadas iba a salir en un nuevo estado de sitio a dispararle a la gente. Ese era el momento que vivíamos al 15 de noviembre, que fue muy dramático. Yo lo viví así, con muchas situaciones de violencia y violaciones a los derechos humanos pero al menos se vio la luz de esperanza de este acuerdo que permitió iniciar este camino”.
Pero a pesar de que aquel acuerdo político fue el primer paso institucional para establecer el plebiscito, en su momento dicha negociación causó rechazo desde alguna parte de la ciudadanía, dado que tal como muchas otras acciones se selló a puertas cerradas, sin mayores consultas que las mismas opiniones de los lideres políticos. Incluso desde el Partido Comunista se restaron de aquella negociación y hasta el día de hoy no la respaldan.
4.- El plebiscito es un hecho
El 19 de diciembre de 2019, a dos meses del estallido social, el Senado despachó a ley la reforma constitucional que habilitaba el plebiscito entonces pactado para el 26 de abril del 2020.
El trámite de la norma no estuvo exento de polémicas, dado que la paridad, los escaños reservados y la participación de independientes no lograron avanzar en aquella instancia, y tuvieron que verse luego como normas adicionales que incluso hoy se debaten, como es la participación de los pueblos indígenas.
Aquellas discusiones iban adelantando un escenario que hoy ya es un hecho. Los buenos lazos del 15 de noviembre se fueron quedando en el camino y poco a poco las posturas diversas desde los partidos ante una nueva Constitución se fueron acrecentando.
Desde el Gobierno, el 23 de diciembre el presidente Sebastián Piñera promulgó la ley sobre el plebiscito, instancia en la que se realizó un acto oficial en La Moneda y donde el mandatario fue acompañado por diversas autoridades de los tres poderes del Estado.
“Aquí es de sublime importancia recuperar el valor de la unidad, del respeto, del diálogo, de los acuerdos y de la buena voluntad con que debemos relacionarnos entre nosotros y especialmente con los piensan distinto. De aquí la enorme importancia de condenar en forma clara, categórica y permanente, y sin ninguna ambigüedad, todo tipo de violencia, todo tipo de amenazas, porque eso sólo envenena el alma de nuestro país”, expresó entonces el presidente, en un discurso en el que destacó también la importancia de las Constituciones para los países y agradeció el acuerdo del 15 de noviembre.
5.- Nada sin nosotras
El miércoles 4 de marzo del 2020 se plasmó en la historia de este proceso constituyente como otra jornada inolvidable. Aquel día se selló la aprobación de la paridad para la Convención Constitucional, algo que las mujeres habían demandado desde que se conoció que se tendría un plebiscito.
La paridad, un proceso inédito en su tipo en otros procesos constitucionales, había tenido resistencia por una parte de Chile Vamos, por lo que aprobar no había sido un proceso fácil y, por el contrario, había sido largo y con amplias discusiones políticas.
“Fue un proceso bastante tortuoso y complicado, hoy día se ve bastante más simple pero no fue fácil, hubo que tener largas conversaciones, convencer a muchas personas de lo importante y lo lógico que era, además, que era de mucho sentido común que en una Convención Constituyente, dado que vamos a escribir nuestra nueva Constitución, las mujeres estuviéramos representadas paritariamente”, recordó con Radio Universidad de Chile la diputada RN Ximena Ossandón sobre aquel debate.
“Estoy segura que en el futuro los que votaron en contra se van a arrepentir y van a decir ‘en qué estaba pensando’, porque no tiene ninguna lógica ni nada, pero existieron muchas presiones y recuerdo que nos tuvimos que quedar un día hasta tarde, porque en esto fue una comisión mixta la que terminó al final decidiendo si la paridad iba o no iba. Algunos senadores, me acuerdo, que se habían comprometido con la paridad después se abstuvieron o votaron en contra, la verdad que no la pasamos bien”, añadió.
Junto a eso la diputada que también ha sido parte del comando RN por el Apruebo destacó que este proceso debe ser un primer paso para abrir una discusión más amplia, en que la paridad aplique a otros cargos públicos, un tema que también podría ser analizado en una nueva Constitución.
En tanto, la diputada del PC Karol Cariola comentó sobre aquella histórica jornada que a partir del acuerdo de noviembre “hubo muchos elementos que el movimiento social venía demandando que quedaron fuera, por eso en el Parlamento cuando llevamos adelante la tramitación de este proceso dijimos con mucha convicción que era necesario que se incorporara de manera igualitaria a las mujeres en el proceso constituyente, no es posible que siendo más del 50 por ciento de la población siguiéramos subrepresentadas en los espacios de definiciones políticas”.
A esto, la parlamentaria agregó que tener la convicción de que tras aquel día de marzo “la paridad llegó para quedarse, que nunca más una institución pública ve tener esta asimetría que existe entre hombres y mujeres desde el punto de vista de la representación política. Creo que fue un momento histórico muy importante en este proceso pero que todavía en este proceso hay algunos pendientes como la incorporación de los pueblos indígenas con escaños reservados”.
6.- Postergar o cancelar
Este 2020, ante la llegada de la pandemia de COVID-19 al país, en varios momentos se puso en duda por parte de actores políticos la realización del plebiscito constitucional.
El 24 de marzo, luego de debates entre la oposición y el oficialismo, se aprobó en la Cámara de Diputados el cambio de fecha del plebiscito, quedando establecido oficialmente para el 25 de octubre. La decisión no fue casual, se tomó ante la proyección de expertos sanitarios que indicaban que para fines de abril Chile enfrentaría el peak de coronavirus.
En aquella fecha, el diputado DC Matías Walker ya adelantaba que la discusión sobre el cambio de fecha y los reparos de algunos sectores se podían atribuir a una falta de compromiso con el proceso: “Digámoslo claramente ante el país, si lo que pasa es que no quieren plebiscito el 26 de abril pero tampoco quieren plebiscito el 25 de octubre. No quieren plebiscito nunca, no quieren cambiar la Constitución, esa es la verdad y están buscando excusas”, expresó.
Durante junio, además, ante la continuación del Estado de Catástrofe y la pandemia en el país, volvió a surgir la idea en el mundo político de postergar otra vez el plebiscito: “Si la pandemia obliga a postergar nuevamente el plebiscito, hay que darse cuenta de que tendrá lugar a un escenario con ocho elecciones. Lo razonable entonces no es elegir un doble Congreso sino darle al futuro Congreso facultades constituyentes”, expresaba el entonces senador RN, Andrés Allamand.
Sin embargo, aquella idea no prosperó dado que las proyecciones apuntaban a que en octubre la pandemia ya iría en baja y que además existía la posibilidad de que el país preparare con tiempo un plebiscito seguro, acción que finalmente se adoptó y terminó plasmada en una ley que estableció medidas sanitarias para esta votación.
7.- El regreso del pueblo
Desde la ciudadanía, si bien la pandemia impidió durante más de seis meses movilizaciones sociales, durante este octubre chilenos y chilenas volvieron a ratificar la idea de otro país sigue en pie y que, para ello, el plebiscito es fundamental.
Desde inicios de este mes las calles se volvieron a llenar de manifestaciones, con índices de violencia muchísimo menores a lo mostrado al inicio de la revuelta. Como punto culmine, el 18 de octubre nuevamente miles de personas se congregaron a la calle para conmemorar el primer aniversario del estallido social de forma familiar y pacífica.
Sin embargo, existieron también actos violentos en los que llamó ampliamente la atención la nula aparición de Carabineros, a pesar de que habían asegurado tener a 40 mil funcionarios listos para resguardar el orden público a lo largo y ancho del país.
“Hace un año el 18 de octubre fue para mi como un spin off de la película del Joker porque estaba saliendo del cine en Estación Central cuando empezó la violencia máxima. Carabineros disparó perdigones, hirieron a una niña, había sangre, lacrimógenas, fue muy caótico todo, muy violento y lleno de montajes, de mentiras, de escenarios muy preparados, pero no de parte del pueblo sino de parte de quienes lideran. Me pasó que este 18, un año después, fue muy similar, solo que ahora hay más rabia, más enojo, mucha incertidumbre. La gente ya está chata, nos tienen con un toque de queda infinito, entonces vi mucha violencia dentro de la marcha. También estoy consciente de que muchos estaban infiltrados porque es primera vez que veo tan poco paco”, expresó Joice Urquiza, quien participó de la manifestación.
A esto agregó que “fui a la marcha para querer demostrar mi empatía con lo que está pasando, pero creo que ya estamos tan cansados que no aguantamos nada, no justifico la violencia pero de pronto es la respuesta a toda la mala acción que ha tenido el Gobierno con nosotros”.
Así, de una u otra forma la gente ha vuelto a sumarse a las calles, ha vuelto a demostrar que, si bien el plebiscito es esencial, ya nada será como antes. El pueblo seguirá atento a que sus demandas se cumplan, a ser escuchados, a que los mismos de siempre no sigan comportándose igual. El pueblo seguirá luchando y resistiendo para que el proceso constituyente a una nueva Constitución sea el primer gran paso para un nuevo y mejor Chile.