Desde el próximo miércoles y hasta el 10 de enero estará en vigor un nuevo confinamiento estricto en toda Alemania, muy similar al ya aplicado durante la primavera boreal.
Se deberán limitar los contactos sociales a un máximo de cinco adultos de dos hogares distintos y tendrán que ser muy restringidos del 24 al 26 de diciembre, cuando los ciudadanos solo se podrán reunir con sus familiares más cercanos. Además, quienes deseen celebrar la Navidad tendrán que reducir al máximo sus contactos en los siete días previos a las reuniones familiares.
Todos los comercios cerrarán, excepto los imprescindibles ligados a salud y alimentación. Asimismo, quedará prohibida la venta de alcohol en la vía pública a partir del miércoles, después de que numerosos cafés y bares, cerrados desde principios de noviembre, habilitaran puestos callejeros para vender vino caliente, una tradición navideña muy arraigada en Alemania.
Después de seis semanas de cierre total de restaurantes, bares, teatros, cines, museos e instalaciones deportivas, Alemania ha constatado que estas restricciones son insuficientes, sobre todo de cara a las fiestas de fin de año, cuando las compras se intensifican.
“La situación sigue siendo muy grave (…) incluso se ha agravado desde la semana pasada”, había alertado el jueves Lothar Wieler, presidente del instituto de vigilancia sanitaria Robert Koch (RKI). Según él, la epidemia sigue progresando porque la población no ha reducido lo bastante sus contactos sociales.
El número de nuevas infecciones diarias rozó las 30.000 el viernes y el sábado, muy por encima del promedio diario de la primera ola, que Alemania controló mejor que muchos países europeos.
El domingo, las cifras disminuyeron, a 20.200 nuevas infecciones en 24 horas y 321 muertos, pero esto se debe, sobre todo, a que durante el fin de semana hay muchos casos que no se comunican.
El jefe del RKI consideró que la situación del país también se debe “al cansancio” de la población, después de casi diez meses de imposiciones inéditas.
En una encuesta publicada el jueves por la cadena ZDF, el 49% de los alemanes afirmaba estar a favor de nuevas disposiciones, a pesar de la cercanía de las vacaciones de fin de año, frente al 13% que se declaraba en contra.
Baviera es una de las regiones que no esperó a la reunión de crisis para tomar nuevas medidas: hay toques de queda en vigor desde esta semana en las localidades más afectadas.
En Sajonia, la provincia más afectada, ya se había decretado el cierre de comercios y colegios, que entrará en vigor el lunes. También habrá toques de queda locales entre las 22H00 y las 6H00.
En Baden-Württemberg, salir de casa solo está permitido por razones imperiosas, es decir para ir al trabajo, comprar comida o una cita médica.
Hasta ahora a los alemanes se les ha instado a “quedarse en casa” pero tenían libertad de movimiento y nunca se han visto sometidos a un confinamiento estricto como en España o Francia, por ejemplo.