En conversación con Antonella Estévez en ‘Cuestión de Gustos’, la artista visual, poeta, cineasta y activista chilena, Cecilia Vicuña, reflexionó acerca de su antología poética “Cruz del sur” y del periodo político y social que enfrenta el país.
“Es como milagroso encontrar la presencia que existe al interior de un poema. Yo leo mucha poesía antiquísima, siempre he tenido pasión por eso y siempre me ha impactado que dentro del poema no hay espacio ni tiempo“, comentó respecto de este reencuentro que ha surgido entre sus primeros trabajos, que están contenidos en la antología y su actualidad. En ese sentido agregó que “si el poema es verdadero tiene una animación interior tan poderosa que te transporta hacia esa realidad como un holograma”.
Respecto esa primera etapa en la cual descubrió su vocación de poeta, Cecilia Vicuña relató que “a los doce años yo ya sabía que era escritora, pero fue un día muy particular, en diciembre del año 66, cuando yo sentí que la poesía había empezado en mí, como una realidad que cae y se apodera de ti. Entonces, yo creo que eso es posible porque uno se deshace, hay algo que tu estás presenciando y eso arde, existe y yo creo y espero que eso aún es posible”.
Consultada acerca de cómo leer su poesía, Cecilia Vicuña respondió que “lo maravilloso de la poesía es que exige la total presencia, presencia viene del latín que dice, literalmente, estar en frente de la esencia, estar en frente del ser, entonces, estar en frente del ser nadie lo puede ni mandar, ni exigir, ni pedir, uno lo puede proponer, eso es lo que hace la poeta, una propone una forma de presencia, una forma de ser en el poema, entonces, la forma en que él o la lectora debe responder a eso es completamente abierta”.
Siguiendo esa línea, la escritora agregó que “lo único que se puede pedir es apertura, hay un dicho muy divertido que dice ‘el paragua funciona mejor abierto’ y se refiere a la mente, es decir, si tu estás abierta a la sorpresa, a la rabia, por último a la curiosidad, entonces es posible encontrarse esa presencia”.
Asimismo, se refirió a las diferencias que existen en la libertad de la poesía en contraposición al estructuralismo que se puede notar incluso en el cotidiano, “la lógica aristotélica es lineal y la poesía no es lineal y por eso el mundo está como está, porque se ha eliminado el hecho de que el cerebro humano no es lineal. Ni la percepción, ni las emociones, ni el sentimiento, ni la imaginación son lineales, entonces, vivimos en una cultura donde la academia y la educación educa y procura que todo el mundo actúe, piense y siga órdenes y eso es el objetivo que los niños desde chiquititos aprendan una lógica lineal, pero esa no es la única lógica”, recalcó.
Respecto de estos meses donde el mundo se ha visto enfrentado a un escenario de pandemia, la escritora reflexionó señalando que “mientras nosotros estamos confinados y encerrados, la extracción se ha acelerado de una manera brutal, entonces, la destrucción de los bosques, la destrucción de las mineras va a toda velocidad mientras nuestra consciencia va despacito, entonces, si de algo sirve este encierro que sea para reflexionar y para ver que el miedo que todos sentimos frente al hecho que nuestra realidad ha sido robada y la poesía no lineal se especializa en hacer aparecer las condiciones que han sido vueltas invisibles por un modo de pensar que no le sirve ni a la Tierra ni a las personas”.
Cecilia Vicuña también tuvo palabras para la conexión que ha establecido durante su vida y su obra con las influencias de los pueblos indígenas, su cosmovisión y su arte. Al respecto la poeta comentó que “yo crecí en La Florida, en el campo y mi mamá es indígena, pero como tantos indígenas sin saberlo, entonces ella cuando sale es una señora elegante etcetera, pero cuando llega a la casa y se empelota, se saca los zapatos, toca las cosas, come la fruta de una cierta manera, habla con las plantas, los animales conversan con ella, o sea, yo presencié eso desde que estaba en su útero, entonces, esa es la enseñanza profunda que yo llevo adentro“.
En esa línea agregó que “pero, si tu eras una chica de los sesenta, en los sesenta una de las cosas maravillosas que pasó es que apareció esta rebelión de los pensadores occidentales contra el pensamiento occidental y un interés profundo hacia la filosofía indígena y tradicionales del planeta, entonces una niña de los sesenta como yo empezó a leer poesía indígena cuando todavía era una liceana y por qué me podía gustar eso, porque yo había leído la poesía surrealista francesa, porque había leído a Huidobro, hubo una especie de reciprocidad entre la búsqueda de los poetas europeos y la reaparición de esas poesías indígenas olvidadas”.
Finalmente, respecto de su impresión acerca de los movimientos feministas en el mundo y en especial en Chile, Cecilia Vicuña señaló que “mi generación creo que era feminista desde el nacimiento, entonces, eso ya te dice que había pasado algo en la consciencia de las mujeres, incluso en los 40, entonces, mi poesía y mi arte fueron feministas desde el primer minuto, entonces, cuando llega el feminismo actual sucede algo que yo nunca he visto en mi larga vida y que es maravilloso y es que te encuentras con niñitas, que tienen ocho años y ya saben de qué se trata el movimiento feminista, nadie se los ha dicho, ellas ya nacen con el conocimiento y eso tu lo empezaste a ver con las ‘pinguinas’ que fueron las líderes de ese movimiento y lo mismo pasó con el estallido”.
En ese sentido añadió que “hay una nueva forma de feminismo y que es lo que yo había soñado, escrito, pintado, junto con otras miles de mujeres que estábamos soñando e imaginando, deseándolo y ahora es realizado por millones de mujeres jóvenes que saben que la liberación femenina es la liberación del planeta, ya no es liberación de las mujeres, eso ya no corre, no es buscar igualdad entre hombres y mujeres, es buscar la igualdad de todo lo que vive”