Este martes, en la primera edición de Radioanálisis, el ingeniero y académico de la Facultad de Ingeniería Industrial de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Franco Basso, evaluó los niveles de movilidad en la capital luego de cuatro semanas en cuarentena y a la luz de los últimos reportes de la pandemia.
Consultado por la información dada a conocer el lunes que señala que los casos activos siguen estando al alza, salvo en las comunas del sector oriente de Santiago, el experto explicó los factores que inciden en estos resultados.
“En el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería estamos, desde el inicio de la pandemia, haciendo monitoreo a nivel nacional de cómo se mueve la gente y las tasas de movilidad, información que obtenemos de Entel a través de datos anonimizados de las señales de los celulares. En un estudio que entregamos a fines de marzo se demostró que la adhesión a las actuales medidas restrictivas es de un 50% en relación al 2020, por lo tanto, las restricciones están teniendo un efecto mucho más limitado.
Específicamente dentro de la RM existe una relación de causalidad y una correlación entre el factor ingreso y la movilidad, así, la reducción de movilidad se concentra entre quienes tienen mayores ingresos porque es más fácil realizar tele trabajo y donde las personas pueden adquirir lo que necesitan con sus tarjetas de crédito y los productos llegan a sus casas. Eso nuevamente deja de manifiesto la inequidad territorial de Santiago”, señaló.
En materia de transporte público, las autoridades han informado respecto de la seguridad del mismo en cuanto a contagios, sin embargo, ante la evidencia geográfica de las comunas con mayores tasas de nuevos enfermos, el ingeniero señaló que desde la Universidad en la que ejerce como académico se le presentó al Ejecutivo un plan de transporte tendiente a evitar riesgos.
“Hemos encontrado una posición lamentable del Gobierno, esta es una estrategia política que comenzó a gestarse durante mediados del año pasado y que hemos escuchado a las autoridades desde la ministra de Transporte, al subsecretario de la cartera y el Presidente de Metro, e incluso el Intendente.
Sin embargo ello no se soporta en las cifras. En la experiencia internacional se ha demostrado en estudios que una sola persona con la mascarilla mal puesta en China fue capaz de contagiar a 19 personas en el metro. En noviembre de 2020, 250 expertos publicaron una carta dando cuenta de las tres principales medidas que tenían que tomarse para evitar una segunda ola y, una de ellas, era justamente evitar los hacinamientos relevantes en el transporte público”.
“Lamentablemente la autoridad tomó una posición que tiene varias cosas negativas como que no se tomen las medidas necesarias para poder tener transporte público seguro y que se transmite negativamente el riesgo, porque si se informa que no hay riesgos en el transporte público es más fácil que la gente no cumpla con las medidas de seguridad como tratar de mantener el distanciamiento físico, utilizar siempre y correctamente la mascarilla. Lo que ha hecho la autoridad de usar un par de artículos del primer mundo para extrapolarlo a la realidad nacional es muy negativo, porque lo que señalan esos estudios es que para que el transporte público no sea riesgoso deben darse cinco condiciones que en Chile no se cumplen”, agregó.
“En el transporte público es uno de los lugares donde todos los días se dan unas especies de fiestas clandestinas de 100 personas en 25 metros cuadrados. Eso es lo que se vio en el metro en las dos primeras semanas de marzo”, sentenció.
En cuanto a los dichos de la ministra de Transportes, Gloria Hutt, sobre posibles sanitizaciones en el tren subterráneo o el aumento en las frecuencias de los buses de superficie, Franco Basso manifestó que se pudo haber implementado otras medidas para reducir los márgenes de contagiosidad en el trasnporte público.
“Desde la PUCV venimos dando una serie de recomendaciones, pero hay dos grandes medidas que deben tomarse y que el Gobierno ha desechado:
El aumento real de la frecuencia: aproximadamente hay 6 mil buses circulando y hemos pedido que se aumenten, particularmente de aquellos que realizan el servicio clon del metro. Para estos efectos se pueden arrendar buses tipos pullman que pudieran ayudar a sacar gente del metro.
Lo segundo es planificar y escalonar el horario de ingreso a los trabajos, de modo que no todo el mundo se mueva en los mismos horarios. Es mucho más fácil tener una red de transporte que resista los cambios si es que las personas se mueven más espaciadamente y las horas puntas se extienden”.
“El 18 de febrero entregamos un documento formulado por distintas universidades como la PUCV, la U. de Chile, la PUC, la USACH y la Diego Portales, agrupados en el Instituto de Sistemas Complejos, en el que proponíamos un calendario de asignación de trabajadores por rubro y franjas horarias de inicio. Ello según nuestros análisis permitía una disminución de hasta el 40% del hacinamiento, pero si bien tuvimos buena recepción desde el ministerio de Economía, en el Ministerio de Transporte fue desechado a nivel de la secretaria de Estado.
“Es lamentable porque gran parte de los contactos que se dieron en marzo se explican por interacciones humanas que se realizaron durante la primera quincena que fue cuando se retomaron las actividades laborales y en los colegios”, concluyó Franco Basso.