Aung San Suu Kyi, de 75 años, reapareció este lunes por primera vez desde su arresto luego de casi cuatro meses de un estricto aislamiento impuesto por los militares.
En diligencia judicial celebrada el día de hoy en las horas de la mañana en la ciudad de Nay Pyi Taw, la Nobel de Paz compareció en persona ante la Corte Suprema con motivo de varias acusaciones que pesan en su contra, entre ellas importación ilegal de walkie-talkies, violación de reglas sanitarias, sedición y corrupción.
Si es declarada culpable, podría ser expulsada de la política e incluso condenada a varios años de prisión.
A esto se suma el reciente anuncio de la Junta golpista en el sentido de prohibir su partido, Liga Nacional para la Democracia (LND).
Pasadas las 9:AM la Nobel de Paz pudo entrevistarse con su defensa. Según declaró el abogado Min Soe a la revista Frontier Myanmar, Suu Kyi expresó que la Liga “continuará existiendo incluso si es disuelta”. A lo cual añadió que el partido “se formó para el pueblo, por lo que existirá mientras el pueblo exista”.
Los generales birmanos amenazan con disolver el partido, que ganó las elecciones parlamentarias de 2020 por amplia mayoría, alegando un fraude en la votación.
La comisión electoral, muy cercana al régimen, dijo que su investigación estaba casi terminada.
A pesar de ciertos signos de aparente normalización, el conflicto tiende a recrudecerse. A la crisis económica que vive ya el país se suma la activación de nuevos focos de resistencia armada en las zonas Shan y Kayah, sumadas a las zonas Kayin y Kachin.
De igual forma, los ataques con bomba contra las fuerzas de seguridad van en aumento en ciudades como Rangún o Mandalay. En respuesta, según fuentes consultadas en terreno, el gobierno ha recreado un nuevo grupo paramilitar, esta vez compuesto por civiles pro-militares y antiguos miembros del grupo extreminsta religioso Ma Ba Tha.