Al año, 12 millones de menores son víctimas de matrimonios forzados. Debido a la pandemia de Covid-19, se estima que esta cifra podría ahora superar los 20 millones. Este inquietante panorama lo ha estado vigilando la ONG Vision du Monde, que registró la duplicación de matrimonios infantiles entre marzo y diciembre de 2020 con respecto al año anterior, en países como Sudán del Sur, Bangladesh o Niger.
Casi todos los 25 países más afectados por esta práctica ya habían sido golpeados por conflictos o desastres climáticos. En República Centroafricana, el 60% de las niñas están casadas precozmente. “Especialmente en África del Oeste y en África central, 4 de cada 10 niñas se casaron antes de los 18 años. Esa situación va en contra de los derechos de la niñez”, apunta Nathalie Brichard, encargada de programas en esta asociación humanitaria.
La crisis sanitaria generó en cada país una grave crisis económica, en particular en economías con grandes proporciones de trabajo informal. “En contextos frágiles, las familias viven en el día a día y debido a las restricciones de movimiento y los confinamientos, se incrementó de la extrema pobreza. Un matrimonio significa una boca menos que alimentar”, detalla Brichard y agrega que para algunas familias los ingresos cayeron en un 60%.
El 90% de los niños se quedó sin escuela
Otro factor importante fue el cierre de escuelas. En algún punto de la pandemia, el 90% de los alumnos del mundo estuvo desescolarizado. “El acceso limitado a la educación refuerza las normas sociales y culturales. Frente a la pobreza, el matrimonio aparece como única esperanza de una vida mejor”, dice.
Pero si bien el fenómeno se agudiza en ciertos países, no quiere decir que no impacte a niñas en países desarrollados. En Francia, las autoridades afirman que actualmente 70.000 jóvenes corren el riesgo de ser forzadas a casarse, por ejemplo cuando viajan a sus países de origen durante las vacaciones.
Las ONGs preconizan herramientas para luchar contra los matrimonios precoces, pero estas no son fáciles de implementar. “Una de ellas consiste en trabajar con autoridades locales y sobre todo líderes religiosos, o hacer campañas para cambiar las leyes”, sugiere Vision du Monde, que también aboga por una mayor escolarización de los niños y niñas.