Luego de que el Senado retomara la discusión sobre el proyecto que modifica el Código de Aguas, el abogado y académico de la Universidad de Chile, Ezio Costa, conversó con el periodista Patricio López, en el programa Radioanálisis, para abordar el alcance de la iniciativa que ingresó al Congreso hace casi diez años y que podría ser promulgada a fines de 2021.
De esa manera, el experto advirtió que los proyectos que abordan temas ambientales tienen una tramitación mucho más extensa en el Parlamento, sobre todo porque tocan directamente los intereses de las industrias extractivas. “Existe una tensión hacia la conservación de las normas actuales, que favorecen a esas industrias extractivas, ya sea por las ideologías más conservadoras o por las presiones de los empresarios”, comentó el también director ejecutivo de la ONG FIMA.
“Es normal que estas discusiones duren muchísimo”, agregó e indicó que el proyecto ha tenido más de un cambio, lo que ha retrasado aún más el debate parlamentario. “Este fue un proyecto que fue patrocinado por la ex presidenta Bachelet que, en algún minuto, presentó una indicación sustitutiva, cambiando el proyecto, por así decirlo. Después, el Presidente Piñera volvió a cambiarlo con una indicación sustitutiva muy grande. Entonces, es evidente que hay muchos intereses en juego”, dijo.
En tanto, sostuvo que la gran agricultura es la que usa principalmente el agua y que es, precisamente, este sector el que tensiona las conversaciones a la hora de avanzar en la reforma, aunque descartó que el sector sea dañado a raíz de la promulgación de estos cambios: “En el minuto en que logremos recuperar el agua y logre ser, en todo su esplendor, un bien común como siempre ha sido en la historia occidental, probablemente todas esas industrias no vean dañados sus intereses. Es poco probable que el Estado de Chile, por ejemplo, caduque todos esos derechos de agua, porque están produciendo y generando empleo (…). El fantasma de la expropiación es el que ha operado en reformas ambientales como esta”, dijo.
Ezio Costa también indicó que la actual reforma posee una serie de puntos que deben ser analizados. “No cambia completamente la lógica de los derechos de agua, que es algo que uno podría querer. Además, no hace cambios institucionales como la creación de organismos de cuencas”, dijo el especialista.
Según explicó, es relevante que la reforma considere ámbitos como la protección del medio ambiente y las transformaciones de la institucionalidad en torno al agua. De acuerdo a ello, sostuvo que el actual proyecto es “deficiente” por varias razones. Primero, porque crea una burocracia mucho más grande de la que debería existir y, segundo, porque no apunta al derecho del agua desde una perspectiva de derechos humanos.
En esa línea, manifestó que deberían construirse organismos de cuencas capaces de gestionar el agua en cada cuenca. “Eso significa gestionar el ciclo hídrico y no solamente ver el agua como recurso. Eso quiere decir, proteger el ecosistema que produce el agua”, explicó, indicando que esa entidad debería estar integrada por los usuarios del agua y representantes de la misma cuenca, entre otros.
Asimismo, señaló que, en su opinión, “no es necesario expropiar los derechos de agua”, sino regular el uso de los recursos, aunque precisó que “los derechos no pueden ser eternos”.
El académico de la Universidad de Chile también afirmó que, pese a que este no es un proyecto ideal, es un primer paso respecto del reconocimiento del agua como un bien común. Sin embargo, afirmó que la nueva Constitución será fundamental para democratizar su acceso.
“Me imagino que la nueva Constitución y, espero que así sea, va a señalar que el agua es un bien común y que como bien común el Estado puede conceder parte de ella a través de derechos de aprovechamientos que tienen que ser temporales y con ciertas prioridades de uso. Me imagino que se va a consagrar como derecho humano y que se va a hacer algo respecto de las cuencas”, dijo.
Con la activación del debate en el Senado, ahora el proyecto podría ser abordado sin mayores retrasos, sobre todo, porque existe un apoyo transversal respecto de la iniciativa. No obstante, el panorama quedará mucho más claro cuando, el próximo martes, el Congreso vuelva a revisar la reforma.