Este martes se desarrolló la decimoquinta versión del Foro Hablemos Todus, instancia organizada por el Senado Universitario de la Universidad de Chile y nuestra emisora.
En esta ocasión, el evento se tituló Hacia una sociedad de derechos: la voz de la niñez en la nueva Constitución, y participaron la senadora universitaria y estudiante de Sociología de nuestra universidad, Antonia Atria, y la abogada y defensora de la Niñez, Patricia Muñoz. Moderó el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López.
Primeramente, Atria comentó la realidad actual respecto de la participación de niños, niñas y adolescentes (NNA), indicando que generalmente sus opiniones no son tomadas en cuenta porque la sociedad adultocéntrica en que vivimos tiende a menospreciar sus reflexiones.
“Hoy, la forma de pensar la política pública, las instituciones, está con una perspectiva muy adultocéntrica en el sentido de decir ‘nosotros los adultos vamos a pensar qué es lo mejor para los niños sin considerarlos a ellos’. ¿Por qué no los consideramos a ellos? Pareciera ser que es porque creemos que sus ideas no valen, que no tienen peso o que no son lo suficientemente serias”.
En ese sentido, la senadora universitaria se mostró atenta a lo que pueda atender la Convención Constitucional en cuanto a la participación de los NNA, pues resultaría primordial que el órgano encargado de redactar la venidera Carta Fundamental diera voz a este segmento de la población, generalmente, discriminado.
“Yo espero que la Comisión de Participación y la Comisión de Reglamento puedan llegar a una forma de participación para niños, niñas y adolescentes que les permita tener una voz, poder formarse una opinión respecto de la Constitución y sobre lo que debería incluir y sobre este tipo de formas empezar a ver a los niños, niñas y adolescentes como personas con opinión y con discernimiento”, sostuvo.
Al respecto también se refirió la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, quien se reunió con la Mesa Directiva de la Convención cuando era conformada solo por la presidenta Elisa Loncón y el vicepresidente Jaime Bassa, a quienes les planteó un modelo concreto quera que se recojan las opiniones de los NNA.
“Lo que nosotros hemos propuesto a la Convención es que considere y tome como base un modelo que nosotros aplicamos que es el modelo de la profesora (Laura) Lundy que aborda la participación desde las exigencias que se imponen y que no solo tiende a una sesión donde solo nos sacamos la foto con los niños que van y que creemos que con eso estamos cumpliendo”, subrayó.
“Este modelo aborda la posibilidad de que se generen instancias que, desde nuestra perspectiva, no debiesen ser desde el nivel central, debieran ser con una bajada territorial importante, con consideración priorizada para grupos especialmente vulnerables, donde la discriminación es mayor”, continuó la abogada.
En ese sentido, Muñoz apuntó a organizaciones juveniles que cumplen un rol importante en la sociedad: “hoy se encuentran espacios, están las dirigencias de los estudiantes, están los consejos consultivos que algunas instituciones tienen, prueba de ello está el que tiene la Defensoría de la Niñez: de 13 miembros tiene siete que son del grupo niños o jóvenes”.
“Yo creo que parte del prejuicio que hemos instalado en esta sociedad adultocéntrica es que los niños no se organizan, y la verdad es que tienen muchos mecanismos de participación que se han ido creando autónomamente”, comentó Muñoz.
La abogada también advirtió que por mucho que la Convención incluya estos petitorios, la exclusión de este segmento etario no terminará mientras no haya un cambio de paradigma cultural y social.
“No podemos demandar y esperar que sea la Convención la que, a través de una nueva Carta Fundamental, resuelva algo que, en definitiva, en términos de estructura involucra cambios de paradigma, desde cómo nos concebimos como sociedad y de cómo empezamos a entender que este grupo de la población -los niños y, particularmente, los jóvenes en razón de la autonomía progresiva- no merecen solo nuestro temor sino que, por el contrario, merecen que promovamos sus espacios de participación”.
Además, las reflexiones también giraron en torno a los conceptos de autonomía progresiva y el derecho de deber preferente de los padres. En concreto, Muñoz se refirió al temor de algunas familias en que la autonomía progresiva se convierta en libertinaje o que, simplemente, signifique la marginación de los apoderados en la educación de los NNA.
Ante esto, la Defensora de la Niñez hizo énfasis en educar para que no surjan este tipo de temores que no son para nada justificados.
“Lo que hay que hacer y explicar es que la autonomía progresiva no se construye individualmente ni en contra de las familias. Por el contrario, es algo que se concibe desde el derecho deber preferente de los padres a educar a sus hijos que lo que deben hacer es tener en cuenta su grado de desarrollo y de madurez para ir integrándoles la posibilidad de ir integrándose con otros ámbitos del desarrollo vital. No es autonomía progresiva o derecho deber de los padres, no es una de dos”.
“Poder erradicar caricaturas nos permita, indudablemente, avanzar”, indicó.
Avanzar en los temas de la niñez no se podrá concretar -advirtieron ambas panelistas del foro- si la Convención Constitucional no incorpora sus demandas a la venidera Carta Fundamental.
“Nada de esto será posible si la Convención no cumple una de las peticiones que le hemos formulado, que es el cómo conduce su proceso con información accesible a niños, niñas y adolescentes”, sostuvo Muñoz.
Además, la abogada puntualizó que “otro desafío que tenemos los adultos es que no los hagamos participar como los adultos participamos, porque no necesariamente nuestras formas de participación son aquellas que les acomodan”, finalizó.