En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el analista internacional y académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, se refirió a la crisis que se vive en Afganistán luego que las fuerzas talibanas se hicieran con el control total de ese país.
En diálogo con el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, Aranda afirmó que “lo que estamos viendo se trata de una historia en espiral, porque ya lo vimos en Saigón en 1975, hasta cierto punto, lo que antecedió la crisis de los rehenes en Irán y además de esta historia en espiral pienso que es el resultado de algo que comenzó mal, con una campaña a partir de octubre de 2001, donde hay que decir que gran parte de la comunidad internacional aprobó la intervención de Estados Unidos en Afganistán”.
El analista agregó que “junto con aquello, también se expresó la ausencia de vínculos con la sociedad, se habló de reconstruir un país, pero nunca se estableció una alianza certera con la sociedad o con un grupo determinado. Tal vez esa es la diferencia con los genghiskanidas del siglo XIII, que logran vínculos con algunos grupos sociales y a partir de eso sientan preminencia. Estados Unidos no hizo eso”.
Aranda señaló además que “las intervenciones siempre son un rasgo complejo, si tú a un mapa fragmentado le agregas un factor externo, en general terminas complicando la situación” y añade que “esto no solamente le ocurrió a Estados Unidos, Afganistán es un frontón en el que se han estrellado los ingleses, los soviéticos, en realidad le ha pasado a muchos estados en Afganistán en la medida que no han tejido algún tipo de relación, al menos con un sector prevaleciente de esa sociedad tribal y multiétnica”.
Respecto de las características de los talibanes, Gilberto Aranda explicó que “se trata de los así denominados “estudiantes” de las madrasas del norte de Pakistán, étnicamente son pastunes, que son el grupo étnico mayoritario en Afganistán, probablemente alrededor del 40% pero es una mayoría relativa” y agregó que “el dato crucial son estas escuelas madrasas, ultrarigoristas del norte de Pakistán y que, a mi juicio, tienen una interpretación distorsionada del Islam y me parecería injusto atribuir al islam lo que hicieron los talibanes entre 1996 y el 2001″.
En ese sentido, Aranda afirmó que “en un mapa fragmentado, multiétnico, los únicos que presentaron un proyecto nacional de identidad islámica fueron los talibanes en el siglo XX, efectivamente gobernaron gran parte de Afganistán entre 1996 y el 2001 y que fueron recibidos, no de forma feliz, pero lo entendieron como el único camino para estabilizar a un país que llevaba en guerra civil desde los años 70 y hoy puede que haya algo de eso. La sociedad está cansada y lo único que quiere es estabilidad y si el precio es volver a este régimen, al parecer hay gente que está dispuesta a aceptarlo”.
Sobre el rol que ha jugado Occidente en la crisis de Afganistán, Aranda sostuvo que “parte del diseño de la modernidad se llama Derechos Humanos, que nacieron en positivación con los derechos del hombre en la Revolución Francesa y que en el siglo XX fueron adoptados por una gran cantidad de estados naciones como su ideario, entonces, lo complejo de esto es que los Derechos Humanos, que tienen pretensiones universales, no encajen completamente en todo lugar“.
Finalmente, respecto de las modificaciones en el ámbito geopolítico luego del resurgir del Talibán, el académico de nuestra casa de estudios afirmó que “aparentemente el nuevo gobierno se ha estado preparando y tengo temores sobre si reeditarán la horrorosa experiencia en términos de discriminación y violencia contra la mujer, pero lo que sí tengo menos dudas de que han llegado previo a su toma del poder con una serie de acuerdos y negociaciones previas con el entorno”.
En esa línea, agregó que “eso significa que han tenido negociaciones con China, contactos al menos con Rusia, pero en especial con China que tiene intereses con la “Ruta de la Seda”, los minerales que han sido descubiertos en Afganistán como el oro, níquel, litio, etc. y, que de alguna manera no surja la llama del separatismo Uigur en el Sinkiang, establecido eso China puede tener una muy buena relación y le va a servir como paso de la “Ruta de la Seda“”, sentenció.