En la misma ciudad en la que falleció en 1829, tan lejos de su natal Chile, el abate Juan Ignacio Molina fue señalado como un “eslabón perdido” entre Bolonia y Chile, como una “brújula” para fortalecer las relaciones binacionales con Italia y como el “representante perfecto de esta reverencia compartida por la ciencia y el conocimiento en una dimensión internacional”. Y es que la figura del sacerdote que precedió a Darwin en sus ideas sobre la evolución se convirtió en un símbolo durante la realización del Foro Chile-Italia, que culminó este jueves en la Universidad de Bolonia.
“Una de las cosas de las que hablamos en este foro y con las que estamos muy comprometidos es la tarea de repensar la evolución, y un nombre muy importante en eso es el del abate Molina”, expuso el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, en la sesión de cierre del encuentro donde participaron también las universidades Católica y de Concepción de manera remota. “Originario de Talca, en Chile, vino después a Bolonia e hizo acá una carrera científica tremenda”, explicó.
Charles Darwin, de hecho, citó muchas veces el trabajo de Molina. El Rector, a su vez, citó a Darwin: “Hizo una comparación entre lo que le pasa a una familia que pierde su casa y lo que fue capaz de ver en Concepción, cuando un terremoto afectó a toda la población, la que con una tremenda energía y mucho entusiasmó reaccionó con un gran sentido de solidaridad para enfrentar ese terrible evento”, relató. “Realmente espero que, de la misma forma, el COVID-19 saque lo mejor de nosotros, de nuestro sentido de solidaridad y de hermandad, y que terminemos haciendo lo que las Universidades siempre hemos querido hacer: preocuparnos del otro”, cerró.
Y es que la organización del foro, en medio de la emergencia sanitaria, fue un desafío logístico que terminó por llegar a buen puerto. En la instancia se desarrollaron, de manera híbrida entre la presencialidad en Italia y la conexión remota desde diversas partes del mundo, cinco workshops que abordaron temáticas tan diversas como “Salud y alimentación”, “Relaciones humano-naturaleza”, “Diseño, artes y patrimonio”, “Humanidades y Ciencias Sociales” y “Astronomía y ciencia de datos”. En total participaron cerca de cien académicos de diversas unidades académicas de la Universidad.
La Universidad de Chile participó del foro con una delegación presencial que incluyó, además del Rector, a los vicerrectores de Investigación y Desarrollo, Flavio Salazar, y de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Sonia Pérez. Además asistió el director de Relaciones Internacionales, Eduardo Vera, y de Innovación, Carlos Saffie, además del presidente del Consejo de Evaluación y académico de la Facultad de Ciencia, Miguel Allende.
También habló del abate Molina el embajador de Italia en Chile, Mauro Battocchi, quien lo describió como un “ícono de la colaboración entre Chile e Italia”. “Este foro fue intenso y útil para el desarrollo de la colaboración científica y de la profundización de la relación entre Italia y Chile”, dijo, y destacó que “los esfuerzos que ahora están en curso para crear un centro de manufactura de vacunas en Chile —donde se elaborará la vacuna italiana para el COVID-19 realizada por ReiThera— también tiene que ver con la cooperación entre organizaciones chilenas e italianas, públicas y privadas”.
Este encuentro se realiza por segunda vez en colaboración con Italia, siguiendo un exitoso modelo que se ha replicado con países como Japón y Suecia. La próxima semana, entre los días 28 y 30 de septiembre, se llevará a cabo el Foro Chile-Francia siguiendo el mismo objetivo de potenciar el trabajo conjunto con instituciones de investigación y educación superior de otros países.
Los cinco ejes temáticos
“Tenemos que seguir trabajando juntos”, aseguró el líder de la primera mesa de trabajo y profesor del Departamento de Neurociencias de la U. de Chile, Christian González-Billault. En el workshop se abordaron ciencias biomédicas, el bienestar humano, la salud animal y vegetal y el propio estudio de la evolución. “También abordamos cómo debe ser asumida la salud global luego del COVID-19”, comentó.
En ese sentido, la vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Sonia Pérez, expuso sobre el impacto que la pandemia ha tenido en las universidades. “Ha quedado más claro que antes que lo que queremos lograr en la sociedad —el crecimiento, el desarrollo— tenemos que lograrlo también dentro, en nuestra comunidad, y que lo que queríamos investigar afuera —la desigualdad, los riesgos sociales—, los tenemos que investigar en nuestros propios procesos institucionales”, dijo.
En el segundo workshop se analizaron temas como energía, sustentabilidad, cambio climático, biodiversidad medioambiental y geodinámica. “Nos movimos desde el océano a las ciencias de la tierra, estudiando la volcanología y el problema de la disponibilidad de agua, para terminar abordando el concepto de ciudades más sostenibles”, resumió el director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) y docente de la U. de Chile, Diego Morata.
Entre los acuerdos a los que llegaron los participantes de la mesa se cuenta dar prioridad al monitoreo de los océanos como parámetro para medir el cambio climático, trabajar por mejorar la aceptación social de la energía geotérmica en la sociedad y fomentar estrategias para acelerar la transición energética hacia sistemas que no produzcan emisiones de carbono. “También la necesidad de reforzar la colaboración entre los centros de investigación de excelencia en Chile y sus equivalentes en Italia, y finalmente la necesidad de promover la economía circular para una sociedad más sostenible”, dijo.
En tanto, en la tercera mesa se abordaron las posibilidades de innovación en materiales —mediante impresión 3D, reciclando desperdicios, usando fuente abierta en el diseño— pero también el resguardo del patrimonio en los barrios populares, en la propia naturaleza y en la herencia que dejó la época de la colonización. La instancia fue liderada por el profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Sergio Donoso.
En el workshop de Humanidades y Ciencias Sociales se presentaron más de 20 proyectos, incluyendo el de la Escuela Experimental Pública que se construirá en Parque Carén. Además de educación, las iniciativas que se analizaron se enmarcaron en temáticas como la memoria, la herencia cultural, el género y la migración. A cargo de estas conversaciones estuvo la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Kemy Oyarzún.
Por último, la última mesa contó con la guía del profesor del Centro de Modelamiento Matemático, Francisco Förster, y abordó las posibilidades abiertas en dos áreas de gran desarrollo y potencial en ambos países, la astronomía y la ciencia de datos. “Aunque los italianos y los chilenos no hablamos exactamente el mismo lenguaje, nos entendemos, especialmente en el campo de la ciencia dura”, explicó el experto científico de la Embajada de Italia en Chile, Massimo Turatto, que también lideró el workshop. “Es muy fácil para nosotros entendernos, hablarnos y colaborar”.
Al finalizar la sesión de cierre, el prorrector Alejandro Jofré extendió una invitación a todos los participantes de los diferentes workshops a “usar la iniciativa de Parque Carén, que es un proyecto realmente transdisciplinario que involucra a la mayor parte de estas áreas”. “Ese espacio que está entre Santiago y el aeropuerto está disponible para desarrollar los proyectos que aquí se han descrito”, cerró.