“Dulce vecina de la verde selva. Huésped eterno del abril florido. Grande enemiga de la zarzamora: Violeta Parra. Jardinera, locera, costurera, bailarina del agua transparente, árbol lleno de pájaros cantores Violeta Parra. “Has recorrido toda la comarca desenterrando cántaros de greda y liberando pájaros cautivos entre las ramas”.
De esta manera, Nicanor Parra, el reconocido anti-poeta, describe a su hermana Violeta Parra, cantautora nacional y reconocida figura latinoamericana del arte y la cultura, cuya obra trasciende y dialoga permanentemente con los acontecimientos históricos y sociales de Chile.
Este 4 de octubre se conmemoraron los 104 años de su natalicio y en Tantaku, plataforma online gratuita que reúne la oferta cultural de los 178 años de la Universidad de Chile, invitaron a visitar algunos documentos de Violeta para recordar y celebrar su valioso legado.
“Arriba quemando el sol”, “Arauco tiene una pena” y “La carta” son algunas de las canciones reconocidas por ser consignas de demandas sociales. Consultado por la relación entre los temas de la obra de Violeta Parra y las demandas del estallido social ocurrido en octubre de 2019, Mauricio Valdebenito, profesor del Departamento de Música de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, sostiene que, sin duda, la obra de Violeta Parra está constantemente susurrando temas no resueltos en Chile.
Sin embargo, el académico sostiene que ese mismo poderoso legado es lo que no nos permite conocerla como un humano con luces y sombras: “Lo cantado por Violeta Parra siempre está diciendo algo y ese ‘decir’ me parece a mí que no resuelve el misterio de quién es ella realmente”, indica.
Por ejemplo, el académico desconfía sobre aquel relato biográfico en donde ella recorre el país recopilando música para conservarla y difundirla. “No creo mucho en ese relato. Mirando su biografía, sí, hay un cambio en ella a partir de 1952 o 1953. Es decir, le da un giro a lo que era su carrera artística, pero el modo en que ella se aproxima a esos otros saberes, a esa alteridad, no me parece que esté completamente resuelta”.
“Su biografía no está del todo acabada y lo que sabemos confunde un poco la verdadera densidad de su legado, cuya mayor fascinación -para mí- es esta relación entre los otros y el uno mismo que se vuelve problemática y hasta enfermiza en algunos sentidos”, añade.
¿Cuáles son las preguntas que nos deberíamos hacer para conocer a Violeta Parra?
“Una preguntas interesante sobre Violeta Parra puede ser cuál es el estatuto del folclore en su obra. A lo mejor, Violeta Parra no es una folclorista, sino que es una creadora que está utilizando materiales de la tradición, pero no en la perspectiva folclórica convencional”, indica Valdebenito.
“Todo su trabajo recopilatorio evidencia una creatividad impresionante. Ella recogió y plasmó la tradición folclórica que le habían entregado, sí, pero en otras ocasiones -me da la impresión- de que también está operando en la lógica del creador y crea y moldea en pos de su arte”.
Valdebenito añade un aspecto poco conocido de Violeta Parra: su aporte musical al cine documental en Chile. “Creó la música para el documental Trilla y el documental Mimbre de Sergio Bravo, en un momento clave de la historia del cine chileno”.
“Esta idea de la folclorista tendría que dialogar necesariamente con su rol como creadora, compositora de música para cine documental, que en el caso del documental Mimbre, en apenas diez minutos, se pone en juego una elaboración de la música con la imagen que es francamente alucinante”.
“Las canciones de Violeta Parra son consignas, son elementos movilizadores, momentos de síntesis muy luminosos, pero merecen ser atendidas y estudiadas en profundidad para exprimirlas todavía para no quedarnos solo con el estribillo”, finaliza el académico.