Nicaragua “rompe a partir de hoy las relaciones diplomáticas con Taiwán y deja de tener cualquier contacto o relación oficial”, aseguró el canciller nicaragüense, Denis Moncada, en una declaración oficial. “La República Popular China es el único Gobierno legítimo que representa a toda China y Taiwán es parte inalienable del territorio chino”, añadió.
Con esas palabras ha puesto fin Nicaragua a sus relaciones diplomáticas con Taipéi y ha abierto un nuevo capítulo con Pekín. Taiwán es una isla situada frente a China continental. Está gobernada de manera autónoma desde 1949, cuando los comunistas tomaron el control de Pekín.
El gobierno chino no reconoce su independencia y ejerce una gran presión diplomática para aislarla. Sin embargo, Taipéi tiene como gran aliado a Estados Unidos, que ha sacado los dientes en las últimas semanas ante las continuas amenazas militares chinas a la isla.
Nicaragua y Taiwán mantenían una fructífera cooperación en varios ámbitos en campos como la salud, agricultura, tecnología y proyectos sociales, principalmente de vivienda. Tienen intercambios comerciales por valor de 100 millones de dólares, según datos de medios afines al gobierno, con productos como café, mariscos, azúcar y carne de bovino. Varias empresas de maquila de origen taiwanés operan y generan empleo en el país desde finales de la década de 1990.
Pero a Managua le interesa más ahora el poderío diplomático y económico de China, en particular tras el endurecimiento de las sanciones estadounidenses por la cuestionada reelección de Daniel Ortega.
El canciller taiwanés expresó su “sincero dolor” por la ruptura unilateral de Nicaragua, tras la cual solo tienen a Honduras, Guatemala y Belice como aliados en Centroamérica, aunque la mandataria electa hondureña, Xiomara Castro, ya ha prometido acercarse a China.
Tras conocer la decisión de Nicaragua, el Departamento de Estado estadounidense pidió a “los países que valoran las instituciones democráticas” a que “amplíen su compromiso con Taiwán”.