El 26 de marzo de 1976, el Teatro Ictus estrenó una obra que, a través de su inteligencia y humor, aludía al Programa de Empleo Mínimo (PEM) que había sido levantado por el Ministerio del Interior de la dictadura con el objetivo de enfrentar los altos índices de cesantía de la época.
La pieza, Pedro, Juan y Diego, presentaba una historia revestida de absurdo. En ella tres obreros llegaban hasta un terreno periférico para levantar un muro, construcción que, posteriormente, sería destruida. Pero en ese terreno los hombres no estaban solos. Una mujer muda terminaba por cerrar aquel cuadro que era protagonizado por Nissim Sharim, Delfina Guzmán, Jaime Vadell, Cristián García Huidobro, Rubén Sotoconil y José Manuel Salcedo.
Entonces, dicho estreno fue un éxito y la crítica terminó por valorar la osadía del montaje, situándolo como uno de los textos más irreverentes del periodo. De igual manera, la obra sería destacada por la humanidad de sus personajes, la fuerza de su crítica, su capacidad de observación y la visibilización de una realidad que, en ese momento, era difícil de verbalizar frente a la censura del régimen.
Hoy, a 46 años de ese aplaudido estreno, la obra vuelve a la Sala La Comedia del Teatro Ictus bajo la dirección de Jesús Urqueta y un elenco conformado por Alejandro Goic, Francisca Gavilán, Roberto Poblete, Nicolás Zárate, Francisco Ossa y Giordano Rossi.
En esta ocasión, el montaje se presenta como un ejercicio de memoria. Por ello, el texto se apega a su versión original y no hay grandes cambios dentro de los diálogos, los que, vistos desde el presente, pueden resultar incómodos para la audiencia.
“Me encontré con muchas dificultades, sobre todo, con lo que tenía que ver con el uso del vocabulario, porque, finalmente, el Chile de esa época era un Chile machista, racista, homofóbico. Incluso, en las clases populares. Desde ese lugar nos vimos en la disyuntiva de qué hacer, cómo afrontarlo. Finalmente, tomamos la decisión de evidenciar el Chile que teníamos. Fue muy complejo traducirlo, porque realmente era otro país”, comentó Jesús Urqueta, director del montaje.
En esta oportunidad, la obra apuesta por un estilo minimalista y capaz de entrelazar pasado y presente. “En la obra es muy importante establecer que detrás hay una dictadura militar que es sanguinaria, pero eso no se dice, se insinúa. Ahí está el gran punto de inflexión con mi dirección, porque lo que hacemos es viajar hacia 1976 y enfrentarnos a esta obra tal cual. La obra no sucede hoy. Escuchamos el texto íntegro de 1976 con una estética contemporánea”, adelantó el director teatral.
“Lo que sí hacemos es, a partir de transiciones, pasar por relatos testimoniales de mujeres de la dictadura. Entonces, hay textos de Estela Ortiz, Ana González y un trabajo de voz en off de María Elena Duvauchelle. Hay todo un universo femenino del relato en dictadura y, desde ese lugar, hemos tratado de ir complejizando este asunto”, añadió Urqueta, quien indicó que la obra sigue completamente vigente.
“Hoy, la precarización laboral sigue existiendo y, a veces, es más profunda que en la misma dictadura. Antes se creaban estos planes de empleos mínimos, pero hoy no todos los trabajadores tienen contrato. También está el asunto de los trabajadores a honorarios, los trabajadores a contrata que después no tienen antigüedad y que trabajan para el Estado. Entonces, hay muchos tipos de abusos”, dijo el director.
Para el actor Nicolás Zárate, quien en la obra interpreta a Diego, un funcionario público desempleado que, pese a las circunstancias, intenta mantener las apariencias cargando siempre su maletín, la obra revela un ejercicio de resistencia frente a la dictadura y ante lo complejo que resulta hacer teatro en un contexto tan adverso como la pandemia.
De acuerdo a ello, manifestó que la obra apela a la dignidad y alude, de forma directa, a la precarización laboral que vivieron los artistas durante los meses más difíciles de la crisis sanitaria: “En la obra, no hay dignidad por el trabajo que uno hace. No hay dignidad en los sueldos, en el trato. No hay un espacio digno para desenvolverse. Eso era lo que pasaba en esa época y la pandemia nos dejó muy claro que eso también pasa hoy. También lo tomamos como artistas, cómo son tratados los artistas en este país, un país al que no le importa mucho el arte. Nuestro trabajo siempre ha sido considerado como menor, entonces, también ha habido algo muy personal”, dijo sobre este proyecto.
Respecto de la construcción de su personaje, Zárate comentó que el proceso se dio a partir de su propia experiencia y apuntó: “El personaje no pudo estar ajeno a mi historia. La pandemia fue devastadora para el mundo artístico y viví eso en carne propia hace muy poco tiempo”.
Para cerrar, el actor Nicolás Zárate indicó que Pedro, Juan y Diego es una obra “necesaria”, que no sólo visibiliza el trabajo de los autores nacionales, sino que también revela el poder del humor ante la violencia: “Este tipo de obras hacen ver el pasado para poder comprender el presente y es una obra muy entretenida también, pese a que habla de temas muy dolorosos. Eso es algo esencial del teatro más político. El humor salva y genera más conciencia crítica”, comentó.
La obra Pedro, Juan y Diego tendrá su estreno el próximo 6 de enero a las 20:00 horas en la Sala la Comedia del Teatro Ictus (Merced 349). Estará en cartelera durante todo enero con funciones los días jueves, viernes y sábados. Las entradas pueden ser adquiridas a través del sistema Ticketplus y en la Boletería de Teatro ICTUS.
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