En una declaración conjunta elaborada en el marco de una reunión en el palacio del Elíseo, los países europeos y Canadá, países que incorporan la alianza antiyihadistas en África del oeste liderada por Francia, oficializaron su retirada militar de Malí.
“Debido a las múltiples obstrucciones de las autoridades de transición malienses, Canadá y los Estados europeos que operan junto a la Operación Barkhane y en el marco de la Task Force Takuba consideran que ya no se dan las condiciones políticas, operativas y jurídicas para continuar de forma efectiva su actual compromiso militar en la lucha contra el terrorismo en Malí”, indica el comunicado.
La declaración, firmada por Francia, sus aliados europeos en la operación Barkhane, Canadá y sus socios africanos en el Sahel y en el golfo de Guinea, subraya la “voluntad” de seguir su lucha en la región, “en estrecha coordinación con los países vecinos” de Malí.
El anuncio se produce horas antes de una cumbre en Bruselas de líderes de la Unión Europea (UE) y la Unión Africana (UA) sobre una nueva relación con África, un continente rico en materias primas donde China, Rusia y Turquía se libran también a una batalla de influencia.
La retirada de Francia de su excolonia llega en un contexto de tensión con la junta militar que tomó el poder en Malí tras dos golpes de Estado, a la que acusan de retrasar la transición y de recurrir a los servicios de la compañía de mercenarios rusos Wagner.
Ante la progresión de las fuerzas yihadistas en el norte de Malí, en enero de 2013, Francia, presidida entonces por el socialista François Hollande, decidió lanzar la operación Serval, que permitió recuperar ciudades como Gao o Tombuctú.
A mediados de 2014, la nueva operación Barkhane extendió el campo de acción a los cinco países del Sahel: Malí, Mauritania, Chad, Níger y Burkina Faso.
Luego, en 2020, para reducir el contingente francés, se creó la fuerza especial europea Takuba.
Pero a pesar de las victorias tácticas, el Estado maliense y sus fuerzas armadas no lograron realmente retomar el terreno a los grupos yihadistas. Además, los soldados desplegados enfrentan un creciente sentimiento antifrancés en la región.
“La UE sigue comprometida con el Sahel y reajustará su posición militar en función de la situación en Malí. Nuestra determinación para luchar contra el terrorismo sigue intacta”, tuiteó el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell.
La UE tiene desplegada una misión de formación de las fuerzas armadas (EUTM) en Malí, en la que participa España. La ONU también está presente desde 2013 con la Minusma, a la que contribuyen más de medio centenar de países como El Salvador, México o Guatemala.
En total, unos 25.000 soldados se encuentran actualmente desplegados en el Sahel, entre ellos 4.300 franceses, según el Elíseo. Malí acoge a 15.000 de la Minusma, cuya continuidad está ahora comprometida ya que contaba con un amplio apoyo de Barkhane.
“Vacío de seguridad”
Malí era el corazón del dispositivo francés en la lucha contra los yihadistas vinculados a Al Qaeda y al grupo Estado Islámico (EI) en el Sahel. El actual presidente, el liberal Emmanuel Macron, ya había decidido iniciar en 2021 una disminución de sus efectivos.
Pero la tensión con la junta en Bamako, que a principios de año expulsó al embajador francés, obligó a París a retirarse y a acelerar la reorganización de su dispositivo en la región, incluso en los países del Golfo de Guinea (Benín, Togo, Ghana, Costa de Marfil).
Además de reforzar su presencia en el vecino Níger, que alberga ya una base aérea francesa y 800 militares, Francia y sus aliados también propusieron sus servicios al resto de países de África occidental para ayudarlos a frenar la propagación del yihadismo.
“La marcha de Barkhane y de Takuba crea un vacío. Nos veremos obligados a comprar armas, a una mayor profesionalización, pero ese es nuestro deber también”, aseguró a nuestro medio asociado RFI el presidente marfileño, Alassane Ouattara tras la oficialización del retiro militar francés en el vecino país Malí.
A menos de dos meses de las elecciones presidenciales, una retirada forzosa de Malí, donde 48 soldados franceses murieron (53 en el Sahel) en nueve años de operaciones, podría asestar un revés a Macron, que debe confirmar aún su candidatura.
Meses después de la caótica retirada de Estados Unidos de Afganistán, que le valió una oleada de críticas nacionales e internacionales al presidente Joe Biden, Macron ha intentado coordinar al máximo la retirada de Malí para presentarlo como una decisión conjunta.